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Los mensajes de prudencia del vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, de confianza comedida en poder relajar las medidas excepcionales pronto, se toparon el martes con el exceso de previsión del consejero de Fomento, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que dio por hecho que el lunes que viene, 8 de marzo, se procedería «desde las 00:00 del domingo» a la «reapertura de centros comerciales y otras actividades de ocio o deporte, así como los gimnasios», y el interior de la hostelería. La colisión pública no hizo sino reflejar lo que ocurrió en el Consejo de Gobierno, remedo de lo que ha sucedido en otras ocasiones. El sector naranja, con el propio Igea y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, a la cabeza, ha reiterado su apuesta por las restricciones severas y el tono conservador en la desescalada en momentos en los que otro sector, el azul, con el propio Suárez-Quiñones y algún otro consejero del PP, creía posible aliviarlas o acelerar el proceso de vuelta a la normalidad.
La intervención de Suárez-Quiñones alteró los ánimos en Ciudadanos. Francisco Igea tenía prevista este martes una reunión con sus consejeros en el Ejecutivo autonómico. Él y Casado han sido la cara de la pandemia, con comparecencias diarias en la primera ola y continuadas en estos últimos meses. Igea se quejó en alguna ocasión de que «las vacunas las pone el Gobierno y los recortes, la Junta», para escenificar que el Gobierno de Pedro Sánchez había dejado la cara amarga de la pandemia en manos de las comunidades autónomas. Hoy, Alfonso Fernández Mañueco salía con los fondos europeos por bandera y con el mensaje optimista de Suárez-Quiñones como acompañamiento previo. Y en Ciudadanos saltó la alerta.
Más sobre la desescalada en Castilla y León
Mañueco optó por la vía conciliadora. Con la amenaza de la moción del PSOE de fondo y la próxima visita de Inés Arrimadas -aún sin fecha-, y con ruido interno en el propio PP antes de comenzar los congresos provinciales, el presidente de la Junta escogió devolver el mando en plaza a Igea y desautorizar así a Suárez-Quiñones, excedido en su función, a juicio de Ciudadanos. «Más allá de que todos podamos explicar las cosas con mayor o menor fortuna, el objetivo está claro. Que las cosas se discuten, sí; que hay debate, por supuesto. Todo lo demás son cuestiones periodísticas en las que ni entro ni voy a valorar», señaló Mañueco. Y aseguró: «Cuando se alcancen los criterios de desescalada esta se producirá, nunca antes del lunes. Si se producen hoy, o mañana, el lunes entrarán en vigor. Si no, ya veremos. La evolución es favorable y positiva. La prudencia debe guiar nuestros pasos».
A día de ayer se contabilizaban 208 pacientes en unidades de críticos en Castilla y León. El cálculo que mide el semáforo de niveles de riesgo se hace sobre el total de camas habilitadas, 539, por lo que ahora mismo está en el 38,59% de «ocupación de camas de UCI por casos de covid-19». Un porcentaje que destroza la situación de Soria, que alcanza el 80%. Ávila, León y Salamanca estarían ya por debajo del 35% que se ha puesto como límite para rebajar las restricciones excepcionalísimas.
El truco contable aquí está en que Castilla y León partía de 331 camas UCI. El resto, hasta 539, son «habilitadas» en otros espacios. Sobre esas 331, las 208 suponen un 62%. Y es que las UCI no bajan al mismo ritmo que la incidencia de contagios o que, incluso, los ingresos en planta por covid, que han bajado de 2.096 a 521 en cuatro semanas.
El caso es que este jueves volverá a haber Consejo de Gobierno y si se dan las circunstancias, y a pesar de que se anunció que las medidas se adoptarían en los consejos extraordinarios de los lunes, se adoptará el acuerdo que permita eliminar las restricciones. «Nunca antes del lunes», como aclaró Mañueco. «Lo importante es actuar sin prisas, no queremos recaídas». El presidente de la Junta trató de minimizar en todo momento la crisis abierta con la injerencia del consejero de Fomento. Incluso redujo las tensiones del pasado Consejo de Gobierno, que algunas fuentes consideran «similares» a las que se han vivido otras veces por discrepancias sobre la estrategia a seguir. «El Consejo de Gobierno empezó media hora tarde porque yo me despisté», admitió. «Si a eso le añadimos que empezaba más tarde... A veces las cosas se retrasan por elementos tan sencillos como eso».
Mañueco trató de devolver la responsabilidad de la estrategia de nuevo al Gobierno central, en este caso con la Semana Santa como argumento de peso. «Cuando se aprobaron los criterios comunes, muy pocas comunidades autónomas estaban por debajo de 250 de incidencia [acumulada a 14 días]. Si algo ha enseñado esta pandemia es que hay que apostar por criterios comunes por encima de 250 para que no haya 17 niveles de escalada distintos«, razonó Mañueco, que pidió que, una vez que se baja de esos niveles elevados, se establezcan «criterios homogéneos» de desescalada. «El Gobierno de España tiene que liderar y coordinar y trabajar de la mano de las comunidades autónomas. Es fundamental que haya criterios comunes, sin perjuicio de que luego cada comunidad autónoma pueda adaptar según su situación epidemiológica. Hace meses que no estamos en 250», indicó. Castilla y León bajó por fin de 250 de incidencia a 14 días el pasado 22 de febrero. «Debemos tener criterios comunes ante la situación de Semana Santa y ante incidencia de más de 250, para que no haya una dispersión de respuestas de las comunidades autónomas», advirtió.
El semáforo de indicadores de riesgo muestra los niveles de alerta en función de factores epidemiológicos, de incidencia principalmente, y de factores sanitarios, de ocupación de UCI e ingresos en planta. Y a esos niveles se corresponden las medidas de aplicación descritas en el decreto de estado de alarma en vigor.
El 35% adoptado por la Junta como criterio añadido para eliminar las restricciones excepcionalísimas en todas las provincias podría cumplirse a tiempo para levantarlas el día 8 de marzo. Entre esas medidas figuran el cierre al público de los centros comerciales, gimnasios y locales de apuestas y la prohibición de atender en el interior de los establecimientos hosteleros. De hecho, a la vista de los datos, existe optimismo en el Gobierno autonómico sobre esa posibilidad. A partir de ese momento, y con la comunidad aún en nivel de alerta 4, el máximo, se podrá ir avanzando en la desescalada.
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