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P.G.P. fue detenido tras un registro domiciliario de más de seis horas. EP

El jubilado burgalés «solitario y pro-ruso» que se encontraba entre los delincuentes más buscados

Miranda de Ebro se ha despertado perpleja tras descubrir que entre sus vecinos se escondía el presunto autor del envío de cartas explosivas a varios mandatarios del Gobierno

Celia Miguel

Burgos

Miércoles, 25 de enero 2023, 20:19

Amanecía lo que parecía ser un día más de un invierno cualquiera en Miranda de Ebro: cielos encapotados, temperaturas frías y propias para esta época del año, transeúntes de camino al trabajo… Sin embargo, lo que pocos podían imaginar es que en este miércoles, 25 ... de enero, Miranda se convertiría en el epicentro informativo a nivel nacional en tanto que uno de sus vecinos, además de mirandés, era uno de los presuntos delincuentes más buscados de los últimos meses.

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En torno a las 10 de la mañana, Pompeyo G.P., un hombre jubilado de 74 años supuestamente relacionado con el envío de las cartas explosivas que el pasado mes de noviembre fueron remitidas al presidente Pedro Sánchez y a otros dignatarios, ha sido detenido en la Calle Altamira del barrio de La Charca. Todo ha sucedido cuando, según apuntaban algunos vecinos, el hombre salía de un establecimiento hostelero de la zona donde agentes de la Brigada Provincial de Información de Madrid le esperaban para efectuar su detención.

Una operación que se ha desarrollado en completo silencio y que inicialmente ni siquiera ha hecho saltar las alarmas. «He visto a un señor mayor en el suelo y a la policía junto a él y he pensado que se habría caído», indicaba un vecino, perplejo tras descubrir la realidad de lo sucedido. No obstante, muchos eran los efectivos policiales trasladados al lugar y pronto se han desatado las sospechas.

Algunos vecinos del barrio han capturado el momento de la detención y pronto las imágenes se han propagado con rapidez entre la ciudadanía mirandesa que asistía, incrédula, a un nuevo evento inaudito acaecido en la ciudad. Había quien rememoraba la relativamente reciente detención —para una pequeña ciudad de 35.000 habitantes como Miranda— de Rubén López Rebollo, el varón que en 2019 fue arrestado en su piso de la Calle Condado de Treviño con el mayor arsenal de armas de guerra, munición y explosivos incautado en nuestro país a lo largo de los últimos años.

Registro

En cualquier caso, poco parecían tener en común ambos varones. Mientras que a López Rebollo se le relacionaba con la ultraderecha, varios han sido los ciudadanos que atribuían a Pompeyo el calificativo de «pro-ruso» y también de «solitario». Y en efecto, vivía solo en la vivienda a la que minutos después de su detención ha sido trasladado para iniciar el registro policial, ubicada en el tercer piso del número 2 de la calle Clavel.

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En torno a las 11:00 horas la noticia ya se había dado a conocer, pero muchas eran las incógnitas que acechaban a la población. Solo algunos vecinos que habían sido testigos de lo ocurrido, revelaban algunos datos, aunque todavía desconocían el motivo de tal despliegue policial. «Pensábamos que había habido algún asesinato», confesaba un vecino del portal contiguo cuando se ha topado con la escena.

Y no era para menos; en torno a una decena de vehículos policiales cortaban la calle generando gran expectación. Un ir y venir incesante de agentes policiales, que asimismo portaban cajas y otros enseres incautados en la vivienda, motivaban los comentarios en la calle que, consciente del movimiento, aguardaba la salida del detenido a quienes todos querían poner cara.

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En torno a las 13:00 horas se ha producido el momento cúspide de expectación: medios de comunicación de toda España se trasladaban hasta la calle Clavel, ante el asombro de los vecinos del barrio que, a tenor de la movilización mediática, reconocían la relevancia del asunto. Y es que ya era vox pópuli, toda la ciudad sabía que, a pesar de las informaciones que en las semanas previas señalaban incluso al Kremlin como responsable del envío de las cartas explosivas, el verdadero artífice, a priori, era un jubilado de Miranda de Ebro.

No obstante, dado que el registro continuaba y la hora de comer se aproximaba, poco a poco, buena parte de esos vecinos que se detenían a contemplar la escena, han ido regresando a sus casas para atender otros asuntos más propios de la vida cotidiana. En torno a las 14:00 horas, los menores residentes en el barrio que al mediodía concluían sus clases pasaban, portando sus mochilas, frente a la vivienda protagonista del día a la que también llegaban muchos vecinos que habían de pedir permiso a los agentes para entrar en sus propias casas.

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Las horas transcurrían y parecía no llegar el momento esperado, pero definitivamente, a las 16:26 horas, Pompeyo G.P. por fin atravesaba el portal escoltado por varios agentes que le introducían en un Seat blanco que inmediatamente se ha puesto en marcha. Seis horas de espera para presenciar uno de los momentos más significativos para los anales de la ciudad: un anciano con visera, detenido como presunto autor del envío de las cartas explosivas a miembros del Gobierno.

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