Rosquillas fritas

La receta pasa de mano en mano y una forma de que no se pierda es publicarla. Mi abuela Amalia murió hace 24 años, pero en cada rosquilla sigue su esencia, y tal y como las elaboraba ella, así las sigue haciendo mi madre y mi tía.

Las cantidades que proponemos son para hacer una «sartenada» muy considerable, pues habitual repartir entre familiares, así que se puede hacer la mitad sin ningún problema, las medidas salen perfectas.

Los ingredientes que se necesitan son: 12 huevos, alrededor de 2,5 kilos de harina, seis cascarones de aceite de oliva, 3 cascarones de anís, una cucharadita de bizcarbonato, un kilo de azúcar, el zumo de una naranja y la ralladura de tres naranjas. Es preciso, además, aceite de girasol para freirlas.

En el caso de los cascarones se trata de hacer un agujero en la parte de arriba del huevo y vaciarlo, esa es la medida.

En primer lugar se baten los huevos junto con el aceite, el anís, el zumo y la ralladura de naranja. Se añade el azúcar y se sigue mezclando y por último, llega el momento de poner la harina y el bizcarbonato. Esta última parte se hace manual y la harina se echa la que admita, por eso la referencia son los 2,5 kilos aunque no necesariamente se va a utilizar todo. La sugerencia es añadir harina hasta que la masa no se pegue en las manos.

Una vez elaborada la masa no necesita tiempo para reposar, se hace la forma redonda y se echan a la sartén con abundante aceite de girasol. Otro truco para saber si el aceite está en su punto es echar las cáscaras de las naranjas y retirarlas cuando empiece a freír.

Las rosquillas necesitan unos tres minutos por cada lado y es conveniente colocarlas sobre papel de cocina para que suelten la grasa aunque garantizamos que se distinguen por no ser unas rosquillas especialmente grasientas.

Recientes es como mejor están, pero duran varios días muy crujientes.