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L. Gómez / L. López
Miércoles, 15 de mayo 2024, 11:52
Fran Ceacero fue presidente de los bármanes de Vizcaya y uno de los mejores cocteleros vascos, pero este martes se presentó ante el mundo como don José, sacerdote católico de la Iglesia Apostólica Romana. Sí, es la misma persona. Acumula vidas diversas este jienense de ... Linares. Hace poco más de dos años, El Correo publicó un reportaje sobre el personaje titulado 'Del cóctel al cáliz', donde se daba cuenta de su complejo tránsito vital. Una evolución que le ha llevado hasta este momento peculiar: él es el supuesto cura que frente al monasterio de Belorado atendió a los medios de comunicación con solemnidad pía y barbilla alta para explicar más o menos los intríngulis de uno de los sucesos más insólitos de los últimos tiempos. De entrada negó que fuera portavoz de las monjas que se han amotinado contra Roma, pero ante los medios actuó como tal.
En una entrevista concedida a El Correo hace dos años decía que se iba a Palencia, a una casa para «vocaciones adultas» en la órbita de la Pía Unión San Pablo Apóstol, que ahora reaparece como elemento clave en toda esta peripecia de las monjas.
Fran, o don José, siempre fue muy religioso y lo mismo ejerció de monaguillo en su infancia que se empecinó en conseguir una talla religiosa que casualmente descubrió en un restaurante siendo ya barman. Esto último lo contaban hace un par de años compañeros suyos de profesión y de la noche, ambientes mundanos donde él desplegaba unas «maneras curiles» -así le describían sus conocidos-, que resultaban simpáticas e inquietantes al tiempo.
No era un profesional cualquiera. Trabajó en muchos locales bilbaínos y despuntó finalmente en el Bernardo, un templo de los combinados. Luego abrió su propio negocio, que se convirtió en una de las mejores coctelerías de la ciudad. Barría en los concursos a los que se presentaba; bordaba los vermús y hacía viguerías con los gintonics. «La finalidad del barman no es embriagar, sino alegrar», se explicaba. «Es un auténtico espectáculo verle trabajar», elogió un periodista británico del 'The Daily Telegraph'. Coronó su prestigio con su nombramiento como presidente de la Asociación Barmen de Vizcaya y la constitución de la primera escuela de coctelería del País Vasco. Y redondeó su popularidad elaborando cócteles en la fiesta que siguió a la entrega de los premios MTV, celebrada a finales de 2017 en el BEC.
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A Fran, transmutado en don José, lo de los cismas no le es desconocido porque en su día la asociación que presidía, la de Vizcaya, fue expulsada de la organización española, aunque un juez revocó posteriormente esta decisión, que achacaba él a alguna enemistad o animadversión personal.
Llamó mucho la atención cuando desapareció de la noche bilbaína. Vivía en la Plaza Campuzano, en el mismo piso de barroquismo recargado en el que ejercía Pablo Rojas, que ya había sido excomulgado y que aún se paseaba con sus atuendos llamativos por las calles de Indautxu. Según aseguraba, a ambos les unía cierto parentesco.
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