Castilla y León

La tosferina sigue ahí, una investigación detecta casos no declarados y aconseja repensar la vacunación

La tosferina es una de las enfermedad cuya mención invita a viajar en el tiempo, a épocas pasadas y de más apuros, pero sigue ahí. En situación «reemergente», según se deduce de una investigación que aborda los diagnósticos al alza entre octubre de 2023 y marzo de 2024, que concluye que se produce una infradeclaración de casos de una enfermedad que es de reporte obligatorio, situación que se concentra los pacientes adultos, y que la inmunidad de la vacuna disminuye con el paso del tiempo, por lo que sería aconsejable reforzar la cobertura con dosis de refuerzo en la edad adulta y grupos de riesgo.

Causada por la bacteria Bordetella Pertussis, la tosferina afecta al sistema respiratorio y es bastante contagiosa. El estudio lo han desarrollado Ana María Haro Pérez, Nieves, Gutiérrez Zufiaurre, Mar Jiménez Rodríguez y Saray Martín Monteagudo, cuatro profesionales de los servicios de Medicina Preventiva y Microbiología del Hospital de Salamanca e integrantes del Grupo de Investigación en Vacunas del IBSAL (Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca). El estudio surge al detectar un aumento de casos de tosferina que llegan a urgencias y hospitalización. «Nos llama la atención y nos ponemos en contacto con Microbiología, porque podíamos ver lo que está oficialmente declarado, pero no lo que no se declara, para ver si pueden hacer una búsqueda más amplia en el tiempo, se rastrea lo anterior y se comprueba ese aumento», explica Ana María Haro, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del hospital salmantino.

Abarcaron los casos notificado y diagnosticados mediante PCR entre enero de 2018 y marzo de 2014, en una investigación centrada en Salamanca, pero extrapolable a cualquier provincia de Castilla y León, incluso al mapa estatal y el resultado de ese estudio se plasma en un artículo científico que lleva por título 'La tosferina como enfermedad reemergente'. «La evolución epidemiológica de la tosferina muestra un incremento significativo de casos de finales de 2023 a marzo de 2024, incluido personas en edad adulta, a pesas de observarse una infradeclaración, por lo que se debe fomentar la notificación», concluyen las investigadoras. El Informe Epidemiológico sobre la Tosferina en España de 2023 recoge 2.560 casos en el conjunto del país, de los que 115 corresponden a Castilla y León, que sumó otros 54 casos en los primeros tres meses de 2024. En un escenario de infranotificación.

La notificación correcta es crucial para conocer la realidad y tomar medidas. El cuadro clínico que la tosferina provoca en adultos es similar al que producen otras enfermedades respiratorias, no es el típico que hay en niños y lactantes (tos recurrente, incluso con espasmos, y silbido agudo). Es probable que haya más casos que no se detectan. Pero aunque sean casos menos graves, sí que son transmisores de la enfermedad y pueden contagiar. Una de las conclusiones de la investigación pone el acento en los profesionales. «Que sepan que sigue existiendo y que es una infección que hay que tener en cuenta y descartar, porque es inmunoprevenible», apunta Nieves Gutiérrez, especialista en Microbiología y responsable de la sección de infección respiratoria en el Hospital de Salamanca.

La detección de este patógeno se efectúa mediante una prueba PCR que solamente se hace en las consultas de pediatría a niños pequeños con sospecha de tosferina y en el ámbito adulto a enfermos inmunodeprimidos y oncológicos o adultos con sospecha. Esta última situación es menos habitual, de ahí la infranotificación.

Las investigadoras defienden una doble concienciación: a los médicos de que deben extremar el cuidado en la notificación y a los adultos, de que también pueden enfermar de tosferina y contagiarla. Esa adecuada notificación de casos permitirá conocer la situación real y valorar si hay que tomar medidas en cuanto a la vacunación, con nuevas pautas. «Puede ser importante reforzar la vacunación en determinados grupos de riesgo», indica la doctora Haro.

Los lactantes reciben dosis de vacuna frente a la tosferina, junto con difteria y tétanos, a los dos y a los cuatro meses. Hasta entonces, solamente estarán protegidos si se ha vacunado la madre durante el embarazo, una práctica que se implantó en 2015 y cortó de raíz los diagnósticos en bebés, que suelen cursar con más complicaciones. A partir a ahí, de la dosis de recuerdo que reciben los adolescentes a los 14 años y los adultos a los 65 se cae la tosferina. Se podría valorar volver a la opción triple, dado que el informe nacional define que hay una «evanescencia de la inmunidad» con el paso del tiempo, que se constata a partir de los 10 años.

La investigación refleja también un cambio de estacionalidad en la tosferina, después de una pandemia en la que fue una enfermedad, como muchas respiratorias, casi desaparecida por el uso de la mascarilla y la restricción de contactos sociales. Lo normal eran los diagnósticos en primavera y principio de verano. La última onda de tosferina, de octubre de 2023 a marzo de 2024, emigró a los meses fríos. Eso hace que coincida con otros virus respiratorios. «¿Se va a mantener así para siguientes años? Es algo que no sabemos. Es verdad que al coincidir con otros virus o bacterias que causan infecciones respiratorias puede ser un problema para el sistema sanitario, a nivel de Atención Primaria, de Urgencias, incluso de hospitalización, si se acumulan todos en una época», subrayan las investigadoras.

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