Valladolid

Pergaminos, sellos y tintas: así transformó Alfonso X la documentación medieval

En una sala del edificio de Chancillería, 4 se muestra el funcionamiento de la cancillería alfonsí, el antes y el después de los documentos que otorgaban validez a las decisiones regias. Unos cambios plasmados en el diseño y conformación de los privilegios rodados, el documento más solemne que entonces emitía la administración castellana concediendo beneficios a vasallos e instituciones en reconocimiento a su lealtad a la Corona o en pago de favores. «Servían para reconocer la jurisdicción sobre un territorio o la recaudación de impuestos, y se otorgaba a monasterios y casas nobiliarias principalmente», aduce Javier Requejo, subdirector del Archivo de la Chancillería de Valladolid, recordando que la cancillería medieval es el germen que puso las bases de la administración pública hasta la época de los Reyes Católicos.

Si los privilegios rodados anteriores a El Sabio replicaban la estructura de las credenciales eclesiásticas emitidas por diócesis o la Santa Sede, mostrando además una gran heterogeneidad, en el período alfonsí las armas del reino y la cruz aparecen en el campo de la rueda, inscritas en dos círculos concéntricos. «Con Alfonso X se establece cómo deben ser este tipo de documentos, que pasan de estar escritos en latín al castellano», resume Javier Requejo.

En la exposición, concebida por el Archivo Histórico de la Nobleza de Toledo para el VIII centenario del nacimiento de Alfonso X y ahora enriquecida con fondos del archivo vallisoletano, se pueden ver varios pergaminos de privilegios rodados, entre ellos alguno de la primera mitad del siglo XIII confirmando otro anterior de concesión de rentas a monasterios o reconociendo, por ejemplo, el fuero de la villa de Lerma. Aunque en Chancillería se conservan documentos judiciales desde el siglo XV hasta finales del XX, en sus fondos figuran legajos y pergamino anteriores a su creación (hasta el siglo X), pues allí recalaron aportados como prueba por litigantes en épocas posteriores. Así se muestran privilegios como el otorgado por Alfonso VIII de Castilla a Alfonso Tello Pérez y su mujer sobre la villa de San Cebrián de Meneses (Palencia) o uno de Alfonso IX de León con la donación del monasterio de Santa María de Carbajal.

La simbología incluida en estos privilegios constituía una salvaguarda ante las falsificaciones y, en todos los casos, en la parte izquieda del legajo aparecen los nombres de cargos eclesiásticos que confirman su validez, en tanto que se reserva la de la derecha para los nobles. El crismón, la rueda la línea de cancillería y el sello pendiente de plomo son otros de los elementos utilizados para certificar documentos generados en el 'scriptorium' al servicio del rey.

Reproducciones facsimilares y pergaminos originales ejemplifican la variada tipología documental aportada en diferentes pleitos que fueron abordados por el Tribunal de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Otro capítulo se ocupa de las tintas y su elaboración a base de materiales como cochinilla, lapislázuli, gallarones de roble, vitriolo en polvo o raíz de rubia. Se pueden ver también varios cálamos de ave utilizados para la escritura en pergaminos y legajos, instrumentos que siguen apareciendo a día de hoy intercalados en la documentación de los pleitos que custodia y se sigue analizando en el Archivo de la Real Chancillería.