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Si bien la tasa anual de IPC de Castilla y León bajó al 7,8% en noviembre (llegó a estar en el 12% en el mes de julio), el descenso está siendo menor que en el conjunto de comunidades y, lo que es peor, no ... abarca a todos los bienes y servicios. Sobre todo, no alcanza a la cesta de la compra, y la subida anual de la alimentación y bebidas ha escalado hasta el 16,4% el mes pasado, casi un punto por encima de la media del país. La persistencia de esta situación inflacionista ha empujado a no pocos consumidores a cambiar de hábitos, de marcas y hasta de recetas. La subida de precios es generalizada, pero la respuesta del ciudadano es selectiva y mientras se ha reducido de forma llamativa el consumo de productos como el marisco, el aceite de oliva, los pescados y la carne de vacuno; se ha disparado el de otros como los huevos, el arroz, las patatas y el pollo.
Estos cuatro alimentos sobresalen entre los 'ganadores' de la escalada de los precios en cuanto a consumo per cápita si consideramos los de mayor penetración entre la población. Otros registran incrementos de ventas mucho mayores, pero bien llegan a un universo de consumidores pequeño (alimentos ecológicos) o son alimentos de consumo muy ocasional (bombones, almendras, alcachofas).
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El consumo de huevos se situó el pasado mes de septiembre en Castilla y León en 11,5 unidades per cápita, lo que supone un incremento anual del 16,3%; el de arroz aumentó el 6,9%; el de patatas, el 3,7% y el de carne de pollo, el 3,1% hasta casi un kilo por persona en el noveno mes del año. Otros alimentos con incrementos significativos en su consumo son la cerveza (el 5,5% más, hasta 1,43 litros por persona, quizá también influido por la ola de calor); las salchichas frescas (7%); los tomates (7,7%); el chocolate (8,8%); el aceite de girasol (10%); el cordero (12,8%); la pasta (13,7%); la leche entera (38%); y el atún y bonito (85%).
Llamativo es también (aunque puede que se deba a otros motivos de cambio, en ese caso de hábitos sociolaborales) el incremento del 17,5% en el consumo de platos preparados.
Todos estos alimentos cuyo consumo se ha incrementado no se han visto libres de la subida de precios y, así, comparado con doce meses atrás hay incrementos como los del aceite de girasol (82% más caro); los huevos (33%), las patatas (19%) o el pollo (18%). Con este panorama, la noticia está en la subida del 2,7% del cordero; el 3,6% el chocolate; el 7% del atún o incluso el 8% de los platos preparados.
Los consumidores castellanos y leoneses consumieron en alimentación y bebidas el pasado mes de septiembre 53,3 kilos per cápita, el 0,35% menos que en el mismo mes del año anterior. En ellos gastaron una media de 141,15 euros, casi 14 más (el 10,4%) que un año atrás.
El Panel de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura permite conocer la demanda directa de alimentos mediante el análisis de lo que compran los españoles para su consumo en el hogar, cuánto les cuesta y cuándo y dónde lo compran. Se suele utilizar para conocer las diferencias en los hábitos de las familias según su situación geográfica, aunque ahora también sirve para constatar los cambios producidos en la composición de la cesta de la compra de un mismo territorio a lo largo de un momento determinado.
En cuanto a los 'sacrificados' de la cesta de la compra, dejando a un lado los productos cuyo consumo es tan reducido o anecdótico que da pie a grandes distorsiones, destacan casos como los de la merluza, cuyo consumo per cápita se ha rebajado el 32,3%, hasta 0,16 kilos por persona (el gasto per cápita ha caído así el 27%, pese a que el precio 'solo' ha subido el 7,7%); el del marisco, que ha descendido el 29,5% (también con un encarecimiento que no llega al 8%); el aceite de oliva, con un consumo el 21,6% menor (ha subido el 15% de precio), los pescados en general (15% menos consumo) y la carne de vacuno (14% menos, con subida de precio del 17%).
Otros alimentos con caídas significativas en su consumo por parte de los castellanos y leoneses el pasado mes de septiembre son la sandía (47% menos per cápita, sin duda debido a que el precio medio por kilo se situó un 94,8% por encima del de un año antes); la leche sin lactosa (32% menos a la vez que subió de precio el 24%); las bebidas refrescantes (12%); el vino (8% menos de consumo, pese a que los precios son el 1,5% más bajos en general y el 6,9% en el caso de los vinos con DO); la carne cerdo (6,8% menos demandado y 10,9% más costoso); o las frutas (2,5% menos y 30% más, respectivamente) y hortalizas frescas (3,4% y 19%).
Para aliviar la escalada de precios de los alimentos, el Ejecutivo anunció el martes una rebaja del IVA menos ambiciosa de lo que esperaban los consumidores. De enero a junio se eliminará este impuesto de los alimentos de primera necesidad, gravados al 4%, es decir el pan, harina, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, patatas y cereales. También se reduce del 10% al 5% el IVA del aceite y la pasta mientras que otros productos gravados al 10% como el pescado o la carne no entran en el plan.
Las subidas de precios empeoran la dieta de las familias y ocho de cada diez aseguran comprar alimentos de menos calidad, según una encuesta realizada por la asociación de consumidores Facua, que pone de manifiesto que más de la mitad de las familias comen menos pescado; el 20% compra más ultraprocesados y el 33% ha aumentado el consumo de conservas frente a frescos.
El encarecimiento de los alimentos ha provocado que el 25% de las familias haya reducido la compra de verduras y hortalizas frescas, el 29% la de fruta, el 23% la de lácteos, el 28% ha disminuido el consumo de pollo, el 37% el de cerdo y el 55% el de ternera. En la encuesta, realizada entre los días 13 y 22 de diciembre, han participado 4.963 familias de toda España y se constata cómo el 43% ha sustituido una parte o todo el pescado fresco por congelado, mientras que el 18% lo ha hecho con la carne. El 33% ha sustituido algún producto fresco por conservas. El 19,8% ha aumentado la compra de ultraprocesados.
Preguntados sobre si han sustituido algún alimento que compraban habitualmente por otro similar pero de inferior calidad para así abaratar el precio, solo el 22% dice no haber tenido que hacerlo. Además, el 5,9% de las familias ha cambiado el aceite de oliva por girasol u otros aceites vegetales en algunas comidas, como también ha disminuido la frecuencia de ingesta de pescado y carne de ternera.
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