Y los mayores ¿de qué se vacunan?

A disposición de los sexagenarios, y de más edad, hay varias vacunas recomendadas desde los 60 años; pero la que más adeptos parece tener, y aún así no los suficientes, es la antigripal. En esta vacuna la respuesta es buena. Entre estos mayores, la pasada temporada alcanzó una cobertura del 66%, similar a la prepandémica; aunque en 2020 llegó al 85,17%. El efecto del miedo. Este año, ya hay 346.751 personas vacunadas con la antigripal, dos terceras partes de lo que se espera desde Salud Pública cuando se llegue al final. Este año además la antigripal se extiende a la población infantil entre 6 y 59 meses de edad. Y siempre ha sido recomendada para las embarazadas. El año pasado se la pusieron 4.332, el 46%. Y también se busca desde Sanidad potenciar la antigripal, como las demás frente a problemas respiratorios, entre trabajadores esenciales, especialmente los sanitarios y sociosanitarios, y cuidadores de personas vulnerables por edad o discapacidad. Junto a todo ello, las personas con enfermedades crónicas –y este año los fumadores– entran en la lista a la que se dirige la actual campaña.

Más floja va la de la nueva dosis de refuerzo del covid, la quinta para quien ha cumplido con todas las pautas. La desgana es clara a este respecto. Apenas el 20% de cobertura frente al coronavirus entre los mayores y del 11%, entre la población general. Muy baja –algo a lo que también animan los buenos datos de escasa transmisión– aunque queda campaña.

Y tal vez la más olvidada es la del neumococo que ahora tiene la facilidad de resolverse con una sola dosis, a los 65 años, para toda la vida. En 2021, los porcentajes con la vacuna conjugada 13 valente llegó al 29% de la cohorte que alcanzó los 65 años ese año y del 37% con la polisacárida 23 valente, en la población que cumplió los 66 años en 2021. El pasado año descendió la cobertura al 20% y al 30%; aunque antes del covid fue del 25% y el 35%, respectivamente

Es una vacuna que hace años se ofertaba a la par que la gripal cuando correspondía y esto favoreció su impulso, opinan fuentes sanitarias. Ahora, la indicación «es oportunista cuando la persona mayor acude por cualquier motivo a la consulta de su centro de salud; pero así es mucho más fácil que se olvide aconsejarlo e incluso acordarse de ponérsela. Y ello pese a que supone un considerable ahorro para el sistema sanitario, además de salud individual y colectiva, mejorar estas coberturas y reducir los ingresos por neumonía –unas seiscientas al año en la región–. El Streptococcus pneumoniae puede producir un amplio rango de enfermedades, desde otitis media, mastoiditis, sinusitis y otras enfermedades comunes del tracto respiratorio superior, hasta otras formas más graves, conocidas como enfermedad neumocócica invasora (ENI) y que pueden manifestarse en forma de neumonía bacteriémica, meningitis o sepsis.

El neumococo, de transmisión aérea o por exposición directa a las partículas exhaladas por personas infectadas o portadoras de la bacteria, suele presentar una mayor incidencia en invierno o principios de la primavera, cuando las patologías respiratorias son más frecuentes.

Con el objetivo de cubrir las necesidades, la Junta ha implantado la antineumocócica conjugada 20 valente, que sustituye a la anterior pauta vacunal basada en una dosis antineumocócica 13 valente a los 65 años y otra 21 valente un año más tarde, por una única inoculación de la nueva que se administra a los 65 años.

La simplificación que conlleva esta nueva sistematización frente al 'streptococcus pneumoniae' no sólo mantiene y refuerza la protección ante los serotipos circulantes responsables de la mayoría de las enfermedades neumocócicas sino que, al reducir a un único pinchazo su administración, facilita el acceso poblacional a la inmunización y participación en el calendario oficial de vacunaciones sistemáticas a lo largo de la vida en Castilla y León. Además, a los mayores también se les administra una única dosis de tétanos-difteria (Td) como recuerdo a los 65 años de edad; así como a esta misma edad se incluye este año la del herpes zóster, una enfermedad muy incapacitante y dolorosa cuyo riesgo es mayor en personas con determinadas patologías y a medida que aumenta la edad. La estimación de dosis necesarias se ha realizado de acuerdo con el número de personas que se encuentran en esa cohorte de edad en 2023 y con una cobertura estimada del 55% en el primer año, lo que supone unos 20.000 usuarios a los que se les administrará la vacuna mediante una pauta completa de dos dosis. Y en 2024 se les pondrá también a los mayores de 80 años (hay 217.000) y a los que cumplan 65 el próximo año.