Nieves caballero y agapito ojosnegros
Valladolid
Domingo, 23 de agosto 2020, 21:06
La vendimia es el momento decisivo del ciclo de la vid y este año se presenta aún más crítico por la incidencia que la covid-19 pueda tener en los trabajadores del campo. Proteger su salud y, por extensión, la de un sector del ... que viven miles de personas en la región es el objetivo de esta vendimia. Los gobiernos de La Rioja y Navarra han anunciado que realizarán las pruebas PCR a todos los temporeros. Por el momento, la Junta de Castilla y León no contempla pruebas a todos los trabajadores destinados a la recolección de la uva, aunque sí están previstas en el caso de que exista la duda de un posible contagio en una cuadrilla o en una zona. Ahora bien, Salud Pública puede cambiar de decisión en necesario.
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Así lo ha explicado el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero. «La Junta no va a hacer pruebas indiscriminadas a todos los temporeros, ahora bien si hay circunstancias o indicios razonables de contagio en una cuadrilla o en una zona del campo desde el punto de vista epidemiológico, se harán las PCR». Ese es el criterio de Salud Pública en estos momentos, pero es «susceptible de cambiar según cómo vayan evolucionando las cosas». No solo en la vendimia, también en otros sectores del campo.
Coronavirus en Castilla y León
La preocupación se centra sobre todo en las dos grandes denominaciones de origen de Castilla y León, Rueda y Ribera del Duero. Sin embargo, Carnero confía en que «no haya problemas porque en Rueda la vendimia se realiza mayoritariamente con máquinas y Ribera suele contratar a trabajadores de la zona».
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Un brote en una bodega puede suponer el cese de la actividad y, por poco tiempo que sea, significar cientos de hectáreas sin recolectar y cientos de viticultores afectados, porque la uva no espera. De ahí que las elaboradoras estén ampliando las medidas establecidas por las autoridades sanitarias para blindar del virus a viña y bodega.
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El tipo de vendimia generalizada en la Denominación de Origen Rueda, mecanizada, facilita la desinfección de equipos así como el distanciamiento social y ausencia de contacto con el producto. El caso de Ribera es diferente ya que se requiere mucha mano de obra debido a su extensa superficie de viñedo y a que el tipo de vendimia es manual principalmente, por lo que requiere de la contratación de muchos temporeros y lo que esto conlleva: desplazamientos y alojamiento, factores que incrementan el riesgo. El año pasado la mecanización en Ribera fue del 22,83 % de la uva recogida.
Con la vendimia en ciernes en la DO Rueda, Bodega Cuatro Rayas ha tomado medidas a través de su comité de prevención. La elaboradora ha implementado «estrictos protocolos de trabajo» en bodega y viñedo, monitorizado a las cuadrillas, su transporte y residencia. Y el mismo tutelaje para los socios que vendimian los viñedos viejos en vaso.
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Por su parte, Bodegas Protos y Grupo Matarromera -con sede en Ribera del Duero pero también en otras denominaciones origen- han puesto a sus departamentos de prevención de riesgos laborales a complementar las medidas sanitarias de las administraciones.
Protos se abastece de uva por distintas vías, cada una con su particularidad. Por un lado cuenta con viñedos propios, por otro le surten sus 400 socios y, también, se abastece de productores externos. Estas dos últimas circunstancias «son las que más nos preocupan», explica Carlos Villar, director general de Protos, quien añade que disponen de personal propio para el cuidado de sus viñedos y la supervisión de los externos.
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Para sus viñas contratan «dos empresas de servicios con las que llevamos trabajando muchísimos años y que, además de vendimiar, hacen todas las labores todo el año, con los mismos trabajadores». Ellas se ocupan de los alojamientos y el transporte de temporeros, y «en este aspecto estamos más tranquilos».
Respecto a sus proveedores, sean socios o externos, Villar explica que les han transmitido unas recomendaciones a mayores de las que establece la Junta «para minimizar los riesgos».
«Mi miedo es por los proveedores de uva y de puertas adentro para que no se paralice nuestra elaboración ni la vendimia», reconoce. «Trabajamos sobre todo con protocolos de puertas para adentro» porque dejar una viña concreta sin recoger por algún brote no supondría mayor problema, lo que sí sería preocupante es que ese brote se trasladase a las instalaciones y estas se paralizasen.
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Para evitar esta eventualidad, «en bodega hemos hecho grupos pequeños que trabajarán en espacios independientes», que equivaldrían a «bodegas dentro de la misma bodega para que si se produce alguna infección no se paralice el trabajo. De esta forma si se hay un contagio afectaría solo a un grupo de trabajo y a una parte de la bodega, garantizando así la recepción de la uva y que no se perjudique a los viticultores. Estos grupos de trabajo tampoco compartirán zonas comunes, como vestuarios, y si es necesarios se instalarán portátiles. Un contagio «supondría un problema grave para la continuidad de la vendimia», afirma Villar.
Si la uva entra sana se mecanizarán las mesas de selección, lo que implica menos contratación; y si la uva presenta alguna enfermedad, sí que sería necesario contratar a personal, extremando las medidas.
