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Centro de salud José Luis Santamaría de Burgos. El Norte
Coronavirus Burgos: «Si hay un rebrote, los primeros en dar la voz de alarma somos Atención Primaria»

«Si hay un rebrote, los primeros en dar la voz de alarma somos Atención Primaria»

Miren Elizari, coordinadora del centro de salud José Luis Santamaría ·

El personal de los centros de salud es, ahora más que nunca, un centinela de nuestra salud, convertido en rastreadores de la covid-19 para controlar cualquier hipotético repunte y evitar la transmisión comunitaria

Lunes, 1 de junio 2020, 10:47

Dice el refranero popular que no se debe dar un paso atrás ni para coger impulso. De acuerdo. En nuestra mano está no retroceder en la desescalada, pero eso no significa que avancemos sin mirar atrás, obviando lo que hemos vivido como si así fuera a desaparecer. O como si, al pasar de fase, se borrase de un plumazo el riesgo de contagio y el coronavirus covid-19 se retirase. «No se nos puede olvidar lo que hemos vivido», afirma Miren Elizari, y lo que siguen viviendo los sanitarios, pues para ello la crisis sanitaria no ha pasado, ni pasará en mucho tiempo.

«Ha pasado el momento de mayor crisis, porque sanitariamente hemos estado al borde del colpaso», admite. Sin embargo, Miren recuerda que «ha muerto mucha gente, ha enfermado mucha gente, hay mucho dolor detrás que no podemos olvidar». Y, si bien es cierto que los burgaleses tienen necesidad de respirar, no lo es menos que tenemos que aprender a vivir con el virus «de forma responsable y serena». El ciudadano «tiene que quitarse el miedo a la covid-19»; no es el momento de volver a recluirse en casa, pero tampoco de salir a la calle con normalidad, asegura.

Y esta médica de Atención Primaria sabe de lo que habla. Se ha enfrentado a la covid-19 como un sanitario más, pero con la responsabilidad añadida que le confiere su cargo de coordinadora del centro de salud José Luis Santamaría. Ha tenido que hacer encaje de bolillos, reconoce, para hacer frente a esta crisis sanitaria, pero cuenta con un gran equipo, compenetrado y colaborativo. Son más de 50 los profesionales que componen este centro de salud, el más grande de Burgos, que atienden a más de 25.000 usuarios y cuenta con una 'carga' extra en residencias de personas mayores.

En febrero ya tenían un protocolo definido de atención a pacientes sospechoso de coronavirus y, aunque veían el virus más próximo, sí que tuvieron algo de sensación de 'déjà vu' pues vivieron una situación similar con el ébola y, entonces, nada pasó. Miren reconoce que, a principios de marzo, «ya empezaron a ver casos extraños de fiebre, que nos hacían sospechar que algo estaba pasando», pero todo cambió a mediados de marzo cuando se desataron los casos en Burgos, se puso a la ciudad en cuarentena social y, luego, llegó el estado de alarma.

El centro de salud tuvo que reorganizar sus servicios, reduciendo al mínimo la atención presencial y derivando a los pacientes a las consultas telefónicas. «Nunca hemos dejado de tener asistencia presencial», insiste Miren, pero controlada y ajustada a casos esenciales, de pacientes que requerían de una exploración. Ello ha supuesto doble trabajo para los sanitarios, que respondían a las consultas telefónicas y, si lo consideraban necesario, enviaban al paciente al centro de salud para verlo en persona y tomar las decisiones oportunas.

A ello se sumaba su trabajo de rastreadores de la covid-19, diagnosticando a pacientes con síntomas compatibles, haciendo un seguimiento diario para detectar cualquier cambio en su situación que pudiese obligar a enviarlo al hospital. «Ese seguimiento ha hecho que el paciente, cuando iba al hospital, fuera en mejores condiciones», asevera Miren, y se ha completado con el seguimiento a la red de contactos para minimizar al máximo la transmisión comunitaria. E, incluso, con el control del paciente una vez recibía el alta médica y volvía a casa.

