Ana Carlota Amigo, Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea, tras el Pleno de este miércoles. CARLOS ESPESO

Murcia y Madrid precipitan una moción del PSOE contra Mañueco en Castilla y León

Lo que era una amenaza sin fecha se convierte en una carrera socialista por encontrar los seis apoyos que necesitan

Antonio G. Encinas

Valladolid

Jueves, 11 de marzo 2021, 00:31

La anunciada moción de censura en Castilla y León empezaba a adormecerse. Tras el ruido inicial, y después de zarandeado el árbol político regional y de sondear sus consecuencias, el PSOE se instaba a sí mismo a trabajarse los apoyos. Con discreción. Fuentes socialistas aseguran ... que la negociación había comenzado. No aquí. Luis Tudanca no había hablado, por ejemplo, con la coordinadora autonómica de Ciudadanos, Gemma Villarroel. Ni con Francisco Igea, con quien la disputa política, lejos de aminorarse, parece haber crecido en los últimos encontronazos plenarios. Ni con David Castaño, portavoz del grupo parlamentario.

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Desde Ciudadanos se advierte de que tampoco barajaban encontrarse con este órdago ahora. Incluso algunas fuentes consideran que habría tenido algún viso de prosperar más adelante. Cuando el desgaste hiciera mella en el matrimonio de conveniencia PP-Cs y se empezaran a tensar las relaciones más allá de los roces que se viven en los consejos de Gobierno por las restricciones pandémicas. Ahora, y tras la reacción de ayer del portavoz en las Cortes, David Castaño, con su aparición junto al popular Raúl de la Hoz para reafirmar el pacto de Gobierno, y la de hoy de Igea junto a Alfonso Fernández Mañueco, todo queda en manos de Inés Arrimadas.

David Castaño, portavoz parlamentario de Ciudadanos, interviene ante la mirada de Raúl de la Hoz, portavoz del PP. CARLOS ESPESO

La misma Inés Arrimadas que guardó silencio durante toda la jornada mientras los teléfonos de todos sus dirigentes pulverizaban sus baterías. Fue Edmundo Bal, uno de sus bastiones, quien tomó la palabra. «Tajantemente no vamos a apoyar la moción de censura en Castilla y León», dijo.

Por si fuera poco con la escenografía y los 'noes' rotundos, aún llegó por la tarde un comunicado por escrito de la formación naranja en Castilla y León. Sin ambages. La primera línea dice así: «Ciudadanos rechaza apoyar la moción de censura que ha presentado el PSOE en Castilla y León, por considerarla irresponsable, inoportuna y contraproducente para los intereses de los ciudadanos de la comunidad». Y un párrafo más tarde: «Ninguno de los 12 procuradores del Grupo Parlamentario, necesarios para que prospere la moción, va a apoyarla».

Y a partir de aquí viene la cuestión principal. ¿Por qué se ha acelerado todo si las cuentas no están claras?

La clave está en Murcia y en la reacción en cadena que ha provocado. Una reacción que varias fuentes de Ciudadanos aseguran que no se había calculado. Porque lo que había en Murcia, explican en conjunción con el argumentario de Bal, era una situación insostenible, de desprecio a sus consejeros en el Gobierno regional y con corruptelas como la vacunación a destiempo del ex consejero de Sanidad. Y preveían, aseguran, que esa moción presentada con el PSOE iba a ser una intervención quirúrgica que iba a terminar allí.

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Andanada de Ayuso

El error de cálculo es incomprensible teniendo en cuenta los antecedentes. El PSOE ya avisaba de una moción de censura en Castilla y León desde hacía dos semanas y media. El enfrentamiento entre Ignacio Aguado y la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, era cada vez más palpable. Solo Andalucía, donde Inés Arrimadas había rendido visita institucional al presidente, Juanma Moreno Bonilla (PP), parecía un territorio a salvo de sustos.

El anuncio de la moción de censura PSOE-Cs en Murcia, en la comunidad y en el Ayuntamiento de la capital, provocó la reacción inmediata en Madrid. Isabel Díaz Ayuso trató de convocar elecciones «para evitar una moción» similar que sí presentaron PSOE y Más Madrid, precisamente, para que no se celebren unas elecciones que cogerían a los socialistas con el pie cambiado, con Gabilondo como cabeza de cartel, y en las que los sondeos vaticinan un triunfo de Ayuso y un posterior Gobierno de coalición con Vox.