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El Grupo Matarromera también contrata empresas especializadas, de confianza, que proporcionan «estabilidad porque su personal es con el que trabajamos todo el año», explican desde el grupo. Su departamento de riesgos laborales y esas empresas realizan el seguimiento «del cumplimiento total de las medidas de seguridad, un trabajo conjunto viendo todas las posibilidades para mejorar la normativa vigente y aplicarla a cada área de trabajo», concretan. Esto se traduce en ampliación de la distancia de seguridad en la viña -un trabajador por líneo-, menos personas por vehículo, gel hidroalcohólico y la disposición de soportes y bolsas para ropa.
Igualmente «se ha reorganizado el trabajo por funciones, mientras que antes se trabajaba de forma polivalente. Quien recoge la uva solo hace eso, quien recoge cajas solo hace eso, y los tractoristas solo conducen el tractor sin bajarse de él ni en campo ni en bodega».
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Bodeguero y viticultor de Fuentecén (Burgos) y coordinador general de la Unión de Uniones de España del sindicato Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), José Manuel de las Heras destaca que el momento es preocupante porque cada vez hay más brotes. «Vemos lo que ha ocurrido en Aranda de Duero y es preocupante, no solo por las normas, que también». Además, «tenemos miedo por la movilidad de la mano de obra que tiene que venir de otros países de la UE y del norte de África». La incertidumbre es máxima «porque lo que hoy es noticia mañana puede cambiar».
Ante las actuales circunstancias, la opción que cree De las Heras que van a adoptar algunos productores va a ser mecanizar la vendimia en la Ribera del Duero, una práctica todavía muy poco extendida en esta DO. En cuanto a los temporeros que llegan sin contrato, explica que los viticultores «no somos los culpables de que esas personas puedan estar hacinadas, eso deberían controlarlo los ayuntamientos».
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Según sus datos, la contratación de temporeros por parte de viticultores «es un pequeño porcentaje, el 15 o el 20%, mientras que el 80% son de empresas de servicios», que «son las que deben procurar el alojamiento a sus empleados». «El agricultor que contrata se preocupa de tener casa preparada, pero cuando lo hace a través de una empresa es esta la que tienen que ocuparse», recalca. También avisa al agricultor para «que cuando contrate a estas empresas» se cerciore de los contratos, «porque no conocer ciertos temas no te exime de la sanción».
Registro de los trabajadores. El titular de la explotación debe mantener un registro, a ser posible electrónico, con la relación de los trabajadores contratados y sus números de teléfono de contacto, la cuadrilla a la que pertenece y el alojamiento.
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Atención sanitaria. Es recomendable que el empresario facilite la solicitud de atención sanitaria como desplazados (en los casos necesarios), tanto si se proviene de otra provincia, de otra comunidad autónoma o de otro país, con la finalidad de tener de antemano un centro de salud asignado.
Aislamiento. Garantizar que cualquier persona que desarrolle síntomas sospechosos de la covid-19 y/o tenga un diagnóstico positivo pueda aislarse del resto de trabajadores y convivientes de manera efectiva en una habitación individual.
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Distanciamiento. Garantizar que los trabajadores mantengan la distancia de seguridad interpersonal de al menos 1,5 metros y el uso obligatorio de mascarilla, excepto si la actividad se desarrolla al aire libre fuera de los núcleos de población. En este último caso, hay que guardar la distancia.
Equipos de trabajo y herramientas. Evitar, en la medida de lo posible, utilizar equipos y dispositivos que hayan sido usados en la jornada de trabajo por otro empleado, salvo que han sido desinfectados antes. En caso contrario, es recomendable lavarse las manos con agua y jabón, o geles hidroalcohólicos o desinfectantes, antes y después de cada uso.
Grupos pequeños. Organizar cuadrillas estables de diez o menos trabajadores, de manera que se garantice el distanciamiento permanente entre las personas de los distintos grupos. A la hora de constituir las cuadrillas de temporeros conviene considerar, además de aspectos organizativos de trabajo, los desplazamientos y el lugar de alojamiento.
Desplazamientos. Uso obligatorio de mascarillas para todos los ocupantes. Si el vehículo cuenta con hasta nueve plazas, podrán desplazarse dos personas por cada dos filas de asientos, guardándose la máxima distancia posible entre sus ocupantes. En vehículos que únicamente dispongan de una fila de asientos, podrán viajar como máximo dos personas. El vehículo dispondrá de papel de un solo uso y un recipiente para tirarlo, así como solución hidroalcohólica. Evitar que compartan vehículo las personas de diferentes cuadrillas.
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Higiene personal. Disponer de aseos con agua corriente, jabón y papel desechable para el secado de manos y de contenedores para recoger el material de secado. Cuando no se tenga acceso a los aseos deberá disponerse de un sistema para el lavado y secado de manos.
Solución hidroalcohólica. Proveer a los trabajadores de solución hidroalcohólica en recipientes de uso personal, que pueden ser rellenados cuando se trabaje en campo, así como pañuelos desechables. Disponer de contenedores para recoger el material de secado, pañuelos, mascarillas y guantes.
Agua individual. Prohibir los sistemas de reparto de agua compartida.
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