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Imagen de archivo de un oso pardo cantábrico. Fundación Oso Pardo
Un oso pardo causa daños por valor de 9.000 euros en Burgos

Un oso pardo causa daños por valor de 9.000 euros en Burgos

Este ejemplar podría ser un macho de entre tres y cinco años que se desplazó a la zona de las Merindades para «explorar» y buscar comida, como los panales de miel

Sara Sendino

Burgos

Miércoles, 10 de julio 2024, 19:53

Un oso pardo cantábrico se ha paseado en los últimos días por la comarca burgalesa de las Merindades. Se estima que es un macho joven que estaba explorando la zona, aunque durante su excursión ha atacado unas 20 colmenas de abejas. Los apicultores señalan que ya no merodea por la comarca, tal y como ha recogido Burgosconecta.

Ángel Nava es un apicultor de la Merindad de Sotoscueva, al noroeste de Burgos. Él y su familia elaboran miel de brezo cada año desde hace cuatro décadas. Sin embargo, este año entre finales de junio y principios de julio, un visitante no esperado se ha llevado parte de su recolecta anual.

Se trata de un oso pardo cantábrico, al que se le ha visto y notado en la zona norte de Burgos. El ejemplar atacó hacia esa fecha las colmenas de Nava, afectando a la producción de 20 de ellas. Nava se enteró al realizar una de sus visitas sistemáticas a las colmenas: el oso las había movido y las había separado del colmenar, destrozándolas.

«Las destroza para comerse los panales», señala el apicultor burgalés, quien cifra el coste de los daños producidos por el oso en unos 9.000 euros. Además, indica que el oso atacó varios colmenares suyos que se encuentran cerca, en un radio de varios kilómetros, durante los días que se paseó por la Merindad de Sotoscueva.

Pastores eléctricos

Ante lo ocurrido, Nava se apresuró a rodear los colmenares con pastores eléctricos, como los que se ponen a vacas u ovejas, pero con más hilos «para que no pasen ni por arriba ni por debajo». El apicultor explica que esta «es la forma de defenderse del oso». Sin embargo, vallar y electrificar las colmenas también le ha costado días de trabajo de desbroce, vallado y pagar el material, cuantificado en unos 500 euros por colmenar, según comenta el apicultor.

Además, Nava relata que, durante los días en los que se dedicó a instalar los pastores eléctricos, el oso atacó otro colmenar cercano, por lo que da a entender que pasó varios días por la Merindad de Sotoscueva. Sin embargo, «aparentemente el oso se ha vuelto para su tierra. Se le ha visto hacia Palencia», comenta el apicultor, quien aventura que el oso camina hasta el espacio natural Fuentes Carrionas, en la Montaña Palentina.

Un macho joven explorando

No es habitual que un oso pardo se deje ver en la provincia de Burgos, al menos no en estos tiempos. Sin embargo, la zona norte de la provincia «está muy cerca de zonas donde hay presencia permanente de osos», señala Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP). Se refiere a zonas como la Montaña Palentina o las comarcas de Campoo o Valderredible, en Cantabria.

Cuando FOP realizó su último censo de osos pardos, hace cuatro años, se estimaba que en España vivían 370 ejemplares. Por tanto, como señala Palomero, «no es de extrañar que ahora esté creciendo poco a poco la población», aunque lo haga lentamente. Además, el naturalista indica que este ejemplar que ha visitando la zona norte de Burgos sea un macho joven.

«Es lógico observar a ejemplares que se dispersan y exploran», explica. Además, estos osos «suelen ser jóvenes, machos, de tres a cinco años. Se mueven y pueden recorrer distancias muy largas en estos viajes de dispersión», tanto como para llegar a la Merindad de Sotoscueva desde Palencia.

«Lo más probable es que se trate de un ejemplar que esté explorando» y que en el norte de Burgos haya encontrado un territorio favorable y «mucha comida disponible», explica Palomero. «Al oso le entusiasma la miel», aclara el naturalista, además de que estos animales comen otros frutos y también las larvas de las abejas. De ahí que le hayan gustado los panales que con mimo cuidaba Ángel Nava.

Cómo viajan los osos

Los osos pardos son animales nómadas, aunque también buscan sus zonas de refugio para hibernar cada invierno. En el caso de los machos, estos son animales muy territoriales, por lo que los jóvenes suelen explorar otras zonas no habitadas para evitar posibles enfrentamientos. Los osos hacen estos viajes «aprovechando los cordales montañosos»; es decir, siguiendo las montañas, como explica Palomero. Por otro lado, las hembras «se dispersan más lentamente», como una mancha de aceite, mientras que los machos «se mueven mucho», aclara el naturalista.

¿Podrían establecerse osos en Burgos?

Ante la reciente incursión de un ejemplar de oso pardo cantábrico en el norte de la provincia, cabe preguntarse si esta especie podría, algún día, poblar los montes burgaleses. A Palomero no le sorprende que un oso se haya asomado a las Merindades, aunque se apoya en el estudio de las cualidades del hábitat de Burgos para saber si podría establecerse aquí la especie.

A pesar de que la Fundación Oso Pardo aún no ha analizado esta zona burgalesa como posible hábitat de los osos, Palomero describe las cualidades que debería tener una zona concreta para que estos ejemplares pudieran vivir. Sería «un hábitat parecido a la Cordillera Cantábrica»; es decir, con «buenos bosques, buenos roquedos para refugiarse, pastizales de montaña, matorrales...».

A los osos también les vienen bien los robles y las hayas para asegurarse la comida en otoño, además de que les gusta pasear por roquedos poco penetrables donde pueden hibernar. Los osos buscan zonas «tranquilas», aunque pueden convivir cerca de núcleos urbanos, pero siempre cerca de laderas, bosques y peñas para refugiarse. Por tanto, quién sabe si en un futuro se establecerán en la provincia de Burgos.

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