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La Mesa de la Asamblea de Madrid recogió, sin embargo, las mociones de censura, lo que inhabilita la posibilidad de una convocatoria electoral. Ahora puede que los tribunales tengan que dilucidar. La misma decisión de Ayuso se convierte así en la decisión de Schrödinger, puede ser un éxito y un fracaso al mismo tiempo. Si puede convocar elecciones, la jugada habrá sido redonda (si le salen los resultados). Si no puede, habrá provocado la ruptura definitiva con Ciudadanos, a cuyos seis consejeros destituyó de manera fulminante. Y un apoyo de Ciudadanos al PSOE junto a Más Madrid o Unidas Podemos le daría el Gobierno madrileño a los socialistas.

En las Cortes de Castilla y León, en esos momentos, el PP sopesaba opciones. Según algunas fuentes, desde Génova se apretaba a Alfonso Fernández Mañueco para que pulsara el botón rojo del adelanto electoral. No era la primera vez que se amenazaba con esa posibilidad, que está en la mano del presidente de la Junta. El caso es que las elecciones ahora, con el desgaste que ha supuesto la gestión de la pandemia tanto para PP como para Ciudadanos, y con la tendencia al alza de Vox, eran una maniobra arriesgada. De hecho, fuentes cercanas al Ejecutivo consideran que Mañueco no iba a jugar esa baza pese a las presiones que empezaban a recibirse.

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En ese punto, el PP miró a su socio de Gobierno y Ciudadanos se prestó a escenificar, como hicieron Juanma Moreno Bonilla y Juan Marín en Andalucía, la ratificación de su acuerdo. Primero con la comparecencia de su portavoz parlamentario, David Castaño, junto a Raúl de la Hoz. Después, con el anuncio de que hoy, a las 11, habrá una rueda de prensa conjunta de Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea. Nada, por otro, lado, que no responda al modo de actuar de Igea como miembro del Ejecutivo regional. «Siempre se ha portado así, ha asumido que era un solo Gobierno, sin colores», defendía un igeísta. Incluso cuando ha tenido que argumentar a favor del toque de queda a las 20 horas, ideado por el bando azul del Ejecutivo.

El PSOE, alertado de la situación de ese probable adelanto electoral, optó por la vía madrileña. Presentó su moción de censura antes del cierre del registro y convocó una rueda de prensa a las cinco de la tarde. Habían anunciado que cuando presentaran una moción de censura sería «para ganarla». Luis Tudanca insistió en el mismo mensaje. Vino a decir que saben del descontento de muchos procuradores de Ciudadanos con las decisiones del Ejecutivo regional liderado por el PP. Desde Ciudadanos se repite: No tiene su apoyo. Y desde el PSOE se reitera: la moción se presenta para ganarla. Y se deja en el aire un cierto halo de misterio que, de momento, no se corresponde con los números que se conocen, pero que insinúa que tienen esperanzas de sumar los 41 de aquí al día en que se celebre la votación.

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Cuentas para una moción

El PSOE cuenta con el apoyo fijo de sus 35 procuradores. Le faltan seis para poder aupar a Luis Tudanca al sillón principal de la bancada de Gobierno. Cuenta con los 2 de Podemos, que ya anunció su apoyo a la moción cuando se produjera. Le faltan cuatro. Podría rascar los de Por Ávila y UPL a cambio, quizá, de concesiones presupuestarias o de convertir en prioritarios ciertos proyectos para sus territorios. Y aún necesitaría dos procuradores de Ciudadanos para romper el eje azul-naranja que permite gobernar a Alfonso Fernández Mañueco (29 procuradores).

La seguridad del PSOE contrasta con la rotundidad del desmentido de Ciudadanos. Tan rotundo fue que la intervención de David Castaño mereció el aplauso de los procuradores oficialistas y de los igeístas, presentes durante toda la jornada, ya que además era mañana de Pleno en las Cortes. Desde el partido se transmitió «tranquilidad» a todos los integrantes de la formación naranja. Para algunos, el gran detonante de todo lo ocurrido en Castilla y León, más que Murcia, fue lo ocurrido en Madrid. Y esa ruptura drástica de Díaz Ayuso con Ciudadanos puede ser ahora, precisamente, la cuña que le sirva al PSOE para minar el apoyo de los de Arrimadas en Castilla y León.

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La moción sin fecha, la baza estratégica a medio plazo del PSOE en Castilla y León, se ha puesto en marcha de sopetón. Con los socialistas confiados en recabar los seis apoyos que necesitan mientras Cs y PP refrendan un pacto de Gobierno que se ha roto en Murcia y Madrid.

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