Secciones
Servicios
Destacamos
Vuelve un lustro después Francisco Sardón a ocupar la presidencia del Comité Autonómico de Entidades de Representantes de Personas con Discapacidad de Castilla y León (CERMI). Cargo que ostentará durante tres años y, como máximo de forma continuada, podrá ser reelegido después por otros tres.
Sardón, presidente de la federación Impulsa Igualdad de la comunidad, se convierte así en la voz de 250.000 personas con discapacidad que reúnen las muchas organizaciones del sector de la discapacidad.
Francisco Sardón (Valladolid, 1969) es conocedor, desde diferentes organizaciones como Aspaym o Predif, además del propio CERMI, de los retos y la historia del sector. Así analiza que «se ha avanzado muchísimo en los últimos 25 o 30 años. Hay que tomar perspectiva y situarse en los años 90. Entonces, las personas con discapacidad vivían, desde luego, de otra manera. La accesibilidad, las barreras arquitectónicas, formaban parte protagonista de los grandes problemas. Era difícil el transporte público, no existía la Ley de Dependencia, no había la de garantía de los derechos. Había ayudas sí;pero no podíamos exigir los apoyos necesarios para desarrollar nuestra vida. Era un sistema de gracia, caritativo incluso. El Gobierno facilitaba ayudas y organizaba un sistema de atención en el que las personas con discapacidad no participaban. Podían tener las mejores intenciones, incluso acertar con algunas cosas, pero no recogían las necesidades acuciantes del sector porque no se le escuchaba. No podíamos elegir dónde vivías ni cómo. Si te faltaba el apoyo familiar, no había más salida que la residencia, con un modelo de vida único e impuesto que no contaba con tus gustos ni necesidades. Estabas abocado a un centro residencial cuando no había familia para atenderte. Era lo normal», destaca Sardón.
«La persona en silla de ruedas, o con otra discapacidad sensorial o intelectual no salía de casa, solo lo imprescindible, no estaba en la sociedad y para la gente eran también seres para dar pena y ayudas, no para producir y participar. No para aportar. Si querías trabajar era casi exótico, desde luego anecdótico, y muy difícil encontrar empleo y más fuera del propio sector. Ahora se ha avanzado mucho en esto: Existe en el ideario de las propias personas con discapacidad el querer aportar, ganarse la vida. Se acabó por supuesto lo de estar encerrados en los manicomios para las personas con problemas de salud mental. Y ni qué decir que no se podía ni pensar en viajar. 'Lo queréis todo' me decían más de una vez», añade.
Recalca Sardón que la propia Constitución ha dado ahora un paso importante. «Es un verdadero hito. Solamente tres veces en la historia ha ocurrido algo así:Para entrar en la UE, para cambiar el techo de gasto en el presupuesto y para la nueva redacción del artículo 49 que reconoce que las personas con discapacidad ejercen los derechos previstos en el Título I en condiciones de libertad e igualdad reales y efectivas». Cuyo acto de entrega alCERMI se celebró la pasada semana en las Cortes.
«En estos años hemos sido impulsores de nuestro propio cambio. No nos conformamos con ser atendidos sino que queremos ser escuchados y no de forma caritativa sino como un derecho. Son necesarias líneas políticas activas y apoyos. Queremos trabajar. Hay cuatro millones de personas en España, 300.000 en Castilla y León, con alguna discapacidad y el sistema democrático debe favorecer la integración. Desde un punto de vista social y económico. Además, ahora vivimos más y con mejor salud. Tenemos un proyecto de vida y el sistema debe garantizar el poder desarrollarlo y no por estándares sino con la consideración de la singularidad de cada persona. Las necesidades son distintas ya no solo entre quien padece autismo, síndrome de Down o lesión medular... te meten en un cajón y ya todo es igual. No, hablamos de individualismo. Así que el sistema educativo, el laboral, la sanidad... deben evolucionar para acompañar a la persona con discapacidad no para decirle cómo tiene que vivir y qué debe hacer».
Noticia relacionada
Ana Santiago
Así que «lo que ahora toca, el nuevo impulso para esta etapa que se abre es el de la emancipación, normalización y poder tomar decisiones personales. En primer lugar escucharnos, nadie mejor que nosotros para diagnosticar nuestras necesidades en cada momento de la vida, porque además son cambiantes. Por ello, el sistema debe de ser flexible, adaptarse y promover políticas que favorezcan la autonomía. Hay que superar la sobreprotección de las administraciones y desarrollar un proyecto de transición a la vida autónoma. Una persona con discapacidad debe aprender a vivir de forma independiente, con los apoyos que precise sea un asistente personal o cualquier otro recurso y adquirir las destrezas sociales necesarias para vivir solo. Las personas con discapacidad también tienen que asumir esto, dejar de lado los miedos e inseguridades. Cuando es sobrevenida, sobre todo, les asusta y cuando se dan cuentan de lo que son capaces, les resulta más fácil de lo que pensaban. La Ley de Dependencia contempla esto hasta en su nombre completo;pero se quedó sin desarrollar».
Y esta lucha por la autonomía «debe llegar al mundo rural. Para las personas es un drama salir de su entorno y a veces se ven obligados a hacerlo por falta de apoyos. La figura del asistente personal es importante para la independencia pero también es un soporte muy útil la domótica. La inteligencia artificial nos va a abrir muchos caminos. Hace cinco o seis años esto estaba muy demonizado y además era caro. Ahora con Alexa, accesible económicamente para cualquiera, ya te enciende y apaga las luces, hay recetarios de comidas en aplicaciones o puedes abrir la puerta de casa con el móvil... es mucho lo que ya hay en este ámbito. Solo hay que aprender a usarlo y apostar por vivir solo. Es importante además no tener miedo ni reticencias a contar con amigos y familia, pedir ayuda para que te pongan una lámpara o te soluciones algo a lo que tu no llegas... En este sentido el ambiente de los pueblos es muy bueno, se conocen mucho y ayudan entre los vecinos. También el movimiento asociativo ha hecho y puede hacer mucho. Hay soluciones, hay que quererlas y buscarlas. Y todo esto abre una enorme puerta a la esperanza».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.