Viajeros en el primer Avant de las 06.23 de la madrugada en la estación Campo Grande de Valladolid. FOTOGRAFÍAS DE JOSÉ C. CASTILLO

La rebaja del 50% del bono del Ave alivia a más de 4.000 residentes en la región con trabajo en Madrid

Echan en falta ayuda de la Junta y piden que siga los pasos del Gobierno y bonifique el 25% del billete para «poder vivir y tributar en Castilla y León y atraer población»

Jesús Bombín

Valladolid

Domingo, 25 de septiembre 2022, 00:00

No son turistas. A las seis de la madrugada la estación Campo Grande empieza a poblarse de saludos entre bostezos. El anonimato de andén se vuelve aquí reunión de conocidos, compañeros de vagón en decenas de viajes compartidos y de comentarios de madrugada sobre lo ... que les deparará la jornada laboral nada más llegar a Madrid en el Avant de las 6.23. Una hora y cinco minutos después les aguarda una carrera por el andén de Chamartín para coger el metro o un autobús que los acerque al centro de trabajo y, ya por la tarde –también a la carrera–, salir disparados en busca de otro tren que los traiga de vuelta a sus domicilios en Parquesol, la Rondilla, Laguna de Duero...

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Una media de 650 euros mensuales de gasto en el abono de tren desde Valladolid, 325 si es desde Segovia. Esa es la cuenta mensual media –con variaciones según provincias– de más de cuatro mil viajeros que siguen empeñados en vivir en Castilla y León pese a tener que desplazarse hatibualmente a su puesto de trabajo en Madrid. Una decisión costosa en términos vitales y económicos que libra al padrón de Castilla y León de que el batacazo demográfico anual sea todavía más catastrófico.

Aún con grandes dosis de sacrificio, el tren les permite mantener una vida familiar y de cercanía que se les antoja impensable en la capital de España por más que Isabel Díaz Ayuso la publicite como el destino más deseado. Por eso la rebaja del coste de los abonos de Alta Velocidad en un 50% está suponiendo un alivio para la economía de más de cuatro mil castellanos y leoneses que a diario viajan a Madrid para trabajar y retornan en el mismo día a sus lugares de residencia en la región, principalmente Valladolid y Segovia.

Marisa Tesón, Iria Cao y Carlos Barroso charlan en un vagón del Avant durante el trayecto a sus puestos de trabajo en Madrid. josé c. castillo

Marisa Tesón óptica optometrista en La Paz

«Más que viajar me desgasta pelearme con la app de Renfe»

Marisa Tesón (Valladolid, 1981) vive en Laguna de Duero y se desplaza cada día al hospital madrileño de La Paz. «No me desgasta viajar, sino pelearme con la aplicación de Renfe». Valora que se haya extendido de 30 a 60 días la caducidad del abono, lo que supone ahorrar 700 euros anuales. El apoyo de familiares y que su marido teletrabaje facilitan el cuidado de dos hijos.

Iria Cao Funcionaria del Estado

«Que ir a trabajar nos cueste lo que una hipoteca es delito»

Gallega afincada en Valladolid, le exaspera la «falta de sensibilidad y de visión» de las administraciones al no facilitar el uso de infraestructuras para mejorar la vida cotidiana de los ciudadanos. «Que ir a trabajar nos cueste lo que una hipoteca ya es delito; si a la nómina le quitamos 600 euros mensuales del abono somos menos que mileuristas».

Carlos Barroso Abogado

«Son necesarias más frecuencias en los trenes»

Director jurídico en la patronal de la construcción con despacho en Madrid, Carlos Borrego (Salamanca, 1971), lleva años bregando con la tensión de retrasos de trenes o de cambiar el horario para volver a Valladolid. «Son necesarias más frecuencias. Al que sale de Chamartín a las 14.40 lo llaman el 'tren fantasma' por la dificultad de hacerse con una plaza».

La reducción del precio en la alta velocidad de media distancia aprobada por el Gobierno central para los trayectos que se realicen entre septiembre y diciembre se nota en su economía doméstica. «Nos da un respiro importante», subraya Daniel Yáñez (Valladolid, 1979). Es funcionario y desde hace cuatro años viaja cinco dias a la semana a su puesto de trabajo en Madrid. Coge el primer Avant a las 6.23 y retorna en el de las 16.45. Confía en que la ayuda del Gobierno estatal se prolongue con carácter definitivo más allá de diciembre y en que Renfe amplíe la caducidad de los abonos, «un quebradero de cabeza para no perder dinero en viajes que has de comprar por andicipado y finalmente no puedes realizar».

