«España supera los 10.000 fallecidos», decía el titular de la primera página el 3 de abril. Eran, está claro, las cifras oficiales, que se van corrigiendo al alza a medida que se contrastan con todo tipo de fuentes. Ese día la gráfica de ... la página 2 recogía los 82 fallecidos en hospitales de Castilla y León del día anterior.
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De ahí venimos.
Por eso el 'cero' estadístico de este lunes, ese vacío en el casillero de fallecidos en hospitales, tras muchos días a la baja, se celebró con ganas justo el día que la mitad más una de las provincias de Castilla y León entraban en una fase 3 que será efímera. Apenas una semana hasta que llegue el fin del estado de alarma y haya que cambiar eso de las fases por otro tipo de desescaladas a la carta, en las que las comunidades autónomas podrán imponer criterios restrictivos en algunas actividades basándose en la defensa de la salud pública, pero no limitar la movilidad de los ciudadanos.
«Después de tres meses de muerte y sufrimientos hoy es el primer día sin fallecidos en los hospitales de Castilla y León. Gracias a todos los que habéis hecho posible que llegase este día. Gracias, en el nombre de los que ya no están y en el de los que os lo debemos todo», escribía el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea.
Coronavirus en Castilla y León
Cuando empezaron a registrarse fallecidos en los hospitales de Castilla y León -los primeros 8 que figuran en la estadística son del 18 de marzo-, resultaba imposible intuir lo que se avecinaba, por más que el ejemplo de Italia estuviera cercano. No es lo mismo pensar que va a suceder lo mismo que en Lombardía que confiar en que suceda lo mismo que en el Véneto. Regiones vecinas. En Véneto, con cinco millones de habitantes, 1.978 fallecidos; en Lombardía, con el doble de población, diez millones de habitantes, 16.449, muertos, casi nueve veces más.
«Durante semanas más de 2 millones de castellanos y leoneses se han sacrificado para conseguirlo», continuaba Igea.
Porque las desescaladas, está visto, se evalúan a posteriori aunque se critiquen a priori. Muchas de las comunidades que quisieron apretar y reducir los tiempos se han acogido a una versión más prudente cuando han tenido que tomar las riendas. Solo Galicia, con una incidencia mínima de la enfermedad, ha llegado al gran objetivo fijado en el plan inicial del Gobierno justo a tiempo. Incluso una semana antes. Todos los demás lo van a alcanzar al alimón y porque el estado de alarma ya no da más de sí.
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El plan inicial arrancaba el 4 de mayo con la fase 0. Era la única fase semanal, según el desarrollo previsto. Luego venía la fase 1, del 11 al 25, en la que Castilla y León no entró salvo por 26 zonas básicas de salud del medio rural. «La Junta no cederá a presiones para agilizar la desescalada», dijo entonces el presidente, Alfonso Fernández Mañueco. La fase 2 debía tener lugar entre el 25 de mayo y el 8 de junio. Ahí, Castilla y León se quedó en una fase 1 con algunos 'alivios' para un millón de habitantes de zonas rurales. La fase 3 tendría que haberse extendido del 8 al 22 de junio, pero para entonces el esquema inicial ya se había derrumbado por completo. Se acortaron fases, se unificaron territorios como Granada y Málaga, que estaban por detrás del resto de Andalucía, y se quedaron en fase 2 unas 19 provincias -algunas de Cataluña no enteras, sino por áreas sanitarias-, de las que salieron todas menos siete en apenas una semana.
«No ha sido en vano. Ahora iremos más seguros. Gracias a todos los que habéis colaborado con vuestro esfuerzo», decía Igea, que ha reiterado en las últimas semanas el dato de que Castilla y León ha pasado de ocupar la primera posición en incidencia acumulada «a la décima entre todas las comunidades autónomas».
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Los mensajes de agradecimiento del vicepresidente de la Junta, unidos a los datos, no son tampoco casuales. Cuando se supo que el comité de expertos dejaba atrás a cuatro provincias, el alcalde de Salamanca, Carlos Gar cía Carbayo (PP), se sintió menospreciado por una medida «difícil de entender». Ayer, conversación mediante con Alfonso Fernández Mañueco, convino que «cuando se trata de cuestiones o criterios sanitarios», su Gobierno municipal no iba a discutir. «Vamos a ir de la mano de la Junta de Castilla y León y del Gobierno de España», dijo.
Y así se ha llegado a un 'cero' fallecidos que hace tres meses se antojaba una utopía lejana. Casi tanto como lo parece ahora un rebrote contra el que todos los epidemiólogos advierten.
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