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Es mucho más que dejar de comer alimentos con azúcar. Más que aprender a medirse, a manejar la insulina o a hacer ejercicio. El diagnóstico de la Diabetes tipo II llega al asombro del afectado cuando ya es un adulto para cambiar sus hábitos; pero ... aprender a convivir con ella evita modificar la vida en su esencia y disfrutarla con calidad. Es crónica y necesita sobre todo de autocuidado.Y junto al diagnóstico, tratamiento y seguimiento médico y de enfermería, poder compartir con otros pacientes experimentados, que han pasado por lo mismo, ayuda a potenciar el autocuidado y a potenciar hábitos saludables y, sobre todo, a no angustiarse, tanto para los recién diagnosticados como para los que llevan tiempo y necesitan tal apoyo. Hasta la actualidad ya se han realizado 108 cursos de formación entre iguales y hay 924 personas con diabetes tipo 2 que han recibido orientación por parte de los pacientes activos formadores en toda Castilla y León. En Valladolid, en ambas zonas básicas de salud hay 137 pacientes formados, más hombres que mujeres, que dirigen estos talleres que se desarrollan en el mismo barrio al que corresponde el centro de salud; pero fuera del mismo, normalmente en el centro cívico, «para desvincularlo del ambiente sanitario, de las batas blancas», explica Laura Molina Arriero, enfermera especializada en Familiar yComunitaria y una de las responsables del programa y de captar pacientes.
LAURA MOLINA
«El objetivo –añade– es el de potenciar el rol del paciente como principal responsable del cuidado de su salud. Fomentar el autocuidado y, para ello, emplear el apoyo 'entre iguales?».
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Luis Javier González
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Y aquí es donde entran Maribel Velicia y Ana Álvarez, dos veteranas de la diabetes y del compartir con compañeros de males dudas y soluciones. Ellas conocen esta labor desde 2015, el proyecto había arrancado un año antes y la pandemia lo paró durante dos, y ahora han vuelto con dos nuevos talleres en Zaratán y, estos días, en el centro cívico José María Luelmo de Parque Alameda.
Responsabilidad
Ambas insisten en que el afectado «es el principal responsable de su salud» y «estos talleres les sirven para conocer mejor su enfermedad y afrontarla y entender lo que les ocurre mejor».
«No sirve cualquiera, hay que ser buen comunicador, tener empatía... para lograr llegar a personas de los más variado que necesitan información y, en ocasiones, consultar cosas más privadas, dudas que no sacan en la consulta», destaca Ana. «Nosotros –apostilla Maribel– tenemos que estar motivadas, conocer el proyecto y apostar por él, prepararnos y llegar a tener el control de la enfermedad. Les enseñamos pautas alimentarias, trabajamos con la adherencia al tratamiento, la responsabilidad, el ejercicio físico indispensable y una actitud proactiva».
Cuando comienza el taller –seis sesiones que suman doce horas docentes en varias jornadas– al principio se repasan 'los deberes' que se les encarga y que de forma voluntaria pueden realizar, tienden a hacerlo. Analizan así el ejercicio realizado o el seguimiento de la dieta y poco a poco van fluyendo las dudas, la forma de llevar las pautas y las preguntas de unos son útiles para otros... en general «se desarrolla bien, con participación, pero nos hemos encontrado con grupos en los que no hablan nada. Lo importante es que aporten experiencias y vivencias», apuntilla Maribel. «Aquí lloramos y reímos», añade Ana. «Ni batas blancas ni fonendos, el profesional es más objetivo y más paternalista, nosotros vivimos la enfermedad y se atreven a reconocer fallos. De paciente a paciente. Los capta la enfermera y se hacen grupos de unos ocho o diez para cada sesión (cinco de dos horas cada una). El primer día vienen más, y alguno no vuelve, pero el que repite el segundo ya no suele fallar», añade Ana.
maribel velicia
Maribel explica que «vienen más hombres que mujeres. La mayoría son personas jubiladas y ellos suelen estar más libres, por las mañanas porque por las tardes lo habitual es que tengan que cuidar de los nietos. De todas formas, hay que insistir y recordarles que hay curso».
Explica Ana que «muchos tienen un cierto miedo al ridículo, participar les cuesta o confesar, por ejemplo, que les cambia mucho el carácter. Hasta que entienden que eso –añade Maribel– ocurre cuando tienes hipoglucemia. Ha bajado el azúcar en tu organismo y provoca irritación. Hay muchas anécdotas. Maribel señala que «aunque parezca que no, es una enfermedad muy desconocida y la gente piensa que es suficiente con dejar las galletas y lo dulce, y se llenan de macarrones, no tienen mayor concepto cuando lo fundamental es controlar los hidratos de carbono. O tan contentos porque compran pastas para diabéticos o endulzan con miel.La educación para la salud es básica en la diabetes. Además, como la tipo 2 se desarrolla poco a poco, muchos hasta niegan padecerla, sienten que no están enfermos».
Cinco fases configuran el programa del Paciente Activo. En la primera etapa, los profesionales sanitarios, de Enfermería prácticamente en su totalidad, que están especialmente interesados o propuestos por Sacyl por su experiencia en educación diabetológica, reciben formación en metodología del 'Programa del Paciente Experto'.
Apuntan fuentes de la Consejería de Sanidad que «en todas las áreas de salud de Castilla y León, existen profesionales de enfermería que pueden proporcionar formación sobre 'Paciente Activo en Diabetes Tipo 2'» y que tienen registrados como participantes más de 240 profesionales.
En la segunda fase, el plan aborda la preparación de los pacientes activos afectados con diabetes tipo 2, formados por los profesionales sanitarios de la primera etapa como pacientes activos formadores. Para ello se requiere personas con dicho tipo de diabetes y con un perfil muy concreto: persona proactiva, interesada en colaborar y con ciertas habilidades en su autocuidado.
Hasta la actualidad se han realizado 49 ediciones de la fase 2 y hay 260 pacientes activos formadores, en todas las áreas de salud de Castilla y León.
En cuanto a la tercera fase, consiste en abordar entre iguales, los pacientes activos formadores, en sesiones grupales mediante talleres con otros pacientes diabéticos tipo 2. En ellos informan, aconsejan y resuelven dudas, siempre con un observador, un profesional sanitario.
La alimentación, el ejercicio físico, el bienestar emocional, el tratamiento, la convivencia con la enfermedad son algunos de los temas que abordan los talleres.
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