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Como Daniel Yáñez, varios miles de castellanos y leoneses apuestan por no emigrar a Madrid y resisten en la región. «El coste para un vallisoletano es de casi 700 euros mensuales por querer vivir en Valladolid con su familia y trabajar en Madrid si sumas a los 650 de los viajes en tren el gasto en metro o autobús», arguye Carlos Perfecto (Valladolid, 1969), portavoz de la Asociación de Usuarios de Ave de Castilla yLeón. Grado medio en Administración de Empresas, padre de dos hijos y con una mujer trabajadora autónoma en Valladolid, ha viajado a diario durante varios años en tren a su puesto de trabajo en una mutua. «Agradezco vivir en Valladolid a pesar de la tensión que supone el ritmo de desplazarte a Madrid», agrega.

Durante este tiempo su rutina cotidiana pasaba por levantarse a las cinco de la mañana, desayunar, coger la moto y aparcarla en el parking de la estación de tren, gratuito para quienes gastan más de 3.000 euros al año en Renfe, «si no –advierte–, tendría que pagar 16 euros diarios». Toma el primer el tren de las 6.23, llega a Madrid a las 7.25 y sube en dos líneas de metro para llegar a la oficina. Tras la jornada laboral, monta en el vagón a las 18.10 y cuando retorne a la estación Campo Grande habrá pasado catorce horas fuera de casa, donde le aguardan obligaciones familiares varias.

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«Viviríamos en Valladolid con viajes más baratos y flexibles»

Juan Asensio.

Una hora en un tren de cercanías invierte cada día Juan Asensio (Valladolid, 1977) en desplazarse desde su casa en Torrejón de Ardoz a la oficina del banco en el que trabaja en la Gran Vía madrileña. Casi lo mismo que tardaría si hiciera el viaje desde Valladolid en alta velocidad, aunque a mayores tendría que coger el metro. El anhelo que comparte con su esposa Esther González, enfermera, es trasladarse a vivir a Valladolid con sus hijos de 6 y 9 años. Desde hace dos décadas residen en la localidad madrileña y les gustaría vender la casa de Torrejón y comprarse una en la capital del Pisuerga, pero el coste de los viajes diarios en tren les echa para atrás. «El abono en cercanías entre Torrejón y Madrid me cuesta unos cien euros mensuales, la mitad ahora con la reducción del Gobierno. Si viajara todos los días desde Valladolid me supondria unos 600 euros al mes yo y otros tantos mi mujer; con la rebaja del abono aprobada por el Gobierno serían 300 cada uno, algo asumible porque en el futuro mi esposa tiene más posibilidades de ejercer su profesión en Valladolid, a donde nos trasladaríamos a vivir si se estabilizan los viajes más baratos y flexibles. Las administraciones tienen que mejorar horarios, abonos, dar facilidades. Sería un modo de fijar población a un coste reducido; en nuestro caso supondría trasladar el ingreso en IRPF y el consumo de una familia a Castilla yLeón».

Cuenta Carlos Perfecto que con la pandemia hubo un reajuste de horarios en las empresas y muchas apostaron por el teletrabajo –como es su caso en la actualidad–, una circunstancia que, unida a la bonificación del Gobierno Central a los viajes en AVE «está llevando a muchos trabajadores de Castilla y León residentes en Madrid a plantearse la posibilidad de retornar a vivir aquí manteniendo su puesto laboral allí; conocemos varios casos y estamos atendiendo consultas en ese sentido; hay mucha gente joven que emigra y se va a estrellar a Madrid; cuando deciden formar familia o tener una vida más tranquila volverían si pudieran, por eso esta rebaja en el coste de los viajes es una oportunidad para luchar contra la despoblación», señala el portavoz de los usuarios de alta velocidad. Calcula que «a no pocos» de los 600.000 castellanos y leoneses residentes en Madrid les interesaría echar cuentas si se les atrae apoyándoles con compensaciones en los desplazamientos.

