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La esperanza son los indecisos. Esos que pueden permitir que Ciudadanos supere el umbral mínimo del 5% de votos en las elecciones a la Asamblea de Madrid y evite el cero en escaños. Durante el mes de encuestas que se inició con la convocatoria electoral, ... las opciones naranjas han oscilado en torno al 4% de estimación de voto. En lo más negro del pesimismo, Gad-3 les otorgaba el 16 de marzo un 1,9%. En la cumbre del optimismo, ese mismo día, Dym les concedía un 6,2%. El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) del discutido José Félix Tezanos les daba un insuficiente 4,4% hace una semana.
Rebasar el mínimo le daría representación suficiente a Ciudadanos como para seguir con vida en el escenario nacional en espera de tiempos mejores. Quedarse por debajo abriría la enésima crisis bajo los pies de Inés Arrimadas, que encadenaría el cero absoluto en Madrid con el despeñe de 30 escaños –sobre 36– en Cataluña y quedaría a expensas de lo que su socio preferente, el Partido Popular, quiera hacer.
Porque el PP, con el PSOE en guerra interna en Andalucía, empieza a sopesar repetir la jugada madrileña y apostar por un adelanto electoral. ¿Y en Castilla y León? La cuestión no está tan clara si se atiende a lo defendido por Mañueco cuando se presentó la moción de censura. El presidente de la Junta insistió en que no barajó seriamente esa posibilidad, aunque desde el PSOE se defendió que sí. «Mañueco dijo que agotaría la legislatura y si no le tembló el pulso con la moción, menos ahora», confía el portavoz del grupo parlamentario naranja, David Castaño.
Los socialistas, sin embargo, ya han activado la alerta en previsión de que pueda darse ese adelanto electoral conforme avancen los meses y se reduzca el efecto de la pandemia. La pérdida de la mayoría ha hecho más daño del que se podía intuir cuando fracasó la moción de censura, y cuando el virus amaine, con la legislatura mediada, se aventura que el PP podría querer dar un giro para recomponerse tras tanto desgaste. No puede hacerlo quitándose de en medio a Igea, que es procurador además de vicepresidente y además aún guarda algunas fidelidades, dicen en la oposición, en el grupo parlamentario. Solo cabría esa recomposición del Ejecutivo mediante unas elecciones de resultado incierto.
El día después de las elecciones madrileñas, ese 5 de mayo, miércoles, hábil y resacoso, Ciudadanos se enfrentará a una disyuntiva complicada. «Ciudadanos es un partido necesario», repite Francisco Igea, que calca el discurso de Edmundo Bal, candidato en Madrid. «Hay mucha polarización y enfrentamiento, Ciudadanos es muy necesario en ese contexto», reclama David Castaño. Y Gemma Villarroel, coordinadora autonómica, insiste en el mismo mantra. «La campaña está demostrando que Ciudadanos es más necesario que nunca por la polarización y la obligación de los partidos clásicos de pactar con los extremos y por la preocupación que eso genera en los madrileños».
Este auto de fe colectiva busca, sobre todo, convencer a quienes aún dudan en el escenario madrileño. No falta quien desaprueba el modo en que Ignacio Aguado, primero, y Edmundo Bal, después, han invitado a Isabel Díaz Ayuso (PP), la ejecutora del adelanto electoral que pretende barrer a sus exsocios, a volver a cogobernar. Sin embargo, en público, las voces de Ciudadanos apuestan por unir fuerzas, por intentar superar el trance para seguir vivos y, así, tener la esperanza de resurgir en un futuro próximo y no rematar el hundimiento del modo en que ya lo padeció su predecesor en el escenario político, UPyD. «No veo otro camino que la unidad», advierte Castaño. «Para que el proyecto de centro liberal progresista que encarna Ciudadanos perdure, la única manera de lograrlo es trabajar unidos. Cualquier intento de cambiar a la dirección por un resultado negativo para mí es un error».
Al mismo tiempo, desde Cataluña, emerge un movimiento de 'renovadores' que reclama el apoyo, entre otros, de quienes acompañaron a Francisco Igea en su aventura en las primarias. De los que quedan, en realidad. Básicamente mantienen los mismos principios con los que Igea se presentó a los comicios del partido y sostienen que es precisa una nueva Asamblea General Extraordinaria.
El entorno de Igea, sin embargo, ha variado. Marta Marbán, su número dos, se enroló en el PP y figura en el puesto 44 en la lista de Isabel Díaz Ayuso (PP). Le acompaña Sergio Brabezo en el 43. «Muchos de los que estaban con Marbán se han ido», explican fuentes de la formación en Castilla y León. Quienes no estaban de acuerdo con la línea de Arrimadas han abandonado el proyecto y antes que ellos, los más alineados con la vertiente socialdemócrata que también formaba parte del partido pero que se ha diluido con el paso del tiempo. «El liderazgo de Inés es indiscutible, ganó con más del 70% del apoyo de los afiliados y los malos resultados en Cataluña fueron un efecto dominó de las elecciones del 10N», considera Gemma Villarroel. «Se está recuperando la confianza y la ilusión de un centro que busca acoger a los votantes de centro izquierda o centro derecha a los que no les gusta nada ver al PP en brazos de Vox y al PSOE en brazos de Podemos», asegura.
Los dos grandes partidos, sin embargo, tienen en Ciudadanos un objetivo a abatir. En la formación naranja son conscientes de que si Andalucía aprieta el botón del adelanto electoral volverá a entrar en escena su exsecretario de Organización, Fran Hervías, ahora embarcado en las filas del PP.
En Castilla y León, PSOE y PP tratan de arrancarle su parte del electorado para acercarse a unas mayorías que de momento, con Podemos y Vox en escena, parecen distar de ser suficientes para gobernar en solitario. «No acabamos la legislatura», aseguran los socialistas, que creen que Alfonso Fernández Mañueco, si Génova decide seguir la 'senda Ayuso', cumplirá órdenes antes o después.
Lo que ocurra en Madrid el martes determinará la audacia de las diferentes estrategias y, como ya ocurrió el 10 de marzo, lo que pase en otras comunidades. «En el caso de que no entremos, no sería bueno, pero nosotros tendríamos que seguir igual, trabajando», defiende Castaño, que trata de darle valor al papel de Ciudadanos como gestor. «Estamos en el Gobierno de Castilla y León, hemos gestionado bien la crisis, estamos saliendo de la pandemia y se nota en el número de ingresados en los hospitales, en la mortalidad, y lo que va a venir para Castilla y León de aquí en adelante va a ser positivo», anima. «En las urnas, en Madrid, vamos a superar el 5% con creces», confía Villarroel. «Las cosas que funcionan no se deben tocar, hay que pensar en el interés general y en las personas para las que gobernamos. No debería repercutir el resultado de las elecciones de Madrid en otras comunidades, igual que no debería repercutir la posible corrupción del PP en Murcia con las elecciones de Madrid, pero así fue y espero que se haya aprendido ya».
Un 4 de mayo desastroso dejaría a Ciudadanos fuera de dos gobiernos en los que participaba, Murcia y Madrid, y solo con Andalucía y Castilla y León. Un territorio en el que el adelanto electoral es una amenaza plausible, con el PSOE desangrándose en la lucha Susana Díaz-Juan Espadas (o Díaz-Ferraz), y otro, este, cuyos máximos representantes, ejecutivos y orgánicos, no están representados en el Comité Permanente del partido.
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