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Ni nombrarlo. Por las siglas, claro. Porque aludir al otro, al «que se decía partido de la siembra», a «los otros que callan ante Trump», ... a «los que aplauden los aranceles al sector agroalimentario», eso sí. Todo el rato. Alfonso Fernández Mañueco y Alberto Núñez Feijóo aprovecharon una visita del líder del PP a Serrada, a la quesería Campoveja y a la bodega Hijos de Alberto Gutiérrez, para abrir las hostilidades preelectorales con Vox. Un partido que también empieza a engrasar la maquinaria de precampaña: este domingo ha anunciado la visita de Santiago Abascal a Valladolid.
La estrategia del PP quedó nítidamente fijada en el acto escenificado en la bodega de Serrada. Asistieron la vicepresidenta Isabel Blanco, la consejera de Agricultura María González o el presidente del PP de Valladolid, Conrado Íscar. Y a todos les quedó claro el mensaje: el PP necesita recuperar ese voto rural que en 2022 se marchó a Vox. ¿Cómo? Recordando que Vox, mientras gestionó la Consejería de Agricultura en Castilla y León, no cumplió con sus promesas y relanzando la figura de la consejera popular María González, empeñada en pacificar el sector desde el primer minuto a fuerza de reuniones con las organizaciones agrarias. Después, acaparando una parte del discurso de Vox, el que se refiere a la Unión Europea y sus excesivas reglamentaciones. «El gobierno de la UE está mayoritariamente formado por mujeres y hombres del Partido Popular Europeo. La legislatura debe ser distinta, que baje la burocracia y nos centremos en la competitividad de los productos agrarios. Menos burocracia y más diálogo», señaló Feijóo.
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Y en tercer lugar, dentro de esta fórmula de recuperación del voto rural, el trumpismo. «Castilla y León tienen 3.400 millones de euros de exportaciones al año y se ponen en riesgo por los aranceles anunciados por Estados Unidos. Los que decían 'siembra' son los mismos que hoy aplauden los aranceles a nuestro sector agroalimentario», decía Mañueco. Y remachaba la idea Feijóo. «Lo de mirar para otro lado se lo dejamos a otros partidos. El PP pide respeto a los productos españoles y europeos. El verdadero patriotismo es solucionar los problemas, el resto es un patriotismo de boquilla».
En este punto, el de la equiparación Vox-Trump, el PP coincide con el PSOE. Feijóo recordó, por ejemplo, que el vino español exporta a Estados Unidos por valor de 400 millones de euros anuales. Y el día anterior, el secretario autonómico del PSOE, Carlos Martínez, escribía que «el sector de los vinos y espumosos da trabajo a más de 33.000 personas en Castilla y León y supone el 3% del PIB» de la comunidad, algo que «peligra si los ex socios de Mañueco cumplen la última amenaza que llega desde Estados Unidos».
Aunque es lo único. Feijóo aprovechó la visita para volver a reclamar que el aumento del gasto en defensa pase por el Congreso. Y recordó que sin presupuestos no se puede gobernar. «Llevamos tres presupuestos en siete años», dijo. A su lado, Alfonso Fernández Mañueco, con techo de gasto aprobado, presupuestos en el cajón y la quinta prórroga presupuestaria en seis años. «El Gobierno no tiene legitimidad para acometer un incremento de los fondos en defensa que va a afectar a los próximos años», advertía Feijóo. Porque está en minoría. Y al lado, Mañueco. Y en el recuerdo, la última intervención de David Hierro, portavoz de Vox, en el Pleno de esta semana. «Todas las semanas le mandan emisarios de Génova para repetirle el mismo mensaje, Alberto Núñez Feijóo, Esther Muñoz y Miguel Tellado, que le ha vuelto a decir que sin una mayoría parlamentaria no se puede gobernar».
Es el efecto boomerang de la política española. El matiz diferencial entre Castilla y León y el Gobierno central está en que Alfonso Fernández Mañueco no tiene ante si el reto de aprobar un gasto añadido que precise de la aprobación del resto de los grupos. Pedro Sánchez sí. Y a eso se aplica el castigo del PP, a señalar ese flanco débil. «A ningún representante de los grupos parlamentarios les ha explicado Sánchez lo que va a hacer, qué presupuesto hay que destinar, cómo se va a financiar, y qué oculta. No es de recibo que en una reunión en Bruselas la próxima semana diga lo que no quiere decir en España. Hemos confirmado que el presidente no tiene mayoría parlamentaria para aprobar ningún plan de defensa. No se puede adoptar ninguna decisión en materia de defensa que no esté aprobada por el Congreso de los Diputados», recordó. Y de momento no hay quórum para que esa aprobación se dé.
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