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«Hay que seguir mirando al cielo y estar pendientes de las lluvias durante los próximos días, porque serán determinantes para el futuro de la campaña micológica de este año, aún estamos a tiempo pero», señala el coordinador del programa Micocyl de Castilla y León, ... Roberto Rubio, quien afirma que «hay que ser prudentes». Arranca de forma «tímida» la temporada de otoño con una idea clara para los expertos, «es muy pronto para hablar de malos resultados por la falta de agua, pero es cierto que el final de la primavera y el verano con ausencia de tormentas no están ayudando mucho a que sea una campaña esperanzadora en cuanto a producción».
Desde Micocyl recuerdan que los niveles de recolección de setas durante los primeros meses del año han sido los de «una campaña media» en cuanto a producción, pero la persistente sequía unida a periodos prolongados de altas temperaturas han propiciado que este 2022 sea un año «extremadamente seco» y eso ha provocado «hasta la fecha un retraso en la fructificación de la mayor parte de las zonas productoras de Castilla y León».
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El Norte
La borrasca Danielle ha dejado –hace apenas unos días– lluvia en lugares concretos de la región, como en la provincia de Soria y de Burgos, donde han fructificado los primeros ejemplares, «las setas, al menos este año, han sabido adaptarse a los envites del cambio climático», señalan a Ical desde el Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor).
En Salamanca, Ávila o Segovia las necesarias precipitaciones de los últimos días unidas a unas previsiones de lluvias para la última quincena de septiembre auguran –al igual que en primavera– «una campaña normal y de producción media», aunque con un retraso en la fructificación de algunas especies, por la sequía que arrastramos, «ya sea por los datos que arrojan los sensores remotos sobre el terreno o por los datos de la Agencia Estatal de Meteorología, que nos indican que estamos a un 20% de lo que se consideraría un nivel de precipitación normal», señala Rubio.
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El experto añade que «lo que se necesita en Castilla y León son lluvias pero con una regularidad suficiente para que cubran esa notable carencia hídrica».
Estas precipitaciones serán fundamentales para una comunidad que atesora en sus bosques una gran diversidad de hongos silvestres en los que hay catalogadas más de 2700 especies a lo largo y ancho de las 4,5 millones de hectáreas productoras repartidas en Castilla y León (1,5 de ellas consideradas de gran aptitud) para la producción de hongos silvestres comestibles de alto valor de mercado.
Por el momento la producción que podría verse más afectada es la de boletus edulis y boletus pinícola, «son las dos especies que primero se recogen en pinares maduros, robledales, hayedos de Soria, Zamora, Burgos, Salamanca o León y son los que más nos preocupan en estos momentos porque son las especies de floración más temprana –comienzan a aparecer desde finales de septiembre hasta los últimos días de octubre– y si no llueve lo suficiente, peligra su producción», explica el jefe de área de gestión forestal de recursos naturales de Cesefor.
En Valladolid, zona de níscalos en dehesas y pinares, todo dependerá de la cantidad y regularidad de precipitaciones, «aquí aún estamos a tiempo de disfrutar de una buena producción en la zona, siempre y cuando las temperaturas acompañen y no bajen en exceso porque la floración de setas del género lactarius, como es el níscalo, comienza a finales de octubre hasta principios de diciembre», argumenta Rubio, quien especifica que hasta el momento «el rango de temperaturas en lo que llevamos de septiembre está siendo aceptable».
Según el experto, no se puede decir que la temporada de níscalos esté en riesgo y recuerda además que, «aunque sean las mencionadas (boletus y níscalos) las principales especies que atraen a la mayoría de turistas micológicos –y pese a que la temporada otoñal no se vaya a caracterizar por fructificaciones muy elevadas– setas tenemos muchas y durante todo el año a nivel varietal en nuestra región, porque hay otras que sin tanto renombre fructifican siempre y es interesante conocerlas como son las del género cantarillus».
Salir al campo a recoger setas no es una actividad que se pueda desempeñar de cualquier manera, ya que requiere de un permiso especial puesto que se trata de una actividad regulada en la que hay un límite de recolección de kilos por persona y día para garantizar la sostenibilidad del recurso y el desarrollo de la economía del medio rural.
Precisamente, en términos económicos desde el programa de Micología de Castilla y León estiman que el sector de las setas y hongos silvestres pueden llegar a generar eso sí «en años buenos» hasta 65 millones de euros, de los que el 20% serían rentas directas de los recolectores gracias a la compraventa de setas y hongos. Aunque esta cifra, sin duda, se verá mermada este 2022 no solo por la sequía, ya que los incendios de la Sierra de la Culebra y de Losacio, que acumulan más de 67.000 hectáreas arrasadas, han afectado notablemente «y lo harán hasta dentro de muchos años» a una zona rica en cuanto a niveles de producción de una de las especies más preciadas en época de recolección, la de boletus edulis de la provincia zamorana.
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