El viticultor, Daniel Maestre, impartiendo el curso de poda en sus viñedos en Quintana del Pidio S.G

Las mujeres piden paso en el mundo de la viticultura

Una quincena de féminas participa en un curos de poda del viñedo, una labor clave en el cuidado de la vid

Susana Gutiérrez

Aranda de Duero

Domingo, 5 de diciembre 2021, 08:28

Un tercio de los beneficiarios de las ayudas a las incorporaciones de los jóvenes al campo en Castilla y León han sido mujeres. En concreto 558 féminas han dado el paso de dedicarse al sector primario en los últimos dos años y se han acogido ... a esta línea de apoyo de la administración. La cifra constata que la mujer en el mundo de la agricultura y ganadería va ganando presencia y protagonismo. Lo denotan también las 9.500 féminas que son socias de cooperativas agrarias. Representan alrededor de un 20%, pero el porcentaje lleva línea ascendente.

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A pie de campo, uno de los sectores en los que más se evidencia la presencia femenina, se sitúa en la viticultura. «A pesar de que las mujeres siempre han estado presentes en la viña y en muchas ocasiones tirando del carro, era algo que pasaba desapercibido ya que muchas veces ni figuraban y su papel no estaba reconocido porque no había doble titularidad en las explotaciones. Desde hace unos años, la presencia femenina va cogiendo fuerza e incluso se nota en las reuniones de viticultores, estamos prácticamente parejos en número», detalla el coordinador de UCCL en la Ribera del Duero, Daniel Maestre.

Este viticultor de la Denominación de Origen Ribera del Duero (Burgos) dirige, durante estos días, en la localidad burgalesa de Quintana del Pidio, un curso de formación especializada en la poda en el viñedo, destinado específicamente a mujeres, ya que está financiados con fondos para la ayuda a la incorporación de las féminas al mundo del campo. Entre sus alumnas, quince mujeres y otra veintena que se ha quedado fuera por falta de plazas y espera a la siguiente convocatoria.

La poda es uno de los trabajos más importantes en la vid S.G

Las participantes en la formación proceden de varios municipios de la comarca ribereña como Aranda, Fuentenebro, Gumiel de Mercado o Sotillo de la Ribera, pero también de otras denominaciones de Origen, en concreto, Arlanza, Rueda y Cebreros. Todas ellas, dedicadas total o parcialmente al mundo del campo, con viñedos en propiedad, y con un claro objetivo de formarse para mejorar las labores y consolidarse dentro del sector agrario. «Soy viticultora, tengo el viñedo en Aranda y me dedico a ello. Cada vez hay más presencia de mujeres en el sector de la viña y el vino. Mujeres que les gusta su trabajo y pretenden mejorar», defiende Marta, una de las alumnas. El objetivo global de consiste en mejorar en las labores de la vid. «Soy agricultora de secano, me dedico al cereal y tengo un par de viñas que no quiero que se me pierdan, y pretendo aprender para ponerlas en valor», detalla otra de las participantes. En algunos casos, son mujeres que, recientemente acaban de dar el paso. «Soy sumiller y me parece que tenía que conocer un poco el origen de la viña y de todo el vino que llevo años vendiendo. Me he metido en campo con un viñedo en Gredos y estoy aprendiendo desde cero», explica Patricia llegada desde la provincia de Ávila.

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Fundamental

Durante treinta horas, a pie de viña y plantando cara al frío ribereño del mes de noviembre, el viticultor, tijera en mano, guía a las alumnas en los secretos de la poda. «Empezamos con tema de portainjertos que es la base de la primera poda que se hace, después la formación desde el primer año. Día por día, se muestra la evolución por años en diferentes viñas tanto en vaso como en espaldera», además de nociones teóricas y la visita a los viveros de vid en la localidad soriana de Alcubilla de Avellaneda.

Cada año, según Maestre, se convocan varios cursos específicos para formar en las labores de viticultura que, «no son siempre específicos para mujeres, también organizamos cursos mixtos donde hay mucha presencia femenina». Especialmente, la formación se centra en la poda al tratarse de una de labor fundamental en el ciclo vegetativo de la vid que «no lo sabe realizar cualquiera y es lo que está haciendo que se mueran las viñas, hacemos todos los años varios cursos de poda, es la labor más importante para asegurar la calidad de la viña y el vino».

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Es el momento idóneo para desarrollar la formación, ya que la poda se realiza en invierno cuando el estado vegetativo de la vid está parado, entre diciembre y marzo. Una labor que se realiza principalmente por dos razones fundamentales: limitar la producción para que sea de mayor calidad, además de controlar el crecimiento de la viña y hacer que dure más tiempo.

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