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La legislación frente al tabaco, de 2005 en su primera versión y de 2009 en el más efectivo endurecimiento, ha tenido un importante impacto en el consumo del tabaco en todas sus presentaciones y de forma continuada, con la excepción de 2020 –primer año de ... pandemia que repuntó– con un permanente descenso de los datos de consumo que sobre todo se hizo evidente dal arrancar 2010.
Aquel 2006, primer año en vigor, anotaba en Castilla y León una venta de cajetillas de 20 cigarrillos de 227.433.669 que bajaría al siguiente para retomar su empleo en 2008 hasta los 232,3 millones de paquetes fumados. A partir de dicho ejercicio, la caída fue exponencial hasta el más bajo dato, en 2019, de 116 millones. Un consumo que repuntó con el confinamiento, restricciones y muy poco ocio en 2020 hasta los más de 142 millones de cajetillas; aún así muy lejos de las cifras previas a la legislación limitante. Los datos de este mercado del Ministerio de Hacienda recogen también un buen 2021, con el histórico descenso hasta las 111.201.027 cajetillas de 20 cigarrillos.
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En un primer momento 'compensó' este descenso el tabaco de liar considerado falsamente menos pernicioso y que siempre ha sido, además, mucho más barato. Pero también en este preparado los datos invitan finalmente al optimismo. En 2008 fueron 1.193.518 bolsas o latas las vendidas y en 2021, ya solo 263.237.
Tabaquismo en Castilla y León
Sin embargo, todo apunta a que estos positivos datos tienen su sombra en otros consumos frente a los que la ley no protege salvo en publicidad. Lo que se ha disparado es el consumo de los cigarrillos electrónicos y las cada vez más alternativas similares que actualmente ofrece el mercado como IQOS, un dispositivo que calienta el tabaco sin quemarlo. «El vapeo se impone entre los adolescentes y jóvenes sobre todo. Hay que ampliar la ley antitabaco e incluir estas formas que también perjudican, contaminan y además hacen que los fumadores las interpreten como menos dañinas», explica el doctor Santiago Juarros, neumólogo del Hospital Clínico de Valladolid y responsable de su Unidad de Tabaquismo.
La venta de estos dispositivos de vapeo se realiza fundamentalmente a través de internet, en establecimientos específicos (que inicialmente aumentaron su presencia notablemente) y en estancos, aunque también es posible adquirirlos en otros tipos de establecimientos y su promoción se extiende mucho por las redes sociales.
Un informe del Ministerio de Sanidad muestra que «en general, estos productos se publicitan como inocuos, sin embargo suponen un riesgo para la salud, asociado tanto al uso como a la exposición al aerosol que emiten». Destaca sí como sus principales efectos son: A corto plazo se han hallado efectos fisiológicos adversos en las vías respiratorias similares a aquellos asociados al humo del tabaco. No obstante, apunta «son necesarios más estudios para conocer los efectos a largo plazo». Asimismo «se han encontrado sustancias cancerígenas en líquidos y aerosol de los cigarrillos electrónicos y descrito numerosas intoxicaciones y efectos adversos relacionados con estos productos, algunos de ellos severos». El setudio de Sanidad añade que «la utilización de estos productos genera emisión de propilenglicol, partículas PM2.5, nicotina y sustancias cancerígenas que pueden contaminar los espacios cerrados, con los consecuentes riesgos por exposición pasiva».
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Respecto a los patrones de consumo de estos productos, los cigarrillos electrónicos, apunta el informe, a que se utilizan especialmente por fumadores activos, otros que quieren dejarlo y lo consideran – «falso», explica el doctor Juarros– una ayuda y exfumadores; pero «preocupa especialmente su utilización por personas jóvenes, a veces sin una historia previa significativa de uso de productos del tabaco».
La proporción de adolescentes y adultos jóvenes que han probado o utilizan los cigarrillos electrónicos es notable y está sufriendo un alarmante aumento, como muestran encuestas en Francia, Polonia y Estados Unidos, entre otros. En España, según los datos de la encuesta ESTUDES de 2021, prácticamente la mitad de los estudiantes de 14 a 18 años ha utilizado en alguna ocasión cigarrillos electrónicos (48,4%), y es más frecuente entre los chicos que entre las mujeres, con independencia de la edad.
La comunidad con mayor prevalencia de consumo de alguna vez en la vida es Extremadura, y es la única región que supera la barrera del 50%. Tras ella, se sitúan Murcia, Andalucía y la Comunidad Valenciana. En Castilla y León se alcanza el 43,6% y en la región ya se tiene una prevalencia del 20% de uso en el último año en la comunidad. Es decir, que mientras el cigarrillo tradicional baja en un 3% y su venta en un 22%, los vapeos crecen y alcanzan un uso del 20%.
263.818 castellanos y leoneses demandaron en 2021 ayuda en lso programas de deshabituaicón tabáquica de Atenciónprimaria para dejar de fumar. En 2020 fueron 254.431.
70.251 usuarios de Sacyl reclamaron ayuda en su centro de salud en 2019, todos los años precovid tienen uan demanda muy baja.
111,2 millones de cajetillas de 20 cigarrillos se vendieron el año pasado en la región.
Según los datos obtenidos en la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España 2019-2020 (EDADES), realizada antes de que se decretara el Estado de Alarma, el 63,5 % de castellanos y leoneses reconoce no haber consumido tabaco en los últimos doce meses; lo que supone un descenso de un 3 % respecto a hace dos años. Una encuesta en la que se establece que el 72,9 % de los encuestados ha fumado alguna vez en su vida, el 36,5 % en los últimos 12 meses y en el 33,8 % de los casos lo ha hecho en los últimos 30 días. Asimismo, por primera vez se incorpora a la encuesta el consumo de tabaco a través de pipas de agua y en Castilla y León, el 11% reconoce que ha fumado alguna vez en la vida utilizando dichas pipas (11,6 % la media nacional) y el 4,2 % lo ha hecho en los últimos doce meses (5 % la media nacional). En cuanto a todos los tipos de consumo de tabaco son superiores en la comunidad en los hombres y aumenta, de forma menos significativa que la encuesta EDADESmás reciente, el uso de cigarrillos electrónicos pasando del consumo alguna vez en la vida del 7,5 % en el año 2017 al 9,6 % en 2019.
«En España todas las personas deberían tener las mismas oportunidades para prevenir el cáncer y no es así. Para corregir esta situación, facilitar la adopción de hábitos de vida saludable y poner freno al impacto del tabaco, sobre todo en los menores», la Asociación Española Contra el Cáncer lanza una campaña de movilización social en todo el país. El objetivo es liberar espacios emblemáticos del humo del tabaco como el parque de El Retiro en Madrid. En Castilla y León, se reivindican los siguientes espacios: la Plaza Mayor de Salamanca, la plaza de Santa María de Burgos, las murallas de Ávila, en Zamora el parque de la plaza de Castilla y León y en Soria la plaza de los Condes de Lérica. Valladolid ha propuesto liberar de humo el Campo Grande, con el respaldo del Ayuntamiento.
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