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De cócteles por Valladolid
Cítrico González, una pincelada coctelera entre mucho arteEl Pasaje Gutiérrez, joya arquitectónica del siglo XIX en Valladolid, es un lugar donde el tiempo parece suspendido. Bóvedas de hierro forjado, suelos de mosaico y escaparates conviven en un equilibrio perfecto desde que abrió sus puertas en 1886. Pese a que fue prácticamente abandonado y posteriormente restaurado, bajo su gran cúpula de cristal continúa vigilante casi 140 años más tarde una escultura que imita el renacentista Mercurio de Juan de Bolonia. Esta obra que otrora servía como representación del dios del comercio, ahora, con esa esencia comercial casi apagada, ilumina y conecta las dos zonas de ocio que alberga en sus extremos.
Ese 'Art Nouveau' que inspira y colma toda esta galería, una de las tres que restan en España de este estilo, es la misma que exubera por los cuatros costados el nuevo inquilino que se ha sumado a la oferta hostelera que alberga este icónico lugar declarado Bien de Interés Cultural. En febrero cumplió dos años de vida en la esquina de la entrada por Fray Luis de León y su auge parte del ocaso de otro referente vallisoletano como lo fue durante casi cuatro décadas La Negra Flor.
Pero este nuevo espacio es una apuesta diferente que se ubica en esa tensión entre la conservación y la modernidad en la que Valladolid vive instalada desde hace unos años. Y es que el Cucu Bananas es otra cosa ya desde su nombre, que proviene de la castellanización de una expresión anglosajona, «cuckoo bananas», que precisamente induce ese punto de locura que evoca este bar. Aunque por fuera su estilo se adapta para respetar la historia del lugar que le acoge, al abrir su puerta, la definición de eclecticismo otorga una vistosa bienvenida.
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Una sobredosis de estímulos artísticos deja la retina impregnada de dopamina y descoloca la mente. Neones y un muro estilo industrial combinan con obras del artista colombiano Nicolás Villamizar, con cortinas de terciopelo, sillones clásicos, taburetes altos y demás mobiliario retro. E incluso una colección de la prestigiosa revista 'Esquire'. En lo alto preside la sala un impresionante fresco -que alude a los del Pasaje Gutiérrez- con representaciones del nacimiento de Venus, del dios Baco...y de un tigre. «Todo lo que nos gustaba lo intentamos meter», comenta el gerente del local, David Estévez, para 'justificar' esta extraña pero atractiva mezcolanza.
Pero es justo debajo donde todo sucede. En su barra central en 'U', los cócteles toman el protagonismo central que la decoración eclipsa. Los hay tanto clásicos como de autor y todos ellos poseen cierta inspiración artística en consonancia con la historia del local, que en su origen fue utilizado como galería de arte.
Aunque Cucu Bananas no nació con la coctelería como atractivo principal, Estévez asegura que el interés de la clientela vallisoletana ha ido creciendo por este tipo de bebidas hasta el punto de que actualmente «casi se venden más cócteles elaborados que copas 'normales'». El que más pasiones levanta es el Cítrico González. Y tras probarlo se entiende el porqué de su éxito.
Este combinado mezcla sabores de los cítricos que se pueden consumir habitualmente y los conjuga en distintas formas entre la ginebra aromatizada con limones del mediterráneo, un sour mix a base de zumo de limón o una soda de Pomelo en su parte líquida. Pero es que este cóctel también 'se come', pues se corona con una espuma de mandarina que literalmente se puede consumir a cucharadas.
El resultado recuerda a una expresión del coctelero vallisoletano Víctor Díez: «Es una chuche». Y lo es en el sentido de que es golosa, pero no por su dulzor, si no porque es muy apetecible en cualquier contexto. Es una consumición sin público objetivo -salvo que no te gusten los cítricos- porque es ligero, fácil de beber y sabroso tanto en aroma como en boca. No en vano es el más pedido.
Un valor añadido de este preparado es que dispone de opción sin alcohol, alternativa que ofrecen tres de los cinco cócteles actuales en una carta que, debido a la demanda, «se ampliará próximamente», según anticipa Estévez. Además, también se aprovechan los ingredientes de todos ellos para convertir tragos clásicos en nuevos y darles un nuevo toque diferencial. Con un precio de ocho euros para los combinados con bebidas alcohólicas y de cinco euros para su variante 'sin', el Cucu Bananas ofrece llamativos cócteles «sin ser una coctelería» y «mucho arte» sin ser un museo en Valladolid.
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