Vino de Bilbao con un contrato de trabajo en Valladolid y ahora, tras varios meses en la plantilla de Renault, ha visto cómo su situación ha cambiado por completo. Íñigo Camino tiene 29 años, estudió Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad de Deusto y ha trabajado en diferentes clubes de entrenador y preparador físico, como el Simancas o el Betis de Valladolid. La irrupción de la pandemia frenó en seco su proyección profesional y se vio abocado a trabajar en la fábrica de Renault en la capital en febrero de 2021. «No es un trabajo que me desagrade y pude independizarme, lo cogí porque no tenía otra cosa, pero quiero dedicarme a lo que estudié», confiesa.
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Mientras estudiaba, vio que el mundo del fútbol es complicado pero la realidad cuando salió al mundo laboral reforzó esa visión. «No se cobra lo que se promete, las oportunidades no son las mismas y es un sector precario cuando no estás en profesional», confiesa.
Tras un año en plantilla, con un ERTE de por medio y alguna que otra interrupción por los paros de la fábrica, su contrato finalizó y no tuvo otra opción que apuntarse al paro. «De momento no he cobrado ni un euro del paro por el ERTE y los pagos van lentos, pero confío en que me lo abonen para ser capaz de cubrir mis gastos», explica Íñigo.
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En paro desde hace poco más de dos meses, reconoce que cada vez tiene más claro que es difícil dedicarse a lo que estudió como tal, pero no cierra las puertas a poder trabajar en algún gimnasio como preparador físico. Tampoco está cerrado a otros trabajos, sean del sector que sean. «Estamos en un momento en el que ni siquiera podemos elegir la profesión que queremos aunque hayamos estudiado para ello, la edad corre en nuestra contra».
Con la mente puesta en el verano y en conseguir algún trabajillo para ahorrar y continuar su formación, este joven bilbaíno residente en Valladolid ha tomado la decisión hace apenas un mes de mudarse a su pueblo. Allí, en Piñel de Abajo, tiene una casa familiar y no paga el alquiler mensual que sí abonaba en la ciduad. «Es una vida tranquila y, de momento, me quiero quedar aquí aunque sea para pasar los meses de verano. Luego me iré a donde me lleve el trabajo, no descarto ninguna posibilidad laboral de cara al futuro», reconoce.
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