«Si el año que viene es seco, no van a quedar reservas, no sabemos qué pasará con la agricultura». El vaticinio lo lanza Ángel González Quintanilla, presidente de Ferduero, la Asociación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Duero que agrupa al 80% ... de los regantes de Castilla y León en las nueve provincias que gestionan más de 252.000 hectáreas.
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Un invierno seco, la falta de lluvias en el segundo tramo de la primavera y las tempranas olas de calor dibujan este verano un panorama de sequía crítico, especialmente en los sistemas Pisuerga, Bajo Duero y Órbigo. «Esperamos que la mayoría de los sistemas de la cuenca del Duero lleguen apurados al final de la campaña, que finaliza el 30 de septiembre pero seguramente se acabe el agua en muchas comunidades de regantes a mediados o finales de agosto», explica González Quintanilla.
Desde Ferduero se señala que en la cuenca del Duero «hay unas zonas mejor que otras, pero en Barrios de Luna van a andar muy justos y Villameca está muy mal».
Testimonios
Antes de que el 1 de abril se abriese la campaña de riego, ya se redujo la disponibilidad de caudal con relación al volumen acumulado en embalses y pantanos. Una decisión que se tomó conjuntamente entre la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y las juntas de explotación de cada zona. La dotación media suele ser de seis mil metros cúbicos por hectárea y año, pero hay comunidades donde se han asignado 4.000 o 3.000 metros cúbicos «e incluso menos, y esos lo van a pasar mal», advierte el portavoz de Ferduero.
Los sistemas Pisuerga y Bajo Duero (entre Simancas y Pollos) se han quedado por debajo de 4.000 metros cúbicos concedidos por hectárea, lo que está obligando ya a aplicar restricciones espaciando los riegos al máximo para intentar llegar a mediados o finales de agosto.
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En marzo y ante la previsión de una campaña afectada por la sequía, parte del sector agrícola apostó por cultivos con menos exigencia de consumo hídrico, como girasol en lugar de remolacha o maíz. No obstante, desde Ferduero se lamenta la escasa capacidad de almacenamiento existente en la cuenca del Duero:«Solo se puede acumular el 31% del agua o nieve que cae en la zona durante una campaña, mientras en otras cuencas tienen el 200% y con un año que llueva disponen de provisiones para regar otros dos o tres; en cambio, nosotros tenemos que sobrepasar el 85% de llenado para poder asegurar el rieg
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Recuerda que este verano se está regando «porque el año pasado hicimos un buen trabajo para que se dejara la máxima reserva posible y poder utilizarla en esta campaña». Como ejemplo señala que el embalse leonés de Barrios de Luna tenía fijada a 30 de septiembre de 2021 una reserva de cincuenta hectómetros y los regantes y la CHD «conseguimos dejarla por encima de 88 hectómetros». Y apunta que gracias a ese excedente se puede regar en esta época estival, «porque si no, adiós; y ahora el problema puede ser el año que viene. Si es seco, no habrá reservas, el cambio climático lo estamos viviendo ya y de qué manera», advierte.
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En este escenario de escasez, los regantes reclaman más embalses o aumentar la capacidad de los existentes para poder tener reservas de mayores masas de agua. «Los embalses sirven para dos cosas: eliminan avenidas cuando nieva y hay deshielo con el fin de que no se produzcan inundaciones, y ese agua durante todo el tiempo se utiliza como caudal ecológico, para abastecimiento de ciudades, riegos agrícolas y producción de energía eléctrica. Si tenemos caudal en embalses tenemos asegurados todos esos usos, no entendemos el vicio de decir 'no' a su construcción», reseña González Quintanilla.
Pese a las restricciones, los regantes confían en sacar al menos una producción que cubra gastos para salvar la campaña y recuerdan que gracias a las inversiones en modernización de sistemas de regadíos se ha conseguido reducir un 20% el consumo destinado a la agricultura. No obstante, apuntan que quedan unas 80.000 hectáreas en Castilla y León «esperando ayudas para hacer más eficiente el riego».
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Desde la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) se alerta de que el año hidrológico 2022/2023 «va a comenzar con un nivel de reservas excepcionalmente bajo en la mayoría de los sistemas, lo que supone que, probablemente, las restricciones se extiendan más allá del 30 de septiembre a la espera de cómo se producirá el llenado de los embalses en otoño e invierno».
Las reservas de agua se encuentran actualmente al 64,8%, un valor casi 10 puntos inferior al de la media de los últimos 10 años. La situación, considera la CHD, es «especialmente comprometida» en los sistemas Pisuerga-Bajo Duero (37%), Carrión (44%) y Tuerto (48%). Por ello, se plantea tomar nuevas medidas que afectarían a riegos particulares, usos recreativos, industriales, jardines y zonas deportivas.
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