Ver 20 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver 20 fotos
El horizonte disruptivo en el que la Inteligencia Artificial juega un papel importante en nuestras vidas ya no está tan lejos. La veloz evolución de esta tecnología permite verla como lo que es, algo actual, algo que hace poco era imaginado como un futuro, a veces, distópico y, otras, incluso catastrofista. Presenta, en abstracto, una oportunidad, la de prosperar, así como retos que se relacionan, en parte, con los augurios desesperanzadores, que el ser humano debe eludir como sociedad, como se analizó en la mesa redonda del Foro de Inteligencia Artificial que organizó ayer El Norte de Castilla, con el patrocinio de CaixaBank y Tecnología y Personas.
«Se trata de una tecnología que va a aportar mucho valor a la sociedad y al ámbito de la empresa. Supone un cambio radical, que permite vislumbrar todas las oportunidades y retos que podamos imaginar», considera Samuel García Pascual, director general de Tecnología y Personas, quien cree que la posibilidad de dejar que la IA sea quien acometa determinados procesos «va a suponer un cambio en determinados perfiles profesionales» y a enfocar la labor en dedicar «más tiempo a pensar, a analizar y a mejorar» dichos procesos, sin ir más lejos, dentro del mismo sector tecnológico, como García Pascual advierte frecuentemente a los informáticos que trabajan en su asesoría, que diariamente se entregan a la optimización de la productividad de sus clientes.
Noticias relacionadas
La potencialidad la percibe también Cristina Lázaro, CEO de CaixaBank Advanced Business Analytics, para quien la eficiencia es uno de los principales beneficios de esta tecnología para las instituciones y las empresas. «Las personas se van a poder dedicar a procesos más creativos y de innovación mientras la IA puede emplearse en la distribución de redes eléctricas, en la prevención del fraude financiero o, con la entrada de la IA generativa, se podrán desarrollar casos de comercialización de oferta comercial individualizada, montar rutas de transporte más eficientes, hacer eficientes los inventarios... Los empleados aumentan la eficiencia, porque podemos dedicarnos a cosas más productivas, y eso ayuda al crecimiento económico», reflexiona. Así lo ha entendido el 46% de las empresas de nuestro país que han incluido el uso de la IA en alguno de sus procedimientos.
CaixaBank lo hace desde hace más de una década, apostando «de manera muy decidida por la analítica avanzada y por ayudar al cliente», por ejemplo, en su proceso de digitalización u optimizando la detección de sus necesidades, utilizando 5.000 variables por cada cliente para poder ofrecer una oferta lo más individualizada posible.
Como la empresa, el sector público también tiene la oportunidad de mejorar su eficiencia mediante el uso de esta tecnología, como expuso Mayte Ledo, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Ledo recordó que cada año la Seguridad Social recibe casi 150 millones de consultas, que «se pueden procesar con mayor agilidad y facilidad de respuesta» de esta manera. Asimismo, existen otros elementos tangibles, como puede ser en materia de comunicaciones, donde el ciudadano podría recibirlas con un lenguaje más simple y quedar el jurídico para el funcionario.
«Tenemos que mejorar el servicio y la comunicación con los ciudadanos», aseveró quien compartió un deseo con el resto de intervinientes: que los avances en materia de salud, en detección y prevención, sigan la «espectacular» línea actual, a fin de conseguir «curar más rápido y mejor». El nivel 5 de movilidad, que permitiría a los coches ser 100% autónomos, la traducción del lenguaje natural con una mayor comprensión o la capacidad para rentabilizar el tiempo de las personas son algunos de los grandes deseos que, más pronto que tarde, se cumplirán, pues, como coincidieron los tres expertos, «lo que estamos viviendo va muy deprisa».
Actualmente, la sociedad está en un momento de incertidumbre sobre el control de la tecnología. Así lo ve Samuel García Pascual, que puso como ejemplo un test llevado a cabo en Tecnología y Personas con ChatGPT, en el que, a la postre, este «vino a decir que el problema del mundo es el ser humano». No quiso ser alarmista con su mensaje, sino advertir de la necesidad de acotar lo que la IA puede hacer, empezando por los propios humanos, en cuya ética se encuentra, en buena medida, la respuesta a la incertidumbre. «Los riesgos están identificados, tienen que ver con la seguridad y la privacidad y los tenemos que trabajar a nivel personal y profesional. Se habla mucho de la deshumanización, pero el ser humano tiene que seguir en el centro de la toma de decisiones», ponderó el CEO de Tecnología y Personas.
En este sentido, de los distintos poderes públicos emanan, y lo harán en el futuro, preceptos limitantes de la tecnología, como el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial aprobado por el Parlamento Europeo, comienzo de un ámbito legislativo que incluirá «muchos actos de implementación, mucha normativa en los próximos dos o tres años y guías rápidas de buenas prácticas e implementación que van a permitir trabajar con modelos públicos y privados con una exigencia de transparencia que hoy no existe», dijo Mayte Ledo.
Así, Europa «ha dado un paso importante en reducir incertidumbres y en aportar visión ética y humanística» a aquello que genera algún recelo, creando instituciones que, considera la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, a buen seguro vendrán de la mano «de principios consensuados de manera general», con los que se limitarán aspectos como manipulaciones audiovisuales o posibles vigilancias masivas.
Mayte Ledo se congratuló de que en el mundo de la empresa cada vez sean más las firmas que desarrollan comités éticos para dar una respuesta a los riesgos que toman en el desarrollo de la tecnología. Este cuidado lo tiene CaixaBank, como detalló Cristina Lázaro, ya que lleva desde 2020 trabajando en garantizar «una metodología ya establecida, que realiza esa evaluación de riesgos para preservar los derechos de los ciudadanos y el cuidado ético».
Con base en ello, la compañía cuenta con un comité que pasa por 144 controles internos, mientras que CaixaBank Advanced Business Analytics va un paso más allá y sigue una metodología de 500 reglas de preservación del dato, que, dentro de los cuatro tipos de riesgo que establece la reglamentación comunitaria, fija los suyos como limitados o muy bajos, después del arduo trabajo desarrollado este tiempo.
Los intervinientes en la mesa redonda del Foro de Inteligencia Artificial convinieron en la necesidad de acompañar los preceptos éticos que se irán fijando de más aprendizaje, formación y divulgación. «Tenemos que preparar a la sociedad y a los profesionales para lo que va a venir, porque cada seis meses se van a producir cambios vertiginosos y hay que insistir en que la tecnología esté a nuestro servicio», reiteró Samuel García Pascual, que percibe una preparación cada vez mayor en IA, pero no así en habilidades blandas como «la adaptación a la flexibilidad que requiere el trabajo, el saber estar en una reunión o rellenar un simple informe», situaciones del ámbito humano poco fomentadas en otros entornos como el universitario.
Con todo, lejos de fijar la atención exclusivamente en la población de menor edad, Mayte Ledo emplazó «a hacer una divulgación desde los jóvenes hasta los más mayores», que permita conocer los riesgos que entraña la tecnología, «inevitable, como toda la que se ha implementado», pero también sus potencialidades. «El desarrollo de la tecnología existe y hay personas dedicadas a su desarrollo real y humanístico. Estamos ante un proceso disruptivo que va a cambiar el mundo», resumió. De hecho, ya lo está haciendo, coincidieron los tres.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.