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«Es una barbaridad, llevamos yendo desde que éramos pequeños y jamás habíamos visto nada parecido», repetía Paloma Muñoz, madrileña que estaba pasando con su familia unos días en su segunda residencia de Robledillo, de donde procedían sus padres.
Reconocía que no habían pegado ... ojo. Pasaron la noche «prácticamente en vela». «Veíamos las llamas lejos, pero aún así estás intranquilo por lo que estaba pasando fuera», señalaba, mientras admitía que cogieron «lo justo». «Hemos salido con lo puesto, no ha dado tiempo a más», comentaba. También ensalzó el trabajo de los vecinos «que sacaron sus tractores para proteger las casas de todos» y lamentó «lo mal que lo estaban pasando» quienes allí residen normalmente. «A nosotros nos duele, pero para los que viven allí normalmente...».
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