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Las pruebas de detección precoz contribuyen a salvar 20.000 vidas al año en la regiónUn diagnóstico temprano permite intervenir y frenar la evolución de una enfermedad. Salva vidas. Cientos. Por eso los sistemas sanitarios inciden cada vez más en los cribados para detectar entre personas presuntamente sanas los primeros indicios de patologías graves o de secuelas importantes si se ... desconocen y no se interviene. Algunas en recién nacidos y la mayoría a partir de la treintena.
Así que, junto a las revisiones periódicas y analíticas de Atención Primaria y de otras especialidades, especialmente de Ginecología o Urología; pero no solo, los programas de prevención, ya muy extensamente implantados y consolidados, son la gran arma –junto a las vacunas– que aporta la Salud Pública al sistema sanitario. En torno al 14% de la población castellano y leonesa, de más de 2,38 millones de personas, se somete cada año a estas pruebas, habitualmente muy sencillas y rutinarias; pero que siempre arrojan un importante porcentaje de positivos, de más del 5% generalmente. Según los últimos datos de la Consejería de Sanidad, cerrados en 2023, fueron 20.343 las personas identificadas con una detección temprana, sobre todo en algún tipo de cáncer en un solo año. Y un diagnóstico precoz habitualmente se traduce en una problema tratado o, al menos, en una más larga supervivencia y mayor calidad de vida No siempre los positivos terminan por ser señal de una enfermedad pero siempre son el primer paso.
Y la evaluación anual de las principales actividades de prevención en Salud Pública de Castilla y León aportan datos sobre cobertura y participación en los programas de detección precoz de cáncer de cuello de útero, de mama, hipoacusia infantil, enfermedades congénitas, consejo genético en cáncer, hipercolesterolemia familiar y cáncer colorrectal. Son los principales cribados pero no los únicos e incluyen sólo la actividad pública, la privada también aporta muchas detecciones tempranas que no se contemplan en estos balances y mejoran aún más los resultados.
El programa de detección del cáncer de cuello de útero persigue la detección precoz de lesiones precancerosas y procesos oncológicos en etapas iniciales mediante la realización de dos pruebas de cribado: la citología cervical y la determinación de la existencia del virus del papiloma humano. Durante el año 2023, este control completó su transición de programa oportunista en el que sin invitación explícita y aprovechando el contacto de la interesada con el sistema sanitario se le ofrecía acceder a ella, y así ha pasado a ser poblacional lo que la ha generalizado y ampliado. Además, el pasado ejercicio se introdujo «la toma de muestras en medio líquido como soporte para la realización tanto de la citología como de la determinación del VPH»; lo que mejora la efectividad y la capacidad de detección y, «a su vez, se mantuvo el cálculo del riesgo individual de cada paciente de sufrir un cáncer de cérvix para orientar la conducta terapéutica de forma individualizada».
La citología es la prueba para mujeres de 25 a 34 años y la complementaria de cribado si existe un resultado de VPH positivo en las mujeres mayores de 35 años. El pasado ejercicio, Sacyl realizó 24.506 citologías; de las que 1.407 resultaron positivas, el 5,74%. El año 2023 es el segundo completo desde la introducción de los cambios de indicación de prueba de cribados por edad –que se realizaron a finales del año 2021– por lo que «habrá que esperar a valorar estos datos numéricos cuando el programa se consolide como poblacional en los próximos años». Segovia,Salamanca y Burgos son las provincias que mejor responden a este cribado.
Y, en cuanto al virus del papiloma humano, hay dos vías de protección frente al mismo: el ya extenso programa de vacunación y el cribado. El VPH es la infección de transmisión sexual más común y puede llegar a causar cáncer de cuello de útero, entre otras patologías. Castilla y León amplió el objetivo general del programa de vacunación, inicialmente solo femenina, a ambos sexos, incluyendo así la vacunación para los varones que cumplen doce años desde 2023. De esta forma, la pauta vacunal es de dos dosis para toda la población infantil de esa edad, con un intervalo mínimo de seis meses entre ambas.
Los datos del año pasado lograron alcanzar en ambos sexos una cobertura con la primera dosis a los 12 años del 83,7% que cayó al 46,16% en el necesario segundo pinchazo para completar la pauta. En el balance solamente femenino sube poco más de un punto cada porcentaje. Una cobertura que, con los años, ha empeorado considerablemente.
La vacuna nació dirigida a las niñas y lo hizo con fuerza y eficacia dado que se lograron coberturas de hasta el 97,5%. Fueron las nacidas en 1994 las primeras adolescentes en recibir entonces tres dosis de aquella protección. Después, fue decreciendo y en 2022 bajó hasta el 78% . Este año recupera un buen porcentaje de cobertura.
