Castilla y León activa la vigilancia de los mosquitos tigre y los japonicus

Explica Rufino Álamo, jefe de Servicio de Información de Salud Pública de la Consejería de Sanidad, «que el mosquito tigre ya está asentado en la Comunidad de Madrid y el llamado japonés (Aedes Japonicus) se ha localizado en Asturias y Cantabria, osea es que es solo cuestión de tiempo que llegue a Castilla y León».

«No lo hacen volando, no tienen tal capacidad de vuelo, que es muy limitada, sino que lo hacen en coche, se meten como auténticos polizones y se extienden a otras zonas y el riesgo está próximo», explica.

El mosquito tigre «es una especie muy molesta y es vector de transmisión de diversas enfermedades, tales como la malaria, el Chicungunya, Zika o el virus del Nilo Occidental; pero para ello tiene que picar a un animal infectado; aunque ya supone el inicio de la cadena de transmisión», explica este especialista veterinario.

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«De momento, solo estamos pensando en la necesidad de empezar con un sistema de vigilancia porque no queremos que nos pille fuera de juego. Empezando a trabajar y a diseñar un laboratorio de referencia para que pueda estudiar las muestras», añade este responsable de Salud Pública. «Ya no tenemos una foto fija, está en continuo cambio y movimiento y hay que ir por delante antes de que colonicen», explica. Este insecto de origen asiático pica durante el día, llegando a producir entre 30 y 48 picaduras a la hora, tanto a los humanos como al ganado u otros animales silvestres. Los adultos de mosquito tigre reciben este nombre por el patrón corporal de color negro con rayas blancas, tanto en el tórax como en el abdomen. Además, presentan una distintiva franja blanca en la 'espalda'. Las patas tienen asimismo, bandas negras y blancas. Las hembras presentan una trompa fina y alargada (probóscide), con la que pican y se alimentan de sangre.

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Y su hermano, el llamado japonés, también ha saltado ya fronteras. Es una especie adaptada a climas más fríos y estacionales que el tigre; de ahí, su expansión por el centro de Europa. En España se ha confirmado su presencia en la cornisa Norte. Su actividad se concentra durante el día y al caer el sol y puede distinguirse por las líneas doradas de su cuerpo. Tiene preferencia por los espacios exteriores, aunque se han capturado individuos dentro de las casas. El virus que transmite más eficientemente es el de la fiebre del Nilo Occidental pero suele picar más al ganado que al ser humano.