Si entonces se hubiera utilizado el término, se habría dicho que Fernando Arrabal era viral y que se habrían hecho 'memes' sobre su figura. El milenialismo no llegó, o no en los términos que él avanzó: como apocalipsis. Lo que sí llegó con el nuevo milenio fue la innovación, una característica intrínseca al agro que, actualmente, pasa por la implementación de sistemas y herramientas tecnológicas como algunas puestas de manifiesto en la Jornada de Innovación en el Campo organizada por El Norte de Castilla y patrocinada por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) y Caixabank.
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Silvia G. Rojo
Los intervinientes en la mesa redonda en la jornada coincidieron en considerar «fundamental y necesaria» la implementación de la tecnología, si bien Ana Martín, jefa del Área de Innovación y Optimización de Procesos de Itacyl, matizó que «no se puede aplicar directamente a cada producto, porque todos son diferentes». Para Martín, «trasladar la tecnología al ámbito empresarial es un proceso relativamente largo, que requiere de un acompañamiento de expertos» que aconsejen y respondan a las necesidades de cada profesional, más si cabe teniendo en cuenta que el sector «no está muy acompasado», como recordó David Nafría, jefe del Área de Desarrollo Tecnológico de Itacyl.
Si bien las soluciones tecnológicas son numerosas, y cada vez hay «más gente con tecnología muy puntera en sus explotaciones», también hay otra «que hace las cosas como hace 50 años», dados los distintos niveles de tamaño de empresa, de formación y de experiencia. No obstante, Nafría desmitificó aquello de que la innovación no es para las personas mayores contando un ejemplo vivido en primera persona en un curso, en el que un señor de 70 años le reconoció la pena que le daba jubilarse ahora que puede contar con aplicaciones diversas en su tractor, con imágenes satélite o con un regadío modernizado, soluciones que pueden ser caras, aunque no siempre sea así. Lo importante, como en tantos otros aspectos vitales, es la voluntad y la capacidad para aprender y saber rodearse.
Herramientas
Entre las múltiples soluciones que ofrece el mercado, Cerea GPS partió en 2015 de la premisa de intentar desarrollar una tecnología económica para el autoguiado de vehículos, como explicó su director general, César Domínguez. «Nuestra filosofía es de bajo coste; siempre hemos intentado ser los más baratos, aunque yendo de la mano de la calidad y de las soluciones específicas para cada caso. La tecnología en la agricultura a menudo se asocia a euros, pero hay que intentar democratizarla», expuso uno de los fundadores de Cerea GPS, que trabaja con unos estándares máximos de calidad al calibrar su sistema con un margen de error menor de un centímetro.
«La inversión no es una moda: se está sacando claramente partido. Si una cosechadora tiene autoguiado, quita estrés a los operarios y aprovecha más la jornada», prosiguió Domínguez, para quien la amortización en la tecnología se da «en pocos años» y quien cifró el ahorro gracias al autoguiado en un 5%. Tratando de despejar dudas, no obstante, añadió un dato: respecto a 2004, cuando ya se dedicaba a este sector, el precio de la tecnología se ha reducido a la mitad con un margen de error mucho menor que antes.
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Investigación y tecnología
La pandemia mundial de coronavirus ha traído la revolución a nuestras vidas, también en un sector en el que la tendencia debe seguir también el camino de la tecnología. No en vano, Alberto Pascual, director ejecutivo de Kerbest, pronunció unas palabras que hicieron asentir a sus compañeros y a buena parte del público. «La tecnología ofrece un horizonte tremendo y profundísimo al agro», aseveró, considerando «necesarias la digitalización y la automatización en el sector», con base en su propia experiencia. Kerbest cuenta actualmente con alrededor de 70 empleados, una parte de ellos, pertenecientes a un equipo multidisciplinar que trabaja en la evolución genética del ganado porcino a partir de la consideración de la importancia del conocimiento. Así, gracias a la investigación y a la tecnología, en la empresa abulense ha llegado al Alcance 3 de la huella de carbono, un hito importante en la reducción de la huella climática del animal, está optimizando parte de los procesos de uso del agua e introduciendo en su granja el aprovechamiento de los purines como biogás, avanzando en las intenciones de implementar la economía circular en sus procesos.
