Castilla y León concentra casi el 40% de la superficie quemada en España este año

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En la primera línea contra el fuego

La mitad de esas 95.110 hectáreas corresponden a superficie arbolada (45.621), unas 23.174 son de matorral y 12.184 de diversos pastos. El balance es demoledor a 40 días de que termine la campaña de incendios y hasta la fecha los servicios de extinción de la Junta han atendido un total de 1.150 fuegos en la región «una cifra muy notable» en palabras del portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, que ha explicado que la mayor parte «han sido consecuencia de la acción humana, bien de forma intencionada o bien por alguna actividad que ha causado daños».

El fuego y sus consecuencias no han dado tregua ni al medio natural ni a las personas que han visto cómo su medio de vida ha quedado reducido a cenizas. En Zamora el incendio de la Sierra de La Culebra se llevó por delante más de 25.000 hectáreas de terreno, una veintena de hábitats de alto valor ecológico y afectó de forma significativa a más de 60 especies de vertebrados, en pleno periodo reproductor. Solo un mes después, también en Zamora, el incendio forestal de Losacio acabó con una superficie de 31.500 hectáreas, más de la mitad de arbolado.

Para intentar paliar las consecuencias que estos desastres han provocado en la zona, la Junta de Castilla y León abrió el pasado 30 de junio, en Villardeciervos, la Oficina de Información y Atención a los afectados por el fuego en Zamora. Tras el desastre de Losacio abrieron además otro punto de información en Ferreras de Abajo y son ya más de 900 consultas y solicitudes de ayuda las que han recibido en apenas mes y medio.

Por su parte, la CHD ha iniciado ya las actuaciones de restauración forestal y medioambiental en Zamora en cinco cauces –en los ríos Aliste y Castrón, y en los arroyos de la Rivera de Valdalla, Riofrío y de las Ciervas– para mitigar los daños producidos por el fuego. Tratarán de recuperar la cubierta, prevenir la erosión y la pérdida de nutrientes del suelo para facilitar la recuperación de la fauna y la flora. Además se retirará la madera quemada y los restos acumulados para garantizar un buen drenaje y se llevarán a cabo siembras y plantaciones para recuperar la vegetación de ribera y las zonas de pasto asociadas. Se trata del primer programa de medidas encaminadas a intentar paliar los daños de una zona completamente devastada.