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No se le quitaba a Mario Barroso, ganadero la imagen de una de sus naves envuelta en llamas. Antes de que comenzara a arder le dio tiempo a sacar el tractor y salvar a algunos animales. Las gallinas no corrieron la misma suerte. «Hemos ... salvado a algunos animales, los que hemos podido, les hemos bajado a una parcela que tenemos cerca del pueblo, sin agua y sin comida, y muchos habrán muerto seguro.
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Las gallinas estaban dentro de la nave quemada, estaban abrasadas», lamentaba el joven. Sobre las dos de la mañana, cuando vio que «la cosa era seria», comenzó a desplazar todo el ganado para ponerlo a salvo. «No hemos dormido nada. Los perros estaban medio ahogados cuando les encontramos», afirmaba su tía, Isabel Barroso, también ganadera, al tiempo que reconocía que «no he visto unas llamas así, de cuatro o cinco metros, en mi vida».
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