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El mapa de la diabetes dibuja a unos 161.000 pacientes en Castilla y León; entre ellos, al menos 5.300 diabéticos diagnosticados en Segovia, según el último dato provincializado de la Consejería de Sanidad, en 2019. Los cálculos de la Asociación Diabetes Segovia es ... que hay un 40% de casos sin diagnosticar y eleva su estimación de personas afectadas en la provincia a los 9.000 afectados. «Cuando hay campañas de detección masivas, aparece mucha gente que está ahí en el límite y no está todavía en el sistema», explica su presidenta, Sara San Juan, que pide más pruebas de cribado para detectar a los casos fronterizos y más formación para controlar los efectos.
Los diabéticos demandan más pruebas de detección precoz. Y más rigidez en el personal sanitario. «Los médicos necesitan un cierto reciclaje. Muchas veces, cuando llega a cifras límites no le dan importancia». La cifra para diagnosticar la diabetes es 126 miligramos por decilitro en ayunas. «Hay muchos médicos que ven 124 o 123 todavía no lo llaman diabetes y no ponen tratamiento. Dicen, bueno, tenemos el azúcar un poquito alto, hay que cuidarse. Esas personas necesitan ya atención del sistema, tardamos mucho en poner el nombre».
La petición es segmentar a la población de riesgo a partir de los 55 años. «Todavía estamos a tiempo de hacer mucha prevención de los daños. Ahí se debería ser muy estricto con las cifras». Por ejemplo, pide dos análisis al año y plantea un cribado similar a la de las mamografías a partir de bases de datos por edad. «Si esa diabetes no se controla, va a generar lesiones y esta persona va a estar muy mal en unos años».
La gran lucha de la asociación está en la formación diabética para los diagnosticados. «No es suficiente con decirte que controles un poco la alimentación y te muevas». Esa educación global va desde los alimentos a cómo combinarlos. «Si juntas patata y arroz es una bomba; se junta mucha carga glucémica y no se puede metabolizar». No basta con recomendar ejercicio, sino planificar su duración e intensidad, pues incide en las glucemias posteriores. Hay técnicas de cocinado más peligrosas que otras. «Al vapor el hidrato de carbono se suelta mucho menos. Cuando haces un puré, el almidón está suelto y te da un pico de azúcar».
Otro aspecto clave es el uso de la medicación. La insulina tiene una técnica de pinchado con un ángulo concreto y en unas zonas específicas de cuerpo; a veces provoca bultos de grasa en el abdomen que se llaman lipodistrofias y ya no absorben nada, así que pinchar ahí es estéril. «Te pinchas insulina para procesar la comida. El objetivo es que el pico de la insulina esté sincronizado con el pico de absorción del azúcar para que meta en la célula y no se mantenga en la sangre». Si la insulina llega antes que el azúcar: bajón de glucosa en sangre. Si llega después: subidón. «Todos estos conocimientos se tardan en asumir. Para tenerlo medio integrado, mínimo seis u ocho meses. No se puede dar diagnóstico y medicación y dejar que el paciente se vaya a su casa. Es como si te doy un coche y la gasolina y te dejo conducir sin saber cómo acelerar, frenar o interpretar las señales».
La demanda del colectivo es que esta formación corra a cargo de enfermeras educadoras en diabetes, una figura que no existe en todos los hospitales. Se trata de hacer una exposición personalizada de las pautas y revisar su cumplimiento. San Juan habla de una figura desestructurada y dispersa. «Las que tenemos es gente que se ha formado por sus propios medios y están ahí porque el jefe de servicio endocrino comprende la gravedad de la situación ha hecho fuerza y ha conseguido un profesional. Lo que reclamamos es que esa educación se estructure».
En cuanto al Hospital General de Segovia, San Juan habla de una situación «muy buena» entre adultos dentro de la unidad de Endicronología y Nutrición y pone en valor el trabajo de Fernando Gómez Peralta como responsable. Cuenta con dos enfermeras que se dedican a esa formación. «En Pediatría tenemos el problema de que cada vez hay más debuts en niños y no tenemos educadora en diabetes. La pediatra hace todo lo que puede, pero necesita apoyo». Se trata de la diabetes tipo 1, que «vuelve loco» al sistema inmunológico de los jóvenes. Es un ataque autoinmune, similar al lupus. «Te llevas un sopetón», resume la presidenta, con un hijo que 'debutó' a los cinco años. La falta de personal hace que estancias de tres o cuatro días –el periodo requerido para estabilizar al paciente– se extienda. «Estamos tardando 12, 13 o 14 días. Esto no puede ser».
San Juan subraya que un paciente que ha sufrido este suceso no puede salir del hospital sin controlar el protocolo de hipoglucemia, contar los hidratos y administrar insulina. «Te pasas con la dosis de insulina y, si no sabes remontar esa situación, el niño se te muere en media hora». La asociación, con unos 150 socios, aprovecha el día mundial de la enfermedad, el 14 de noviembre, para incidir en la concienciación.
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