Mañueco, un árbitro sometido a la tensión de mediar entre su socio y los agentes sociales

La respuesta de CEOE, CCOO y UGT fue lenta. Y en la de la patronal liderada por Santiago Aparicio, presidente de CEOE en Castilla y León, se insinuaba el porqué. Confiaba, decían desde la organización empresarial, en que Alfonso Fernández Mañueco «neutralizara» la acción de Vox. Y Mañueco respondía a la confianza, casi simultáneamente, con la convocatoria de una reunión del Consejo del Diálogo Social que después se aplazó por el contagio de covid del presidente de la Junta.

Ahora esa reunión tiene nueva fecha, este lunes, y la tensión aumenta conforme se acerca. Para empezar, los sindicatos escenificaron su búsqueda de alianzas con una reunión con el secretario general del PSOE, Luis Tudanca, esta semana. La plana mayor de UGT y CCOO, con Tudanca, los alcaldes socialistas de municipios de más de 20.000 habitantes y la delegada del Gobierno, Virginia Barcones.

Tudanca recordó que muchos planes de empleo de los municipios tienen como colaboradores necesarios a los sindicatos y la patronal. Y llamó a filas para defender el Diálogo Social, con una puya añadida para Mañueco en la figura de Juan Vicente Herrera, erigido así en cuña de la misma madera del PP. «Los ataques y el deterioro que se está consumando por parte de la extrema derecha atentan contra una de las mejores cosas que construimos juntos, que potenció Juan Vicente Herrera, pero que contó con colaboración leal de sindicatos, trabajadores y oposición», recordó Tudanca.

El otoño se anticipa caliente si la inflación insiste en mantenerse en niveles inasumibles y el invierno, en función de lo que ocurra con el gas ruso en Europa, puede ser aún peor. EnCastilla y León, a la reciente crisis de Siro se une ahora la de otra empresa palentina, TIFluidSystem. Los trabajadores ya han mantenido conversaciones con el viceconsejero de Economía y Competitividad de la Junta, Carlos Martín Tobalina, y con la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, así como con el socialista Luis Tudanca. Se busca otra operación de rescate. La anterior cogió a Vox y PP enfrascados en la constitución del Gobierno autonómico y cuando explotó, fueron Reyes Maroto y el Gobierno central quienes asumieron la misión y se colgaron las medallas de su resolución.

En este contexto económico crítico, Alfonso Fernández Mañueco ha tratado de templar ánimos con la convocatoria de esta reunión del Consejo del Diálogo Social, pero eso tampoco ha bastado como calmante. Este lunes a las 12 del mediodía están convocados los integrantes de este órgano. Es decir: el presidente de la Junta, que es además presidente del Consejo; el consejero de Industria, Mariano Veganzones (Vox); CCOO, UGT y Cecale.

Pero ocurre que Vox no se conforma. Además de que también comparezca el consejero de Economía, algo lógico porque la normativa establece que acudirán los que tengan competencias en materia de empleo, y eso afecta también al área de Carlos Fernández Carriedo (PP), el socio de gobierno de los populares quiere que acuda a la reunión Juan García-Gallardo (Vox).

Esto lo han interpretado los agentes sociales como una provocación. Incluso han pedido, a su vez, poder reforzar sus equipos en el Consejo.

Francisco Igea, ex vicepresidente de la Junta, acudió a algunas reuniones del Consejo del Diálogo Social durante la pasada legislatura, en la que también hubo tensiones entre los agentes sociales y la Junta porque Ciudadanos pretendía reformar la composición de este órgano. «Lo sorprendente no es la presencia del vicepresidente, yo acudí en su día y no hubo escándalo» –admitía Igea esta semana antes de azuzar la cuestión–.«El escándalo es el propio vicepresidente. Es una manera de entender la presencia en el Gobierno en la búsqueda de la confrontación permanente», concluyó.

Mañueco está atrapado entre la herencia de un Diálogo Social construido por su propio partido y que está obligado a mantener, un socio exigente con un programa que debe exhibir como irrenunciable antes de las municipales, y un contexto económico crítico en el que la paz social es fundamental para alcanzar acuerdos relevantes. Todos los implicados auguran tensión. El presidente de la Junta tiene en la mano la decisión de hacia dónde puede, o debe, tensar más la cuerda.