Las Cortes quieren cambiar el aire acondicionado y las luces con fondos de recuperación postcovid

La ficha de la iniciativa valora la factura del cambio de lámparas en 434.000 euros y estima que las Cortes consumirán un 40% menos de energía eléctrica. Argumentan que eso supone menos emisiones de CO2 y que el proyecto encaja en el plan reformista de la UE entre los que activan «la transición a una economía circular desde la sostenibilidad, impulsando el ahorro y la eficiencia energética». Destacan que la iniciativa contribuirá al «crecimiento económico, a la creación de empleo y a la cohesión económica y social» porque precisará «mano de obra de oficiales electricistas cualificados que realicen la instalación».

Desde las Cortes, que preside Luis Fuentes (Cs), marcan un calendario de trabajo distribuido entre este año y 2022, y organizado para que la labor de esos electricistas no interfiera con los plenos.

Al cambio de luces se suma, en la pesca de fondos europeos, la sustitución de la máquina del aire acondicionado. Las Cortes valoran este proyecto en 590.000 euros. Aseguran que las enfriadoras del edificio «es encuentran totalmente obsoletas» que y el mantenimiento es caro y difícil, por la «carestía de piezas y software». Añade que el cambio resolverá «el problema actualmente existente de confort en los días de calor sin superar el límite de potencia disponible por la compañía eléctrica».

La argumentación para encajar este proyecto entre los financiables por el Fondo Europeo de Recuperación y Resiliencia calca los del proyecto de sustitución de luminarias. Incide en el ahorro energético del 50% de lo que actualmente requiere el equipo y la lucha contra el efecto invernadero al disminuir la emisión de gases contaminantes. También en que contribuye al crecimiento económico y la creación de empleo, «ya que se necesitará mano de obra de oficiales soldadores, electricistas y calefactores cualificados que realicen la instalación».

Con la refrigeración llueve sobre mojado en las Cortes de Castilla y León. No habían pasado cinco años desde la inauguración de un edificio cuya obra (sin amueblamiento) rondó los 50 millones de euros cuando la Cámara autonómica gastó otros 217.000 euros en una nueva máquina enfriadora y pantallas de protección antirradiación en los despachos acristalados que miran hacia el barrio de Villa del Prado y que alcanzaban temperaturas propias de terrarios. Era marzo de 2012 y en el edificio «moderno y funcional», como se definía el inmueble oficialmente, el sol provocaba en esas estancias hasta 40 grados a partir del mediodía cuanto avanzaba la primavera. Sobre todo en la tercera y la cuarta planta, donde se ubican el personal y los procuradores del Grupo Socialista, el Grupo Popular y el Mixto. En aquel momento se desestimó repercutir el coste sobre las empresas constructoras (Fometno de Construcciones y Contratas y Collosa) o sobre los arquitectos e ingenieros que firmaron y supervisaron el proyecto.

A esas dos iniciativas suma una tercera, la digitalización de toda la infraestructura audiovisual del Parlamento para modernizar el sistema de grabación de las sesiones y facilitar el acceso a los vídeos a profesionales de los medios de comunicación y ciudadanos de la calle «en formatos de uso común y con el nivel de calidad suficiente». El sistema actual da problemas al intentar ver vídeos de debates. La ficha que describe el proyecto resalta que se sustituye un «equipamiento obsoleto» por otro «más moderno, que reduzca el tiempo de no disponibilidad, así como los costes de mantenimiento y explotación». Prevé extender el sistema de grabación a estancias en las que actualmente no hay cámaras.