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Media hora antes de que comenzara 'el día más largo' en el hemiciclo, el diputado nacional de Vox por Valladolid, Pablo Sáez Alonso-Muñumer ... , esperaba ante la garita del recinto a su compañera de partido, la procuradora Fátima Pinacho. «He venido a respaldar a Fátima y conocer las posturas que van a hacer de cada partido», indicó el político, hijo de uno de los fundadores de UCD en Valladolid, «reclamando, como dijo Santiago Abascal, una reflexión: si se tienen socios fiables o no, si con la correlación de fuerzas es fácil llegar al final de la legislatura... Es la reflexión que pedimos desde Vox que tiene que salir y, sobre todo, de un planteamiento de gobierno».
Mientras varios agentes de Policía Nacional y los perros especializados en detectar explosivos terminaban su trabajo de inspección del alcantarillado dentro y fuera del edificio, Sáez se mostraba esperanzado en poder presenciar el debate de la moción de censura desde dentro y a pesar de las limitaciones impuestas por la covid, que limitaron enormemente el acceso al recinto. De hecho, se acordó impedir en esta ocasión la entrada de invitados y se redujo a la mínima expresión la presencia de los medios de comunicación para hacer su trabajo.
La mayoría de los procuradores entraron rápidamente con sus vehículos en el aparcamiento de las Cortes, sin detenerse ante los micrófonos de los periodistas que esperaban ante la garita de seguridad. Con caras de circunstancia y mirada decidida tras la mascarilla, la ya exprocuradora de Ciudadanos más buscada en las últimas horas, María Montero, condujo su vehículo oscuro con decisión hacia el subterráneo, levantando ligeramente la mano para saludar al vigilante. Más dicharachero, eel portavoz del Grupo Popular en las Cortes, Raúl de la Hoz, bajaba la ventanilla de su todoterreno para saludar a los periodistas. «Aquí, a echar el día», señalaba, a modo de constatación de que este lunes «histórico» va a ser muy largo y, probablemente, según las últimas quinielas, no habrá fumata hasta bien entrada la noche e, incluso, podría no saberse el resultado de la votación hasta mañana martes.
«Mira, están las cámaras», le decía una madre a los niños, de camino al colegio. Una bandada de escolares de la mano de sus padres pasaban en ese momento, aparentemente ajenos a lo que estaba a punto de ocurrir dentro de las Cortes. De un salto, el popular Carlos Fernández Carriedo salió de su vehículo oficial, sin siquiera entrar en el recinto. Poniéndose la americana, el consejero de Economía y Hacienda, respondía con afabilidad, a pesar de las prisas. «Si todo va como dicen los medios de comunicación, no hay nada que temer».
Minutos más tarde, el duelo de aplausos de los procuradores para recibir a Tudanca y Mañueco inauguraba el debate en el interior del parlamento autonómico. Fuera, en la calle, parecía un lunes cualquiera, pero con mascarilla.
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