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La profesión médica en Castilla y León se feminiza. El 70% de los profesionales colegiados de menos de 35 años son mujeres. Toman el relevo ... de los mayores que se jubilan y han dado un vuelco de género al colectivo que trabaja con bata y fonendo en la comunidad, puesto que entre los más veteranos, los facultativos de entre 55 y 64 años, la proporción roza la paridad (47% de mujeres frente a 53% de hombres), pero entre los mayores de 65 años en activo (hay 3.961 profesionales jubilados con actividad privada) casi un 80% son doctores.
El avance de la presencia de mujeres en la medicina es creciente. «Es una tendencia que ya avanzamos hace cinco años», han apuntado responsables del Consejo de Colegios de Médicos de Castilla y León en la presentación del estudio sobre 'Demografía Médica en Castilla y León'.
Ese análisis en profundidad de la profesión médica en la comunidad proporcional datos cuantitativos: crece el número de colegiados, que pasa de los 14.918 contabilizados en 2019 a los 16.997 del momento actual. Son 2.079 médicos más en cinco años en los que se ha producido una ampliación de los grupos de edad más jóvenes, en las horquillas de menos de 35 años y de 36 a 44.
Esta incorporación de profesionales hace prever que la pirámide invertida que representaba la población médica hace un lustro en Castilla y León, con efectivos concentrados en la etapa próxima a la jubilación, evolucionará hacia una pirámide de forma «casi normal» en los próximos años. En este momento la figura dibuja un reloj de arena, con base y corona amplias y adelgazamiento de 'cintura' en las edades intermedias.
Lo que deja clara la radiografía del colectivo médico es que los facultativos se distribuyen de manera desigual. La situación de plantillas en provincias como Valladolid o Salamanca está a años luz de Soria o el área del Bierzo, donde las plazas de difícil cobertura van camino de convertirse en una plaga bíblica si no se pone remedio. La tasa de médicos activos por cada 100.000 habitantes mejora en una comunidad en la que el padrón pierde vecinos año tras año. Pasa de 447 profesionales a 468 de media en Castilla y León. Un dato engañoso, porque los empadronados en Valladolid pasan de 501 a 555 médicos colegiados por 100.000 habitantes, mientras que los del Bierzo bajan a 340 profesionales para ese número de personas.
La distribución de médicos en activo y en formación no sólo es desigual según el territorio, también en función de la especialidad. La radiografía de la profesión médica en Castilla y León apunta, tras el análisis del reparto de los médicos en formación (los Médicos Internos Residentes-Mir) cuáles son las áreas que encaran el futuro con mejores perspectivas de relevo y cuáles presentarán más dificultades.
Por el peso que supone en el total de las plantillas médicas se acentuarán las tensiones de personal (ya existen) en las consultas de Atención Primaria. La Medicina de Familia y Comunitaria es una de las cuatro especialidades en las que la tasa de Mir no guarda equilibrio suficiente con la de médicos mayores de 55 años, que encaran hacia la recta de despegue de la jubilación. El relevo no está garantizado. Las otras tres son Cirugía Oral y Maxilofacial, Alergología y Medicina de Trabajo. La balanza entre profesionales en formación que hacen cantera para el reemplazo y aspirantes a colgar la bata es mejor, pero no suficiente, en Oncología Radioterápica y Cirugía General y de Aparato Digestivo, además de Geriatría y Bioquímica Clínica.
Por contra, las especialidades que encabezan la ratio de 'mires' son Digestivo, Medicina Nuclear, Medicina Intensiva y Oncología Médica. Con el fiel de la balanza entre el banquillo y las salidas equilibrados están en este momento Obstetricia y Ginecología, Anestesiología y Reanimación, Anatomía Patológica, Oftalmología, Otorrino o Radiodiagnóstico.
Ese reparto de médico mir por especialidades está desequilibrado en los hospitales. Valladolid y Salamanca forman a uno de cada dos en Castilla y León. Frente a esa concentración, a la cola figuran El Bierzo o Soria, punta de lanza de la precariedad en las plantillas de galenos, con cifras que hacen imposible en la práctica una atención asistencial equiparable en esos lugares para los pacientes y harto complicado una carrera profesional para los médicos. Así, se cronifica y expande el mal de las plazas de difícil cobertura.
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