Así que la labor que asumen ahora en Atención Primaria no es nueva, convertidos en los «rastreadores» oficiales de posibles nuevos contagios para cercar el virus y evitar rebrotes que nos obliguen a dar pasos hacia atrás en la desescalada. «Si hay un rebrote, los primeros en dar la voz de alarma somos Atención Primaria», cuyos profesionales no solo están sobrecargados sino también agotados. Se han pasado jornadas completas trabajando, dentro y fuera del centro de salud. «Pocos de nosotros hemos podido salir a dar un paseo a las ocho de la tarde», comenta.

Y es que han tenido momentos de no llegar a todo, de llegar con mucha dificultad pues han sido numerosos los casos 'sospechosos' que han atendido. Los datos de Sanidad hablan de cerca de 800 enfermos, pacientes con síntomas compatibles, lo que supone en torno al 3% de tarjetas sanitarias, aunque solo ha habido 155 casos positivos confirmados. Es uno de los centros de salud con mayor incidencia, fruto del impacto de las residencias de mayores y de que su área de influencia llega hasta el Hospital Universitario de Burgos, así que muchos sanitarios están entre sus pacientes.

El centro de salud se ha volcado en la lucha contra la covid-19, aunque sin descuidar el resto de patologías, y han tenido una especial dedicación en las personas mayores. Se ha contado con un equipo covid-residencias y se ha hecho un seguimiento telefónico de los mayores, proactivo porque algunos eran reticentes a llamar por miedo a tener que ir al centro de salud o al hospital. «Vimos la necesidad enseguida», afirma Miren, así que hay ido organizando el trabajo diario según las necesidades que detectaban, con revisiones diarias.

Miren destaca que la relación entre médicos, enfermeros y personal de administración ha sido «muy ágil», con adaptaciones constantes, también a las propias necesidades del personal. Se ha cuidado a los profesionales, pues no solo han soportado una gran carga de trabajo sino que también han pasado por sus casuísticas personales. Miren recuerda que, como cualquier otro ciudadano, han sufrido el confinamiento, el miedo al contagio, el tener familiares ingresados o la muerte de alguno de ellos, de gente cercana, y eso no puede pasar desapercibido en la organización.

Desescalar con serenidad

Ahora llega la desescalada y, si bien los centros de salud volverán en algún momento a recuperar la 'normalidad', por ahora se va a mantener la atención telefónica con incremento progresivo de la atención presencial. «Es impensable abrir una puerta y ver la sala de espera con diez o quince pacientes», reconoce. Así, los usuarios deberán solicitar una asistencia, se les llamará por teléfono y se valorará su situación. Cuando vayamos avanzando en la desescalada se recuperarán los controles a los enfermos crónicos, retomando paulatinamente las analíticas y las exploraciones clínicas.

Todo se hará paso a paso porque, actualmente, siguen sin tener capacidad para atender a todo aquel que quiera ir al centro de salud. Tras una consulta, toca desinfectar todo el material que ha sido utilizado con el paciente, también camillas o mesas, y eso ralentiza las consultas. Además, se trata de minimizar el riesgo de contagio y, para ello, no vale solo con que los sanitarios lleven sus equipos de protección o el paciente acuda con sus mascarillas. Hay que evitar las aglomeraciones, como también se hace (o se debería hacer) en la calle.

Miren Elizari cree que, en términos generales, la gente se está comportando de manera responsable. «Se ha portado fenomenal, aguantando en casa y cumpliendo las medidas; ha sido increíble». Y ahora también, aunque haya algunos que se salten las normas o que «no se crean» los riesgos. Lo que no debemos de perder de vista es lo que hemos vivido, y lo que se está viviendo, porque en el ámbito sanitario la crisis de la covid-19 no ha pasado, insiste Miren. Ellos están sobrecargados y también agotados, para nada preparados para un rebrote.

La coordinadora del centro de salud José Luis Santamaría recuerda que, dentro de la pandemia, han vivido situaciones de generosidad y solidaridad. Les han entregado equipos de protección, tanto laboratorios farmacéuticos como empresas. También, bombones o flores. La UBU les llevó pantallas protectoras. Policía Nacional ha estado muy pendientes de ellos. Y los pacientes se han preocupado por sus sanitarios, preguntando por su estado antes incluso de contarles cuáles eran sus problemas médicos. «Hay que agradecer todo lo que se han acordado de nosotros».

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