Varias personas toman fotos con sus teléfonos móviles en un evento deportivo. PALOMA UCHA

La infidelidad de los usuarios hace de la telefonía el único reducto sin subida de precios

Mientras la luz y el gas se han encarecido el 54% y los carburantes el 11%, las comunicaciones son un 2,2% más baratas

Sábado, 24 de septiembre 2022, 13:44

Mientras los huevos han subido el 29% en un año, la leche el 24% y el pan, el 18% –por no hablar de la luz y el gas, que lo han hecho el 54%, o de los carburantes, el 12%– hay una rúbrica dentro ... las 55 que componen la relación mensual del IPC que no sube. De hecho, lleva meses sin subir y, en la lista de productos y servicios agrupados en doce grupos, es el único cuyos precios no suben. Más aún: bajan y llevan haciéndolo 26 meses consecutivos. Se trata de las comunicaciones, que en agosto marcaron un descenso interanual del 2,2% en Castilla y León, idéntica variación que la del conjunto del país.

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En un momento (ya largo) en el que la inflación asfixia a hogares y empresas sin que nadie se atreva a ponerle fecha de inflexión, la telefonía se erige en un oasis para los consumidores, en una isla dentro del océano de sustos diarios. Pero esta bolsa de oxígeno para los clientes es a la vez una situación incómoda e indeseable para las operadoras, que llevan meses tomando medidas para que cambie.

Los precios de los teléfonos móviles han bajado el 5,1% en los últimos doce meses y el de los servicios de telefonía lo ha hecho el 2%. Estos últimos registran variaciones negativas de forma ininterrumpida desde mayo de 2019 y los primeros, desde 2013 con picos de descenso que han llegado a ser casi del 20% (de más del 7% en el caso de los servicios). El sector de la telefonía es, en todo este tiempo, si no el único sí el más paradigmático sector deflacionario que existe. La oferta es superior a la demanda y las empresas se ven obligadas a reducir los precios para poder vender sus productos y servicios en un escenario de competencia feroz. Pero, a la vez, están obligadas a mantener el ritmo en sus inversiones para no perder comba, menos aún en un ámbito de constantes avances tecnológicos.

Las operadoras ingresaron por cada línea móvil 188,50 euros en el año 2000 y el año pasado, 61,35 euros

La guerra de precios que mantienen las operadoras (las grandes –Movistar, Vodafone y Orange– entre sí y las tres contra las pequeñas, también conocidas como virtuales) tiene detrás un motor que la mantiene viva y la alimenta sin parar. Se llama cambio de proveedor, final del periodo de permanencia o portabilidad, si la marcha conlleva la conservación del número de teléfono. Es, en definitiva, el miedo a la infidelidad de los clientes lo que provoca las mayores reticencias de las compañías a subir los precios.

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Un ejemplo numérico que explica mejor que mil palabras todo lo que sucede: los ingresos anuales medios de tráfico de las operadoras de telefonía móvil por línea eran de 188,50 euros en el año 2000. El año pasado fueron de 61,35 euros, tras registrar la primera subida (que fue de menos de tres euros) en 13 años.

Lo explica así la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC): «En un contexto de precios excepcionalmente altos, los usuarios cambiaron (en 2021) más de compañía de electricidad y gas que hace un año, en un intento de abaratar su factura, el 11,1% y el 7,2% respectivamente. De todos modos, los clientes que más cambiaron fueron los del sector de las telecomunicaciones; concretamente los clientes de banda ancha fija con un 13,7%, seguidos de los de telefonía fija y móvil con un 12,7% y 12,3%».

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De esta manera se puede comprobar la evolución de la contienda en Castilla y León: En el año 2007, Movistar tenía una cuota de mercado del 44,2% en telefonía móvil pospago y en 2020 había bajado al 36,2%. En ese lapso temporal, Vodafone pasó del 21,8% al 20,8%; mientras que Orange también se dejó un mordisco, del 32,6% al 26,9%. Una simple suma revela que hace 15 años, las tres controlaban casi el 97% del mercado, mientras que en el último año con datos disponibles conservaban menos del 84%. La mayor parte de la cuota restante, el 14,5%, la tiene ahora el grupo MásMóvil, que incluye Yoigo y cuenta con red propia, aunque en algunas zonas recurre a las infraestructuras de Orange y Movistar.

La persistente bajada de precios «sucede en toda Europa en los últimos años y complica las inversiones que necesitan las redes», advierten las operadoras

Las operadoras móviles virtuales (OMV), que son las pequeñas compañías que ofrecen servicio en competencia con los de las operadoras de telefonía móvil con red propia (OMR) y utilizan las redes de acceso de estas últimas, cuentan con el 1,6% del mercado en la comunidad. Son, junto con MásMóvil, las principales agitadoras de un mercado que de un tiempo a esta parte se ha convertido en una mezcla de tablero de ajedrez y mercado persa.

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Y es que las 'tres grandes' llevan ya varios años, además de alquilando sus infraestructuras a las OMV, comprando otras pequeñas, fusionándose con medianas o creando sus propias filiales de bajo coste. Orange compró Jazztel y está en proceso de fusión con MásMóvil; Vodafone adquirió ONO y controla Lowi; Movistar se hizo con O2.

Para las operadoras, llevar tanto tiempo comportándose como un sector deflacionario es un tema incómodo, «tan sensible como complejo», señalan las fuentes consultadas. Sí comentan que la persistente bajada de precios es algo que «sucede en toda Europa en los últimos años y que esta realidad complica las inversiones que necesitan las redes».

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El hecho es que, según explican desde la CNMC, «fruto de esta dinámica competitiva no sólo se ha producido una mejora en la calidad y prestaciones de las conexiones fijas y móviles ofertadas al cliente final sino también una presión a la baja en los precios de las telecomunicaciones». Los datos del Panel de Hogares que elabora Competencia muestran que, en 2021, se produjo una reducción interanual del precio de los paquetes cuádruples del 5%, aunque el de los quíntuples creció un 3% (paquetes convergentes con y sin televisión, respectivamente).

El supervisor ha constatado que el segmento residencial, «presenta un nivel de competencia superior al empresarial»

Por otro lado, llama la atención acerca de que las bajadas no son iguales para todos. «En el desempeño de su actividad supervisora, la CNMC ha constatado que la competencia no se ha desarrollado de manera homogénea en términos de producto (segmento del mercado) ni en términos geográficos en los principales mercados de comunicaciones electrónicas». Así, el segmento de masas, formado por las ofertas estandarizadas dirigidas al cliente residencial, «presenta un nivel de competencia superior al segmento empresarial, compuesto por ofertas a medida de las necesidades complejas de los grandes clientes empresariales».

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Además, advierte sobre el agravio que puede producirse según el lugar donde se resida, ya que cambiarse de compañía para conseguir mejores precios no está al alcance de quienes viven en una zona donde no hay cobertura de todas las compañías. «Los entornos urbanos muestran, en general, un nivel de competencia en infraestructuras en redes de nueva generación (focalizadas eminentemente en el segmento residencial), superior al que se observa en los municipios de menor tamaño» concluye.

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