Por ese motivo, no entiende la negativa de la Junta de Castilla y León a sumarse a la bonificación del transporte ferroviario con un 25% en la rebaja del abono, pese a que «hace 15 meses anunció una medida en este sentido». Recuerda que «hemos hecho reuniones en el Congreso, el Senado, con agentes sociales, con el Consejo Económico y Social, con diputaciones y presentamos al consejero Juan Carlos Suárez Quiñones una propuesta para ayudar a los castellanos y leoneses que reunieran tres condiciones: estar empadronados en la región, que su trabajo estuviera fuera de Castilla y León y que utilizaran la alta velocidad.Pedíamos una medida de este tipo para probar a ver cuánta gente volvía... Y el año pasado en junio, Francisco Igea apoyó esta medida y anunció que se aplicaría, luego llegó diciembre con la ruptura del gobierno autonómico, las elecciones y el nuevo ejecutivo que no tiene ningún interés; sentimos que nos están vacilando y que no les importamos nada, algo difícil de entender en una comunidad que se desangra por el envejecimiento poblacional y la falta de oportunidades para los jóvenes».

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Un grupo de residentes que se desplazan a diario a Madrid a trabajar. J. c. castillo

«Falta de visión política»

En la sesión de las cortes celebrada el pasado 7 de septiembre, Partido Popular y Vox rechazaron una propuesta apoyada por el PSOE y el resto de la oposición para complementar las ayudas del Gobierno central a los carburantes y a los abonos al transporte por tren. Entre el colectivo de trabajadores castellanos y leoneses que usan la alta velocidad para desplazarse habitualmente a Madrid no se entiende «la falta de visión» de la administración regional ante la falta de medidas para captar población aprovechando la conexión de la red de alta velocidad con Madrid. «Solo hay que imaginar lo que pasaría si un castellano y leonés tuviera que pagar como máximo 200 euros al mes por viajar a Madrid a trabajar independientemente de que lo haga desde Valladolid, León, Palencia o Zamora... sería una revolución si ahí se implicase la Junta, habría gente que volvería a vivir en nuestra tierra por calidad de vida, por economía, arraigo, lazos familiares...», reflexiona Carlos Perfecto. A mayores, desde la Plataforma de Usuarios de Alta Velocidad de Castilla y León se arguye que la aportación de los retornados supondría «unos ingresos bestiales en IRPF para la economía regional, más niños en colegios, gasto en comercio cercano... ¿Por qué la Junta no lo aplica?, ¿Es tan complicado tomar medidas coherentes para luchar contra la despoblación?».

El teletrabajo forzoso instaurado durante la pandemia fue una bendición para el colectivo de desplazados laborales. Con el tiempo, a algunos les ha permitido espaciar en el tiempo los viajes habituales a Chamartín y trabajar dos o tres días por semana desde casa; otros, no pueden eludir la exigencia presencial en el puesto laboral y se van incorporando progresivamente a sus centros de trabajo madrileños.

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Llegada a Chamartín del Avant con 472 viajeros de Valladolid y Segovia, la mayoría para trabajar en Madrid. J. C. CASTILLO

Uno de los viajeros que compagina trabajo en casa y en la oficina es Álvaro Martín Sanz (Valladolid, 1992). Funcionario de la Agencia Tributaria, acude cuatro días a la semana a su despacho en la capital de España. Aprobó la oposición en 2017 y después de tres años residiendo allí decidió retornar a su ciudad junto a su pareja. «Con el teletrabajo se compensaban gastos y ahora con la ayuda también; quiero que cuando tenga hijos puedan vivir en Valladolid», asegura. La contrapartida, levantarse a las 5.30 de la madrugada los días que toma el tren para llegar a las ocho a la oficina y no volver hasta «las cinco y pico de la tarde. La opción ferroviaria con rebaja en el abono ayuda, porque en esa partida se va un 40% del sueldo y cualquier asalariado no se lo puede permitir».

La Delegación del Gobierno en Castilla y León presentó esta semana los datos de los beneficiados por los abonos gratuitos o rebajados: 31. 500 viajeros habituales en Castilla y León. De ellos,1.975 vallisoletanos realizan el trayecto habitual en Avant entre Valladolid y Madrid, otros 1.639 lo hacen desde Segovia a Madrid, 196 desde Zamora, Palencia (146), Salamanca (73), Burgos (53) y Medina del Campo (31).

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Renfe detecta una recuperación paulatina de la demanda del tráfico anterior a la pandemia. «LHay una vuelta al trabajo presencial que se está notando y la bonificación está haciendo que personas que no eran viajeros habituales utilicen el tren».

Desde la Plataforma de Usuarios de Ave de Castilla y León piden a la Junta que se sume a la ayuda a los viajeros habituales haciendo efectiva la rebaja a través del IRPF «y no de las ventanillas de Renfe; evitaría cruzar datos y acabaría con la excusa que se nos da de que hay que implementar un sistema de verificación de empadronamientos».

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