Fernando Hernando, en el centro, rodeado de su familia el día que cumplió 77 años. El Norte

«Jamás imaginé que daría el último adiós a mi padre a través de una ventana»

Fernando Hernando, vecino de Campaspero, falleció el pasado día 5 a los 77 años víctima de la covid

Eva Esteban

Valladolid

Domingo, 12 de diciembre 2021, 08:13

Le cuesta a Ana Hernando entrelazar dos frases sin romper a llorar. Se detiene y coge aire, pero se le viene a la memoria la «increíble» manera de la que ella y su hermano Fernando –son tres, Elvira es la otra– se despidieron de su ... padre, Fernando Hernando Velasco, vecino de Campaspero que el pasado día 5 falleció a los 77 años víctima de la covid. Fue a través de la ventana de su casa. Ella y su hermano eran positivos en coronavirus y no pudieron asistir al funeral. «Fue una imagen que no olvidaremos jamás, ni un último adiós, ni una despedida ni nada. A través de la ventana, que por suerte da hacia la Plaza Mayor y por lo menos pudimos ver entrar y salir el féretro y sentir de algún modo el respaldo de todos los vecinos que acudieron», cuenta, con la misma rapidez con la que proyecta crueles recuerdos. «Jamás imaginé que me despediría de él para siempre a través de un cristal, es durísimo y muy injusto», considera.

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Fueron días extremadamente «duros». Fernando, conocido en la comarca como 'Tito', estuvo una semana ingresado en el Hospital Clínico de Valladolid. Estaba vacunado –tenía las dos dosis de Janssen y también le inocularon la de la gripe–. No saben cómo ni cuándo, pero se contagió de la covid. Todo comenzó el fin de semana del puente de la Constitución. Empezó a encontrarse mal, sentía escalofríos, pero creyeron que se trataba de un simple catarro. «El sábado y el domingo ya estaba muy mal, pero no pensábamos que podía ser el virus. Estaba destemplado, el frío fue el único síntoma que tuvo, y ya el lunes por la noche llamamos al médico y se le llevaron al hospital», asegura Ana.

Estaban convencidos en el pueblo de que 'Tito', exempleado de la fábrica de harinas y de la cantería, saldría de ésta. Su carácter luchador y su positivismo le avalaban. «Nunca ha sido de tirar la toalla, todo lo contrario. Iba hasta el final con todo, era un luchador nato, muy trabajador y querido y respetado por todos», sostiene su hija, con la voz resquebrajada, al recordar al que considera el «hombre de mi vida», junto con su hermano.

«Nunca ha sido de tirar la toalla, iba hasta el final con todo, era un luchador nato, muy trabajador y querido por todos»

Si había algo que caracterizaba a 'Tito veneno' –así le llamaba su madre, por lo travieso que era de niño– era su bondad. Su inercia a posicionarse siempre a favor del más débil. «Era muy majo, muy simpático y agradable. No es que lo diga yo, es que lo dice todo el mundo», añade.

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Merengue de nacimiento, durante su juventud jugó al fútbol como delantero y en los últimos años estaba implicado en los entrenamientos y preparación del equipo de su pueblo–. «Era buenísimo, tiene en casa ocho trofeos de pichichi y no se perdía un partido del Real Madrid. Luego seguía al Real Valladolid por ser el equipo de la tierra, pero el que de verdad le gustaba era el Madrid», apunta. Eran sus cuatro nietas su ojito derecho. A ellas enseñaba sus trucos de magia, desplegaba el refranero español y las contaba adivinanzas. «Se las caía la baba con el abuelo», indica.

Amor incondicional

En esta última etapa, su gran afición era salir al banco de la plaza, a escasos metros de su casa, y sentarse a charlar con su cuadrilla de amigos. También echaban la partida en el bar. «Hasta hace nada salían cuatro amigos al banco de la iglesia y hoy ya hay dos huecos libres. Es una pena», argumenta esta mujer, mientras incide una y otra vez en lo «ligón» que había sido de joven. «Tenía unos ojos preciosos, grisáceos, era muy guapo y muy ligón, pero él tenía claro que quería estar con mi madre», asevera. Y así fue. Estuvieron juntos «media vida». Le acompañó «hasta el final». El suyo –dice– fue un ejemplo de amor incondicional. De amar sobre todas las cosas, hasta que la muerte les separara, como comprometieron ante el párroco. «Se querían muchísimo. Enviudó hace cinco años y cuidó a mi madre como nadie, hasta el final. Fue todo un ejemplo a seguir», asegura.

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