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El ajedrez político se planteó en diagonal sobre el mapa de Galicia. Prietas las filas en las dos ciudades más alejadas de las seis más pobladas, La Coruña y Orense, para evitar la contaminación cruzada. El PP juega con blancas, que para eso parte de una mayoría absoluta, y arropa al rey, Alfonso Rueda, con Alberto Núñez Feijóo, que es la dama, y una cohorte de senadores y diputados en una reunión interparlamentaria que por qué no y por qué no ahora, debieron pensar, y por qué no aquí, en Orense. A pocos días de que empiece la campaña de verdad, que lo de ahora es fogueo, dicen, por mucho pélet que flote. El PSOE, con negras y de momento como tercera fuerza en liza tras el BNG, coloca de rey a José Ramón Gómez Besteiro junto a una dama políglota que viene de disertar en Davos y de gobernar la nave de la Unión Europea, Pedro Sánchez. Y se trae a La Coruña, por qué no y por qué no ahora, 1.500 peones y una legión de ministros que son a la vez alfiles y torres, según convenga.
Y en este paisaje bélico Castilla y León se alinea en los dos bandos. Raúl de la Hoz, portavoz del PP en las Cortes autonómicas, especialista en la invectiva, interviene nada casualmente en una mesa titulada «Solidaridad interregional como garante de los servicios públicos esenciales». Título que lo tiene todo. Lo de la solidaridad interregional va por lo de los privilegios a los territorios socios de investidura de Pedro Sánchez, País Vasco y, sobre todo, Cataluña. Y lo de garante de los servicios públicos es un autoguiño a esa ley de blindaje de los servicios esenciales que Alfonso Fernández Mañueco ha planteado como medida estrella y que se adelanta en su desarrollo normativo a otras. Por ejemplo, alas planteadas por su socio, Vox, en el pacto de Gobierno, que aún esperan su momento de salir del cajón de los proyectos.
Al otro lado, más allá de Luis Tudanca, Castilla y León aporta sobre todo a Óscar Puente, devenido estrella mediática vía Twitter, ahora que el aparato mediático 'intra M-30' ha descubierto su proclividad a los charcos tuiteros. Es el alfil afilado del sanchismo y él mismo se garantizó el estatus de estrella invitada en tierras gallegas cuando se lanzó a 'zasquear' al presidente de la Xunta por la crisis de los plásticos navegantes. Por si fuera poco, incluso recuperó el gallego heredado por vía paterna en Sarria (Lugo).
El Palacio de Exposiciones y Congresos de La Coruña está, para colmo del órdago socialista a la totalidad popular en Galicia, al pie de la calle Feijóo. Ambrosio, no Alberto Núñez. Pero Feijóo. Y una de las salas del lugar se llama Auditorio Gaviota. No charrán, pero gaviota. Castilla y León presenta un centenar de miembros en la expedición, 68 de ellos delegados, con los ministros y la eurodiputada Iratxe García como punta de lanza. El PP embarca a más de 60 diputados y senadores y procuradores de las Cortes al mando de Francisco Vázquez. Y todos ellos se ponen manos a la obra de fijar las ideas-fuerza. Porque las campañas, también las autonómicas, las juegan todos los territorios, incluso los que no celebran elecciones. Y Castilla y León, por vecindad con Galicia, está plenamente involucrada. En campaña, a partir del 2 de febrero, desfilarán por aquí los altos cargos del PP castellano y leonés, por ejemplo, y seguramente los ministros. Óscar Puente ya empezó con su cabalgata de Reyes en el tren de alta velocidad a Vigo y su cartera será una de las que tenga más que ofrecer de parte del candidato Besteiro.
La partida gallega ha empezado. Y no habrá tablas.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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