En cuanto a la determinación del VPH mediante técnicas analíticas de biología molecular es la prueba de cribado de elección en el rango de edad de 35 a 64 años y el examen complementario de cribado en las de 25 a 34 años que han presentado un resultado de citología positivo. Existen más de cien genotipos del mismo que, según la asociación con el riesgo de desarrollo de cáncer de cuello de útero, se agrupan en dos categorías: de alto –con diferentes subtipos y niveles– y de bajo riesgo oncogénico. El sistema sanitario regional ha evaluado con este cribado a 51.226 mujeres el año pasado y ha detectado 6.024 casos con presencia del virus, el 11,76% y, de ellos, 1.575 pacientes, el 19,21% de los positivos, con carácter grave.
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Ana Santiago
En el año 2023 participaron un total de 65.978 (un 17,2% menos que el año anterior) y se empezaron a consolidar los datos derivados de invitaciones orientadas dentro ya del programa poblacional. Durante los años 2021 y 2022 la participación fue especialmente alta debido a los efectos de la pandemia tras la cual se rescató a las mujeres que no habían sido llamadas para las pruebas en el año covid y que estaban pendientes. Aún así no se recuperan las cifras previas a 2020. En el primer año de la pandemia el número de citologías cayó en un 10,8% y el de determinaciones de VPH, otro 14 6%. No obstante, hay que tener en cuenta que a una misma mujer se le pueden realizar las dos pruebas. El porcentaje de las del VHP positivas del total de realizadas aumenta (de un 9,27% a un 11,76%) y el de citologías también (de un 3,46% a un 5,74%). Este aumento global « probablemente sea debido a la introducción del medio líquido al ser una prueba más sensible que los soportes utilizados previamente habrá que esperar a la evolución de estos datos en los próximos años», indica Salud Pública.
Y si hay un programa de peso y tradición ese es el de las mamografías rutinarias.Su finalidad es la de detectar lo más precozmente posible los tumores malignos de mama en las mujeres con edades comprendidas entre los 45 y 69 años con el fin de disminuir la mortalidad por esta causa y aumentar la calidad de vida de las afectadas. El programa, que se inició en 1992, está actualmente implantado en todas las provincias y, desde finales del año 2023, se amplió la población diana hasta los 74 años. En la comunidad, el año pasado se realizaron 122.193 mamografías, de las que 7.503 (un 6 14%) tuvieron resultado sospechoso positivo por lo que fueron derivadas a Atención Hospitalaria para realizar un diagnóstico final. Por provincias, el porcentaje de mamografías de cribado positivas varía desde el 3,7% de Zamora hasta el 9,9% de Soria.
El número de mamografías realizadas en la autonomía fue aumentando de forma gradual hasta el año 2012. En 2013 hubo un descenso y al año siguiente volvió a crecer manteniéndose desde entonces su número estable hasta 2020. A partir de 2022, la actividad ya es similar a las cifras prepandémicas en cuanto al porcentaje de mamografías positivas. Desde 2004 (2,4%) hasta 2018 (7,9%) la tendencia general ha sido ascendente. Desde entonces, el porcentaje de positivos ha bajado hasta 6,1%.
Y especialmente baja es la participación en las pruebas para detectar de forma precoz el cáncer colorrectal. Y ello pese a que son, en realidad, especialmente cómodas al tomarse la muestra el propio interesado en su casa y depender de Atención Primaria para ello y no causar molestia alguna.
Este programa de prevención de cáncer colorrectal busca reducir la incidencia y la mortalidad con la detección de lesiones precancerosas (pólipos) y tumores cuando aún no presentan síntomas. La prueba de cribado utilizada es el test de sangre oculta en heces que debe realizarse cada dos años y como prueba de confirmación diagnóstica se utiliza la colonoscopia dado que no siempre que hay sangre en las deposiciones implica un cáncer sino que puede tener otras muchas causas como simplemente una fisura; pero requiere descartar o confirmar.
La población diana a la que va dirigido el programa son hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 69 años y, desde el 1 de noviembre de 2013, el programa ya está disponible en todas las áreas de salud. Desde 2017, además, se invita a participar a las personas con edades comprendidas entre los 50 y 69 años completándose así toda la población diana.
El año pasado se realizaron 254.173 invitaciones válidas; de ellas, acudieron al programa 105.823 personas cuyo test fue válido y el porcentaje provisional de participación en el programa fue de un 41 67%; aunque, desde que la persona es llamada a participar en el programa, dispone de dos años para acudir al centro de salud. Por lo que el porcentaje podría mejorar algo;pero este programa arrastra un bajo seguimiento por parte de los pacientes pese a su gran utilidad y eficacia.
La confirmación diagnóstica con una colonoscopia ha sido necesaria en 5.409 casos (test positivos); lo que supone un porcentaje del 5,11%. Un proceso que ha permitido detectar 180 cánceres invasivos; 369 adenomas de alto riesgo o cánceres in situ; 936 adenomas de medio riesgo, y 947 adenomas de bajo riesgo.
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