Fatiga, falta de energía, irritabilidad, pérdida de capacidad de atención, de rendimiento... mala calidad de vida en definitiva. La falta de sueño, la vigilia, la imposibilidad de conciliar el descanso pasa una cara factura y va en aumento.
Publicidad
Son diversos los estudios y muchos los ... expertos que apuntan a un incremento de estos problemas especialmente desde la pandemia, que empeoró unos datos que ya venían en aumento;pero, también coinciden en ello, la grave crisis económica que ha llevado a muchos hogares al paro de varios de sus miembros y un estilo de existencia que suma estrés cada día, agreden a una sociedad enferma.
Los datos de consumo de hipnóticos y sedantes han crecido desde 2019 hasta cerrado 2021 un 6,7%. Mientras en aquel año prepandémico fueron 984.978 los envases, todos prescritos por un médico y por receta, el primer año de la pandemia ascendieron a 1.029.859 y volvió a aumentar en 2021 con 1.051.326 y el primer semestre de este 2022, con 526.296 psicofármacos de estas características, ya anuncia un nuevo incremento. Son los datos de la Dirección de Farmacia de la Consejería de Sanidad. Su registro también hace evidente la relación con la pandemia. En la primera ola, el consumo incluso baja y luego se dispara en julio de 2020. Es fácil relacionarlo con la época de confinamiento y escaso acceso al sistema sanitario cuando bajan las prescripciones y, desde julio, crece porque ya se puede ir al médico y porque ya se ha acumulado el problema.
Noticia Relacionada
El dato del consumo de este tipo de somníferos es muy objetivo y muestra dicha alza. Supuso un gasto de 2.680.711 euros en 2019 y de 2.858.691,7 en 2021. Menos medido pero también evidente, y además con menor control sanitario puesto que no precisan receta, es el incremento de infusiones y pastillas de plantas medicinales en busca de una ayuda para dormir. No solo las infusiones de tila, melisa, pasiflora, lúpulo o amapola de California o mezcla de varias para combatir el insomnio se han disparado, sino pastillas de plantas medicinales, siemptre bajo el etiquetado de natural, han visto crecer exponencialmente el mercado. De venta como infusiones en cuaquier supermercado y con algunas otras presentaciones sobre todo en parafarmacias, su alto consumo marca récord histórico.
Publicidad
Es difícil conocer datos concretos de este incremento que confirman también herbolarios consultados. No obstante, un repaso por los datos de consumo alimentario en hogares del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación muestra una evolución al alza muy marcada del consumo de infusiones; pero sin apenas separar los diferentes tipos. Si de sus datos se eliminan los tés que sí están detallados, los balances muestran un considerable aumento entre 2019 y 2021 de 201.000 kilos el primer año a 250.000 el cerrado ejercicio.
Los farmacéuticos también confirman desde sus oficinas un gran aumento de la demanda. «Claramente se ha duplicado el consumo de productos naturales para conciliar o mejorar la calidad del sueño o para controlar el estrés y relajarse. Hay el doble de demanda y no para momentos puntuales o una mala semana sino de forma muy prolongada, crónica, porque están nerviosos y sufren insomnio. Los psicofármacos tenían antes un consumo sobre todo de personas mayores; pero este otro tipo de tratamiento, de plantas medicinales, los piden de todas las edades, muchas personas jóvenes porque tienen problemas en el trabajo o porque están desempeados», valoran desde el Consejo de Farmacéuticos de Castilla y León. Apuntan las mismas fuentes a que los productos con melatonina, la valeriana y el espino blanco son los más consumidos y mucho más en formato de pastillas o gominolas que en infusiones».
Publicidad
1.051.326 envases de hipnóticos y sedantes consumió la región en 2021 frente a los 984.978 de 2019
2.858.691 euros es el gasto registrado por la Consejería de Sanidad en estos somníferos con receta.
Además, el insomnio y la ansiedad son uno de los motivos más habituales de consulta en la farmacia. «Un trastorno en el que el uso de la fitoterapia está muy extendido, como así lo reconocen uno de cada tres consumidores de plantas medicinales», destaca la organización farmacéutica nacional.
