«La Constitución va a seguir ofreciendo soluciones a la sociedad mucho tiempo»

La Constitución cumple 45 años y lo hace sin perder un ápice de vigencia, por más que exista quien la quiere denostar. Fruto del pacto social y político alcanzado en 1978 por el centro-derecha y por el centro-izquierda, hoy muchos parecen querer olvidar a propósito que es la garantía de la existencia de un Estado social y democrático de Derecho, al que hace referencia el artículo 1 de la Carta Magna, que ha centrado hoy una jornada que sirvió para recordar a los desmemoriados, pero no solo, que es 'Una Constitución para todos'.

El encuentro, organizado por El Norte de Castilla y celebrado en el Museo Patio Herreriano con el apoyo de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Valladolid, encontró en las palabras de Luis Miguel González Gago, consejero de Presidencia de la Junta de Castilla y León, un «ciudadano de pie» con ánimo de reivindicar «el lugar que nuestra Constitución tiene en la historia de España» y de reclamar «que siga rigiendo nuestro porvenir». No en vano, como se extrajo como conclusión en la posterior mesa redonda, tiene la capacidad de seguir haciéndolo, pese a los intentos de vaciarla de peso. «Lo grandioso que tiene es que tiene recursos y ángulos inéditos, que ofrecen respuestas y soluciones a problemas grandes, como los estamos viviendo actualmente. Siempre hemos encontrado las respuestas en ella y va a seguir ofreciendo soluciones a la sociedad mucho tiempo», aseveró Ricardo Rivero, rector de la Universidad de Salamanca, en su primera intervención, haciendo alusión implícita a la cuestión de Cataluña, con la que se mostraría muy crítico a posteriori.

Fernando Rey, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid, refrendó las palabras de Rivero que hacían referencia al consenso que marca la impronta de nuestra historia constitucional reciente al definir la del PSOE como «una contribución fantástica» que contó «con un contrapunto magnífico del PP» durante 30 años, concretamente, hasta el Pacto de Majestic que, a su juicio, «hizo aparecer a los enemigos de la Constitución», que se vieron reforzados tras la crisis económica de 2008 y se dividieron «en tres populismos: una izquierda renovada, los nacionalistas convertidos en independentistas en Cataluña y Vox como reacción a ellos dos». Para Rey, en un día de celebración del aniversario de la Constitución, los tres «estarían deseando celebrar su funeral y poder redactar la suya propia, en la que solo cabrían ellos», como prueba los «bocados» que ya le están dando algunos mediante los acuerdos de gobernabilidad alcanzados por Pedro Sánchez.

Ricardo Rivero confía en la «red vinculada a la Constitución», que empieza en ella misma y en quienes la defienden y se extiende a la Unión Europea, como contrapeso a las decisiones adoptadas en el marco de esos acuerdos. Así, afirmó que Carles Puigdemont «todavía no se ha dado cuenta de que ha sido engañado» a cambio del poder, puesto que, afirmó con rotundidad, «no le van a poder dar lo que le han prometido, porque la Constitución mostrará toda su fortaleza».

«Tengo una opinión muy negativa no solo del proyecto político del líder de los secesionistas, sino también de sus capacidades intelectuales», aseveró respecto de alguien que, como ha hecho Donald Trump en Estados Unidos, se ha otorgado a sí mismo «el derecho a perdonarse»... algo en lo que parece discrepar la jueza que pretende juzgar al expresidente norteamericano. «Si ella ha considerado que Trump puede ser juzgado y, eventualmente, condenado, ¿cómo vamos a poder permitir que personas que han actuado con un grado de irresponsabilidad mucho mayor puedan decidir el futuro de su país? Yo estoy absolutamente seguro de que los vamos a parar», reiteró con firmeza el rector de la Universidad de Salamanca, confiado de que así pase con los aplicadores del Derecho, «que son conscientes de para qué han sido designados y se toman muy en serio el juramento o promesa que hicieron en su día». «La verdadera fuerza de la Constitución es esa, las personas que creen todavía en su juramento, y que lo van a aplicar contra ellos. Ese espantajo no va a poder seguir adelante. Apostaría fuerte por ello», insistió.

Fernando Rey, en cambio, declaró que no es «tan optimista», debido a los juegos de mayorías que, al margen del color político de cada momento, copa las instituciones jurídicas –«el otro enemigo de la Constitución», en su opinión–, que abre el abanico de alternativas a la hora de determinar si la tan controvertida amnistía es inconstitucional. «La asignación partidista ha colonizado las instituciones y, por ello, puede que los magistrados digan que es materia penal y autoabstraerse, pueden hacer el razonamiento formal de no querer suplan tar al legislador formal o adherirse a la excepción no prevista del principio de igualdad», tal y como recordó. Con todo, definió una eventual declaración de constitucionalidad como «la peor noticia que podríamos recibir, porque estaría permitiendo un contrapoder ante la Constitución» y la «autoamnistía» como «una cacicada, que es la previa de erosionar los controles mayoritarios que aparecen en la Constitución».

El catedrático en Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid lamentó que los dos partidos políticos mayoritarios hayan convertido España «en un enorme campo de fútbol» en el que, para más inri, a través de la designación partidista, «juegan haciendo faltas». No obstante, haciendo una lectura en clave de partido, siguiendo con el símil, dijo que «si están jugando así es porque de esta manera tienen ventaja». «El PSOE no puede hacer otra cosa, porque está en campaña permanente en Cataluña y tiene que sobrevivir siendo la primera fuerza; si ve la luz y empieza a votar con el PP, no le votan en Cataluña ni los del PSC. Y el PP no puede hacer otra cosa que no sea pactar con Vox donde no le quede otro remedio, ya que la alternativa sería entregar generosamente los terrenos», expuso, antes de verbalizar el deseo de que «ojalá el Tribunal Constitucional funcione».

A pesar de la amenaza que supone para el orden constitucional la cuestión catalana, Fernando Rey fue más positivo a la hora de aseverar que «la Constitución va a durar», porque, en muchos aspectos, la legislación «va más allá» y amplía su contenido, «como la jurisprudencia», por lo que se trata «de un texto vivo, por más que parezca que contiene «muchas cosas mejorables» y que «llegará un momento en el que habrá que reformarla», eso sí, convinieron los dos intervinientes en la mesa redonda, con una limitación clara: la prohibición de la secesión territorial que ya se encuentra en otros ordenamientos como el alemán.

Ricardo Rivero, rector de la Universidad de Salamanca, le augura también «una larga permanencia al texto constitucional, con las reformas que seguro se harán, y a pesar de que el descrédito de su supremo intérprete es notable», a tenor de decisiones como declarar constitucional el hecho de jurar o prometer cargo por la república catalana. «Por fortuna, hay cuestiones que dependen de organismos supranacionales y hay un sistema de instituciones sólido que va a impedir que una serie de señores que amenazaron irresponsablemente nuestra convivencia democrática se vaya de rositas, porque, si eso sucediera, sería tan injusto como lo percibe la inmensa mayoría de la sociedad española, independientemente de los colores políticos», alertó.

Y es que, a pesar de la poca cultura sobre nuestra Constitución y de la gran desafección que ambos perciben en algunas capas de la sociedad española, nuestra Carta Magna «es un texto suficientemente amplio, versátil y adaptable como para que todas las personas puedan desarrollar sus proyectos vitales en una democracia contemporánea», bajo el enriquecedor pluralismo que permite el margen de nuestra Constitución desde hace 45 años.

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