Un padre con su niño en un día de calor en la plaza Zorrilla. Rodrigo Jiménez
Castilla y León

Las temperaturas extremas causaron 715 muertes el año pasado y 153 desde enero

Los fallecimientos atribuibles al calor se adelantan un mes desde 2018 y el año pasado batieron récord en toda España

Ana Santiago

Valladolid

Jueves, 25 de mayo 2023, 14:49

El pasado verano fue el más cálido desde el comienzo de la serie registrada por la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) en 1961, que hasta entonces había sido el de 2003. En la etapa estival, con estimaciones del Instituto de Salud Carlos III de Salud ... ya consolidadas, se identificaron 22.135 excesos de defunciones por todas las causas en España –1.879 en Castilla y León–, una cifra muy superior a la de los años anteriores. El 85% de los excesos por todas las causas y también los atribuibles al exceso de temperatura se producen principalmente en los mayores de 75 años y las cifras tienen aumentos importantes desde los 65.

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Y la contribución de la temperatura al exceso de mortalidad global en todo el verano de 2022 fue, según el sistema de monitorización del Carlos II (MoMo), algo superior a un 20%, y en agosto casi al 30%, coincidiendo con las olas de calor publicadas por la agencia de información meteorológica. Julio fue el peor mes en cuanto a excesos de temperatura prolongados. Sin embargo, el Instituto de Salud Carlos III, sin restar importancia al peso del calor sobre la salud, incluso hasta desencadenar en muerte, valora que hay otros factores unidos a las altas temperaturas que han podido contribuir de forma especial a que las olas de calor recientes sumen más problemas de salud y fallecimientos que en otras épocas. Insiste en ello y en la necesidad de profundizar en esta investigaciones.

Así, valora la vulnerabilidad social y las dificultades de acceso a la atención sanitaria, que se han incrementado de forma más que importante a partir de la pandemia. Las dificultades para ser atendido por el centro de salud e, incluso, hospital, inciden en un peor desenlace. Y ello defendiendo la contribución del exceso de temperatura como un factor muy relevante en algunas semanas de intenso calor generalizado.

Según datos del Carlos III, el verano pasado fueron 579 los castellanos y leoneses que pudieron morir como consecuencia de las altas temperaturas –solo en julio fueron 341–. No se trata de fallecimientos directos, aunque pueden producirse, sino de complicaciones de patologías previas o de personas especialmente delicadas como los ancianos y enfermos.

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El cuerpo humano posee mecanismos para conseguir compensar la temperatura corporal cuando es excesiva; pero frente a las insolaciones o las quemaduras y el fuerte calor, tiene escasos mecanismos de defensa. La temperatura ideal para que las funciones vitales se desarrollen correctamente están, generalmente, entre los 36ºC y los 37ºC, aunque puede variar dependiendo de la salud y de la personas. Cuando se habita en climas cálidos y húmedos termina por adaptarse. Cuando las temperaturas exteriores son más altas que las del cuerpo, este no libera bien el calor y si hay mucha humedad, el sudor no enfría la piel, según indican especialistas.

Al tratarse de un sistema inespecífico, las estimaciones MoMo no se pueden atribuir a una causa concreta, sino a muchos factores contribuyentes, como a la mortalidad directa o indirecta de la pandemia, en la que factores como el aislamiento social, la dificultad de acceso a la atención médica, los cambios en la estructura social o las modificaciones en la actividad del sistema sanitario, entre otros, pueden estar contribuyendo a los excesos de mortalidad, según revela el Carlos III.

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Lo que sí coincide con el comportamiento de la climatología es que la mortalidad atribuida a los excesos de temperatura se adelant. Aunque el periodo que se analiza en este sentido abarca desde junio hasta septiembre, ambos incluidos, desde 2018 se ha adelantado y cada vez hay menos casos en dicho último mes y más, en cambio, en junio. Mientras antes agosto era el mes con más registros luctuosos, en los últimos años, salvo en 2020 en la región, suele ser julio.

El Instituto Carlos III valora como agravantes la vulnerabilidad social y las dificultades de acceso a la atención sanitaria

Este año, atribuibles a la temperatura hay 153 defunciones, lógicamente debidas al frío, dado que se han producido en los tres primeros meses del año. En 2020 hubo 189; en 2021, 386 y el año pasado 715. Tanto por frío como por calor.

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El Instituto de Salud Carlos III, del Ministerio de Sanidad califica actualmente el nivel de riesgo en este sentido como muy leve. Esto supone una previsión de exceso de defunciones por calor de más del 10%, pero de menos del 40%. Este es considerado un nivel bajo del llamado índice Kairós, una especie de semáforo que analiza la probabilidad en tres grados posibles de alerta. El segundo, el amarillo, se sitúa entre el 40% y el 60% de muertes a mayores. y por encima de este último porcentaje se alcanza el rojo, el máximo. Analiza el día en curso y las cinco siguientes jornadas, por ámbito poblacional, sexo y grupo de edad. Este sistema también permite ver la evolución de los últimos años y ese adelanto en la necesidad de aplicar los planes y programas frente al calor.

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