Siro se asoma a la liquidación tras el 'no' de la plantilla de Toro a su plan

Con una gran mayoría de 204 'noes' frente a 65 votos afirmativos y cuatro en blanco, la fábrica toresana muestra su rechazo a un plan de ajuste que contempla, en el caso particular de dicha planta, una rebaja salarial del 2%, además de la creación de una nueva escala salarial para las futuras contrataciones. Según explican fuentes sindicales, la empresa argumenta que no puede competir con el resto de productores del sector cuando tiene unos costes salariales por trabajador de 30.000 euros al año, frente a una media de 18.000.

Fruto de las sucesivas incorporaciones de plantas al Grupo Siro, que Juan Manuel González Serna construyó comprando fábricas a varias multinacionales, cada centro de producción tiene diferentes condiciones salariales. Según la empresa, la planta de Venta de Baños 1 que va a cerrar en un plazo de 24 meses tiene «un coste salarial un 29% superior a la media del resto», algo que los trabajadores niegan.

La empresa ha ofrecido recolocar en Venta de Baños a 40 personas de las 197 que hay en la actualidad. Además, hay otras 30 personas en oficinas que tienen complicado el traslado, según el comité. El resto deberán elegir entre irse a trabajar a doscientos kilómetros (Toro o Aguilar) con en torno al 20% menos de salario o abandonar la empresa con las condiciones acordadas con el comité en la reunión en el Serla el 10 de marzo, es decir una indemnización de 33 días por año con un máximo de 20 mensualidades.

Esta es la primera fábrica que Serna compró en 1991, a Danone, mientras que entre las últimas se encuentra la que adquirió en 2002 en Aguilar de Campoo, la antigua Fontaneda, a United Biscuits. Entre medias, compró a Industrias Castellanas de Alimentación la fábrica fundada por el empresario zamorano José Reglero en Toro. Hace poco más de dos años, Cerealto Siro vendió a una filial del Grupo Bimbo su fábrica de Medina del Campo y a Morato la planta de Briviesca (Burgos), así como las instalaciones que tenía en Jaén.

El plan de competitividad que pretende aplicar la compañía como condición impuesta por el fondo norteamericano Davidson Kempner y el turco Afendis para inyectar 180 millones de euros y asumir el 75% del accionariado del grupo, que sí fue respaldado por los trabajadores de la fábrica de Aguilar de Campoo, aparecía como la última oportunidad para reflotar la compañía.

La llegada de los inversores cuenta con el visto bueno de los bancos acreedores del grupo, que según se ha publicado asumirían una quita en su deuda de entre el 70% y el 80% de los cerca de 300 millones que arrastra la empresa. También Mercadona, principal cliente del grupo con más del 60% de la producción, ha dado su aprobación.

En caso de no poder cerrar la entrada de los fondos, Cerealto Siro afronta un riesgo cierto de entrada en un concurso de acreedores que, según las fuentes consultadas, incluye la posibilidad de desembocar en una rápida liquidación de la empresa. Sin la tesorería necesaria para asumir los pagos a los proveedores, Siro tendría muy complicado cumplir los compromisos con sus clientes. Sería el peor de los desenlaces posibles.

Las medidas planteadas inicialmente en el plan de viabilidad afectan a más de 1.200 trabajadores distribuidos en las cuatro factorías de Siro en Castilla y León. Sumando eventuales e indefinidos, la firma cuenta con 400 trabajadores en la planta de Toro (Zamora), con unos 330 en la palentina de Aguilar de Campoo y alrededor de 700 en las dos factorías de Venta de Baños.