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Donde Ana Sánchez (PSOE) ve «cambio», Francisco Igea (Cs) observa «turnismo». Y en esa dicotomía transcurrió la presentación de una jornada histórica en la política de Castilla y León, la de la primera moción de censura en las Cortes regionales. Con unas primeras intervenciones ... que mostraron la tensión y el teatrillo que se esperaban. Aplausos de los procuradores del PSOE cuando Luis Tudanca tomó asiento ante las cámaras. Correspondidos por aplausos de los procuradores de PP y Ciudadanos -los que se veían a través de la pantalla a la que obliga el covid, como Alba Bermejo- cuando irrumpió Alfonso Fernández Mañueco. Y diatribas desde las butacas ante los discursos de uno y otro, que respondieron desde el atril. «¿Han dado explicación del porqué de la sobremortalidad en las residencias de mayores?», se preguntaba Ana Sánchez. Le interrumpió una sonrisita en la bancada del Ejecutivo. «¿Tiene gracia, señora?», le lanzó a Ana Carlota Amigo, consejera de Empleo. Francisco Igea quiso terminar su larga intervención con una llamada a sus procuradores. «A quienes habéis hecho posible el cambio en esta comunidad», dijo. Le interrumpieron los murmullos socialistas. «Les pido un poco de respeto para nuestros procuradores. Entiendo que les moleste que no hayan cedido a sus tentaciones», replicó.
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Sonia Andrino El Norte
A Ana Sánchez le correspondía justificar la moción de censura y glosar la figura del candidato, Luis Tudanca. Comenzó por argumentar lo oportuno de la moción de censura, sabedora de que llegaría, como llegó, el argumento de que no es el momento, en plena pandemia, como ya esgrimió hace diez días el portavoz del PP, Raúl de la Hoz. Después centró la moción en las causas y dejó claro desde el primer momento que se dirigía a «Mañueco e Igea», sintagma indisoluble en cada alocución de los socialistas. «¿Están Mañueco e Igea ejerciendo con responsabilidad el Gobierno? ¿Han respondido con eficacia y rigor a la gestión de la pandemia? ¿Han sido capaces o incapaces manifiestos de rendir cuentas de su gestión? ¿Han dado explicación de por qué de la sobremortalidad en las residencias de mayores? ¿Por qué impidieron la investigación? ¿Han aparentado siquiera hacer honor a los compromisos suscritos? ¿Han sabido cumplir pactos con los empleados públicos? ¿Especialmente aquellos que llevan un año en primera fila para pagarles con un decretazo? ¿Están reforzando el diálogo social Mañueco e Igea?». La sucesión de preguntas tenía, a juicio de Sánchez, una respuesta única: «No». Y por consiguiente una respuesta a favor de la moción de censura.
Todo porque, explicó Sánchez, «los ciudadanos tienen derecho a aquello que le prometieron, cambio y regeneración». Algo que a su juicio, como también dijo después Luis Tudanca, no sucedió en mayo de 2019 «porque Igea mantuvo el régimen de 35 años de derechas que ha venido degradando esta tierra».
Francisco Igea contragolpeó con una intervención larga mientras Alfonso Fernández Mañueco contemplaba la faena tranquilo, como ha sucedido otras veces. En ese contexto, Igea se apropió del eslogan que ha utilizado con humor Ángel Gabilondo, candidato socialista a presidir la comunidad de Madrid. «Serio, soso y formal». «Si esas son las virtudes para el mejor candidato, nosotros tenemos el mejor presidente», bromeó. Atacó con una retahíla de logros del Ejecutivo regional, especialmente los que se debían a sus consejerías, «que gestionan más de la mitad del presupuesto regional», las de Ciudadanos. Porque si algo tiene claro Igea, y Ciudadanos, es que esta moción tiene como objetivo deshacerse de la formación naranja. Quitar de en medio a quien ocupa «un espacio» del que el PSOE -y aquí obvió al PP, socio de Gobierno y ejecutor de su partido en Madrid y Murcia- se quiere adueñar. «Vamos a durar más de lo que usted cree», le dijo a Ana Sánchez. «El cambio no es cambiar al PP por el PSOE. Eso es el turnismo. El cambio somos nosotros. Este es nuestro gobierno, si quieren que las cosas sigan cambiando, voten por ello», dijo.
Y es que el resultado de la moción, aunque se prevé contrario a los de Luis Tudanca por las declaraciones previas, no parece tan seguro para nadie. Ana Sánchez habló de que «han quebrado confianza en la ciudadanía y han perdido la mayoría en esta cámara». Lo dijo dos veces. Aunque eso sería verdad solo con contar el abandono de María Montero, ya situada en el hemiciclo como ex de Ciudadanos, lo que sin embargo no equivale a un triunfo de la moción de censura. «Pronto se sabrán las cosas que han hecho ustedes estas semanas. Hay una corrupción peor que la simple compra de voluntades, la de quien trata de esconder sus maniobras», espetó Igea.
«Hoy se juega aquí una partida que disputan unos señores fuera de aquí. Una partida que juega el señor Iván Redondo», insistió el vicepresidente de la Junta. «Ustedes pretenden ir eliminando peones. Esta moción surge del interés del señor Sánchez por expulsar a Ciudadanos para poder ocupar su espacio. Esta comunidad no es más que una pieza en el tablero. Es así hasta tal punto que 24 horas antes el candidato negaba que la iba a presentar, pero recibió una llamada y sumiso y lanar, como es él, acudió a la llamada», atacó para resaltar la «inoportunidad de la moción de censura».
«No es una moción electoralista, y les ganamos en las urnas, provocándoles la derrota más estrepitosa de la historia, que no será la única. La moción a la derecha corrupta de Castilla y León ya la pusieron los castellanos y leoneses en mayo de 2019», recordó Ana Sánchez antes de pedir el voto «en conciencia» a los 81 procuradores.
Un voto que se conocerá dentro de unas horas y que determinará si el Gobierno de la Junta sigue en manos de Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea o pasa a ser liderado por Luis Tudanca.
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