Radicada también en nuestra comunidad se encuentra Naturae, cuyo director general, Juan Manuel Sanz, avanzó que en 2023 se pondrá en marcha el proyecto para construir en Valladolid una nueva fábrica de la empresa especializada en 'good food' (alimentación buena). Al igual que Cerea GPS y Kerbest, Naturae ha emprendido proyectos de la mano de Itacyl con el fin de dar soluciones a aquellas personas preocupadas por alimentarse con fruta fresca y natural, sin aditivos químicos, y sin tratamientos térmicos.
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En su caso, la investigación ha permitido multiplicar por diez la vida de los alimentos, merced a su tratamiento tecnológico, lo que les ha llevado a poder comercializar sus productos en 18 países y en 11.000 puntos de venta. «Para nosotros, el márketing no está en disponer de millones para invertir en ello, sino en la diferenciación a través de productos distintos», afirmó Sanz, cuya empresa se encuentra a la cabeza de los productores de zumos saludables a base de aloe vera en España y en Europa.
Nuevos clientes
Esta producción de alimentos 100% naturales y azúcares responde, en opinión de Juan Manuel Sanz, «a una lectura de las tendencias y a saber qué nos está trasladando el consumidor», cada vez más preocupado por consumir alimentos que tengan un efecto beneficioso para su salud, hasta el punto de que un 51,8% de los españoles muestra una mayor tendencia hacia este consumo. La tecnología y las empresas deben adaptarse de un modo que Naturae ya busca, con el fin de esquivar las reacciones adversas que pueden provocar determinados conservantes, según indica el consenso del mundo científico y tras percibir cambios en el tipo de familia.
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Del estudio de la sociedad ha extraído que cada vez con menos integrantes, con menos tiempo y con mayor querencia a un consumo en pequeñas cantidades, ha desarrollado ese proyecto por el cual ha presentado en el mercado fruta fresca tratada con tecnología avanzada que ha aumentado ostensiblemente la vida 'útil' de los alimentos, ampliándola a unos 45 días. Merced a este proyecto, en el año 2020 Naturae recibió el premio internacional Quality Innovation Award, siendo la primera empresa nacional del sector que lo recibe.
A pesar de esta nueva corriente, mediante la cual el consumidor sí muestra una preocupación por lo que está comiendo, para Ana Martín, jefa del Área de Innovación y Optimización de Procesos de Itacyl, no siempre los consumidores «hemos tenido la misma percepción respecto de la tecnología en el ámbito agroalimentario». Si bien cada vez es mayor la preocupación por la trazabilidad, «cuando nos hablan de otros aspectos, como por ejemplo el procesado, solemos ser reticentes», algo que achaca «a la falta de información», frente a otros mercados donde existe una mayor demanda de estos alimentos. Ante esas posibles reticencias, Martín considera que «la gente tiene que saber que una tecnología no se aprueba si no es 100% segura, y que nunca ha sido más segura que ahora», después de que la covid haya acelerado su implementación en cuestiones como la comentada trazabilidad, en la seguridad alimentaria o en los nuevos alimentos funcionales. En todo caso, cada alimento requerirá un tratamiento tecnológico específico, a tenor de sus propias condiciones, pues «no es lo mismo un curado, que es muy estable, que una fruta o una verdura, que se deterioran más rápido».
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Lo mismo sucede, en definitiva, con cualquier tipo de producto: la solución no es (o no debe ser) la misma para dos agentes distintos. La innovación, sin embargo, cada día queda más claro que debe estar, como pusieron de manifiesto los profesionales del Instituto Tecnológico Agrario y aquellos que les acompañaron en la mesa redonda de la Jornada de Innovación en el Campo.
La futura obligatoriedad de presentar el cuaderno de explotación de manera digital supone un cambio radical respecto de la manera de proceder del sector agrario, que verá impuesta la implementación de la tecnología en este sentido. El profesional del campo, sin embargo, podrá contar en este sendero con una ayuda, la del programa Sativum, desarrollado por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León. David Nafría, jefe del área de desarrollo tecnológico de Itacyl, recordó durante su intervención en la Jornada de Innovación en el Campo que este sistema no es, ex profeso, una herramienta para dicho control, si bien, a su modo de ver «el cuaderno está implícito en el objetivo de intentar tener información básica y comunicación», dado que parte de la conexión entre las diferentes máquinas y hace llegar al agricultor datos suficientes como para conocer en tiempo real el estado de sus cultivos con base en información climatológica, de posibles plagas o imágenes satélite. «No tenemos una visión administrativa de la realidad, pero el objetivo es hacer de puente para que lleguen los datos de las máquinas y el agricultor tenga la información para poder volcarla», resumió Nafría
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