«Si la rebaja del bono no es definitiva y la Junta no ayuda, tendremos que emigrar»

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Jesús Bombín

Compraron un piso cerca de la estación Campo Grande para «minimizar desplazamientos y ganar tiempo». Ahora acogen la rebaja del 50% del abono Avant como «un respiro; supone poder acceder a cosas que te has quitado del día a día, y más ahora que todo ha subido de precio».

En la actualidad Elena teletrabaja dos días a la semana y tres acude a su puesto laboral. «Ando un poco vendida con frecuencias, anulaciones... cuando falla la aplicación de Renfe sudas la gota gorda».

En este tiempo su familia ha crecido, son cuatro (un niño de seis años y una niña de 18 meses). Su marido imparte clases en un instituto vallisoletano y entre ambos, confiesa, «hacemos malabares para poder conciliar». «Si falla un tren tienes que llamar a los abuelos o a quien sea, y últimamente estamos teniendo retrasos; a raíz de los abonos gratuitos hay menos plazas y coger el de vuelta a las 14.30 en Chamartín es imposible, tengo que esperar al de las 15.40 horas».

La bonificación del 50% del abono ha llevado a Elena y a su marido a aparcar de momento la idea de emigrar de nuevo a Madrid. «Los niños están felices en Valladolid, es otro mundo, disfrutan ellos y sus abuelos, una ayuda grande; Pero si el descuento de los abonos del Gobierno no es definitivo y la Junta no colabora tendremos que marchar; seguimos aquí con mucho esfuerzo, la Junta tiene que implicarse».