Según los datos de la Sociedad Española de Neurología, cuatro millones de personas en España tienen insomnio crónico y entre un 25% y un 35% de la población padece problemas más temporales, menos agudos. Datos delMinisterio de Sanidad, en sus trabajos relacionados además con la pandemia, revelan que antes de la covid se estimaba que el 23% de la población padecía insomnio mientras que, actualmente, se sitúa en el 36%. Tal afectación del descanso ha crecido menos en el tramo de los mayores de 65 años donde ha pasado del 22% al 26%.
Publicidad
Los efectos del confinamiento y las restricciones no se han superado todavía, pese a la casi desaparición de las medidas como mascarillas. Según destaca el psicólogo Luis Ángel Romero. «Es todavía pronto para que los efectos negativos de la pandemia se reviertan y se normalicen las vidas de las personas. Más de dos años de pandemia y muy poco tiempo sin ella. Hay que dar más tiempo», analiza.
El insomnio, aunque es un problema que aparece a lo largo de todo el año, «tiene dos momentos claves en los que se agudiza. Concretamente, en otoño con el cambio de hora y en verano donde las altas temperaturas y el mayor número de horas de luz altera nuestros biorritmos», destaca la organización colegial farmceútica nacional.
Publicidad
España se sitúa por encima de la media europea en el consumo ansiolíticos e hipnóticos. Un grupo de fármacos entre cuyos posibles efectos secundarios se encuentran la dependencia y la tolerancia. El país es el líder mundial en consumo legal de benzodiacepinas como el diazepam o el lorazepam. Más de cien dosis diarias por cada millar de habitantes.
Los trastornos del sueño, además, suelen estar vinculados –ser consecuencia incluso– a los problemas de depresión y ansiedad. Y también los datos de consumo de este tipo de psicofármacos muestran la misma tendencia al alza y relacionada con la pandemia y los problemas económicos. Castilla y León consumió 2.500.015 envases de ansiolíticos en 2008 y 2021 anotó 3.022.310. El dato de antidepresivos pasa del 1.585.342 fármacos dispensados a 2.287.379 en esos trece años.
Noticia Patrocinada
Los medicamentos requieren una prescripción médica, normalmente del facultativo de Familia, el psiquiatra o el neurólogo. Los remedios naturales, en cambio, pueden adquirirse sin receta por lo que su control se escapa al sistema sanitario. Es más, describen algunos médicos, «el paciente tiende a ocultarlo, no le gusta reconocer que emplea estos remedios».
Actualmente, existen numerosas plantas medicinales de venta en parafarmacias para el abordaje del insomnio, entre las que destacan la Valeriana,conocida por su utilidad en el insomnio producido por la ansiedad; la pasiflora, útil en las fases de sueño profundo; la Amapola de California, de utilidad en la fase de conciliación del sueño o la raíz de Rhodiola, entre otras, según repasan fuentes del sector. Una de las principales ventajas es la menor presencia de efectos secundarios que los medicamentos, al no generar habituación o dependencia; pero no afrontan la causa.
Publicidad
¿Cuántas horas de sueño son suficientes? Es algo que varía según las personas, pero la mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 8 horas por noche. Muchas personas experimentan insomnio a corto plazo, agudo, que dura unos días o algunas semanas. Por lo general, se debe a estrés o a un acontecimiento traumático y puede ser más o menos puntual y controlarse. Pero algunas personas sufren insomnio a largo plazo, ya crónico, que dura un mes o más. El insomnio puede ser el problema principal o puede estar asociado a otras afecciones o a medicamentos.La Sociedad Española del Sueño recomienda para corregir trastornos del sueño mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, incluidos fines de semana y vacaciones; permanecer en la cama el tiempo suficiente, pero no más, adaptándolo a sus necesidades reales de sueño; si han pasado 30 minutos desde que se acostó y sigue aún sin dormir, levántese de la cama, vaya a otra habitación y haga algo que no lo active demasiado, como leer una revista o ver la televisión, por ejemplo; evitar la siesta y en caso de dormirala que no supere la media hora; evitar realizar en la cama actividades tales como: ver la televisión, leer, escuchar la radio, comer, hablar por teléfono, discutir… «Nuestro cerebro necesita asociar el dormitorio y la cama a la actividad de dormir. Cuando en ese lugar se realizan otro tipo de actividades el cerebro recibe un doble mensaje y se confunde», insiste.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.