El Ave conecta Valladolid y Burgos en tan solo 38 minutos

Tal era la expectación generada a orillas del Arlanzón que casi nadie se ha querido perder el viaje inaugural. Así, el Rey ha estado acompañado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Transportes, Raquel Sánchez; la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez; el presidente de Renfe, Isaías Táboas; el presidente del Senado, Ander Gil; y el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, entre otros muchos.

Todos ellos se han montado al filo de las 11 de la mañana en el Ave modelo 112 que esperaba ya en el andén de Chamartín. Un tren que ha 'volado' hasta Valladolid, donde ha llegado incluso antes de lo esperado tras alcanzar velocidades de 300 kilómetros por hora. Allí se ha sumado a la comitiva una representación de la Junta de Castilla y león, con su presidente, Alfonso Fernández Mañueco, a la cabeza.

Y en un abrir y cerrar de ojos, y tras completar los casi 87 kilómetros de nuevas vías, el tren entraba en la estación Rosa Manzano. Lo hacía, también, dentro del tiempo previsto para el viaje, aunque con varios años de retraso.

Fue en 2009, tras varios años de tramitación, cuando comenzaron formalmente las obras del tramo entre Venta de Baños y Burgos, planteada como continuidad de la línea Madrid-Valladolid y como puente de cara a una futura conexión con el País Vasco y Francia. De hecho, un año antes de esa fecha ya había entrado en servicio el desvío ferroviario de la capital burgalesa y la nueva estación de trenes, dos infraestructuras adaptadas en líneas generales a las exigencias del Ave. La carrera de la Alta Velocidad ya estaba en marcha y Burgos aspiraba a sumarse a ella en un tiempo razonable. Sin embargo, desde entonces, las obras no han hecho sino acumular problemas y retrasos a partes iguales.

La primera en errar en sus previsiones fue la entonces ministra Ana Pastor, que aventuró que en 2015 podría estar operativa la línea. La realidad acabó imponiéndose y los problemas se acumularon sobre una línea de vía única a la que la fortuna no ha sonreído en ningún momento.

El primer gran quebradero de cabeza llegó con la ejecución del túnel de Las Calbezadas, en el entorno de Estépar. Las condiciones del terreno obligaron a modificar el plan inicial y se acabó optando por un falso túnel cuya materialización se vio retrasada por diferentes circunstancias.

Ese fue el primer gran problema técnico al que se enfrentó el proyecto, pero no el único. Y es que, una vez salvado el falso túnel en Estépar, Adif ordenó la demolición y reconstrucción del viaducto de Frandovínez, en el que se había detectado problemas estructurales. Las obras, que comenzaron en mayo de 2018, se plantearon con un marco temporal de 9 meses, pero las previsiones se fueron de nuevo al garete y hasta noviembre de 2019 no se dio por concluida la reconstrucción con el desarrollo de las correspondientes pruebas de carga.

Paralelamente, los operarios se afanaban en consolidar el talud de la plataforma ferroviaria a la altura de Palenzuela, donde se habían detectado pequeños hundimientos incompatibles con la circulación ferroviaria.

A todos estos problemas técnicos se les suma otra retahíla de problemas administrativos, entre los que se incluyen conflictos con las adjudicatarias o el recorte presupuestario sufrido en numerosas partidas del Ministerio de Fomento como consecuencia de la crisis de 2008. Y todo ello, sin olvidar la pandemia de la covid-19, que también ha generado retrasos, así como las necesarias obras de adaptación del andén 3 de la estación de Burgos.

Todas estas circunstancias han hecho que la llegada del Ave a Burgos se haya visto postergada mientras otras líneas, sobre el papel más difícil de ejecutar, se iban poniendo en servicio cumpliendo mejor los plazos.

El historial de previsiones echadas al traste es casi inabarcable. Incluso la actual ministra del ramo, Raquel Sánchez, erró en sus últimos anuncios y la inauguración de la línea no llegó ni en el primer trimestre ni en el primer semestre del año, sino a principios del segundo semestre.

Sea como fuere, el Ave ya es una realidad en Burgos. Y eso es motivo de satisfacción, tal y como han señalado la ministra de Transportes, el presidente de la Junta y el propio Pedro Sánchez en sus respectivos discursos en la estación burgalesa.

En este sentido, el presidente del Gobierno ha destacado la importancia de la llegada del Ave a Burgos. Y es que, tal y como ha recordado, todas y cada una de las ciudades a las que ha ido llegando en los últimos años la Alta Velocidad se han «transformado» y beneficiado de la reducción de tiempos de viaje.

Además, según ha recordado Sánchez, Burgos no es sino un paso intermedio de un proyecto mucho más ambicioso, como es la conexión con la frontera francesa. «Es un paso clave para poder cruzar España de punta a punta». Se trata, por tanto, de un «proyecto de país» que permite «vertebrar» y «cohesionar» el territorio.

En unos términos muy similares se han expresado Raquel Sánchez y Alfonso Fernández Mañueco, quienes han destacado la trascendencia de la jornada ante un nutrido grupo de personalidades y periodistas.

Tras el acto inaugural, tanto el Rey como Sánchez han salido de la estación para saludar a la muchedumbre allí congregada, muchos de los cuales se han acercado hasta la zona para reclamar un impulso al Tren Directo. Y con las mismas, tal y como había llegado, parte de la comitiva se ha vuelto a montar en el tren de regreso a Chamartín.

En todo caso, el Ave no entrará formalmente en servicio hasta que mañana comiencen los servicios comerciales. Según ha planificado Renfe, la ciudad del Arlanzón contará con una conexión diaria con Madrid con locomotora Ave. El tren saldrá diariamente a las 7 de la mañana de la estación Rosa Manzano y llegará a Chamartín a las 8:33 horas tras hacer parada en Valladolid, donde llegará tras 38 minutos de viaje. El servicio de regreso saldrá de Chamartín a las 19:45 horas y llegará a Burgos a las 21:18, haciendo parada en Valladolid. Se trata, por tanto, de una conexión planteada de manera prioritaria para profesionales.

Ese único servicio diario se complementará con un refuerzo en las conexiones a través del Alvia, que reducirá sensiblemente sus tiempos entre Burgos y Madrid al circular por la nueva línea, adaptada para velocidades muy superiores a la antigua. Evidentemente, ese recorte en los tiempos de viaje también repercutirá positivamente sobre las conexiones entre el País Vasco y Madrid.

Tras la oferta de billetes lanzada por Renfe días atrás, ya se han hecho públicos los precios definitivos, que oscilarán entre los 48,5 euros y los 72,5 en su modalidad Premium.