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Expertos, vecinos y algunos trabajadores forestales empezaban a levantar la voz contra una intervención que debió terminar en la cuneta donde comenzó: «Había un monte al lado y el día no estaba para frivolidades«, explicaba Francisco Castañares, experto forestal. Los miembros de una brigada se quejaban de una «total descoordinación» y cambios de estrategia, mientras que los alcaldes denunciaban «falta de comunicación e información». Tanto los responsables de la Junta como del Gobierno visitaron la zona y se apresuraron a destacar la «total coordinación» de los efectivos de ambos gobiernos. Mientras el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ya anunciaba inversiones en la recuperación de la zona, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, elevaba a 20.000 las hectáreas quemadas (el doble de las que calculaba la Junta) y aludía a la urgencia de «establecer compromisos reales de mitigación» en la próxima Conferencia sobre Cambio Climático, que se celebrará en Glasgow en noviembre. Con independencia de los esfuerzos desplegados para luchar contra el fuego, Morán consideró necesario «atajar las causas profundas que están detrás del aumento de la frecuencia e intensidad de grandes siniestros» forestales.
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Los vecinos desalojados ya habían regresado a sus casas y coincidían en que jamás habían visto nada igual. Nieves del Pozo, de Villaviciosa, explicaba que las llamas se habían quedado a cuatro metros de su casa, y que si no hubieran echado una mano los vecinos, «nos quedamos en la calle». Naves agrícolas, animales y tierras de labranza fueron devorados por unas llamas que el lunes seguían avanzando con virulencia y sin posibilidad de acotar, aunque las previsiones ya eran optimistas al final de esta tercera jornada consecutiva de angustia. El resto de la semana ha seguido con la vista puesta en el monte, aunque el viernes la zona ya estaba perimetrada, pero el incendio seguía activo.
La solidaridad ante la tragedia no se hizo esperar. Los ganaderos reciben paja y heno para alimentar a los animales de agricultores de la comunidad, las instituciones garantizan agua para el abastecimiento y la Junta anuncia que pagará las ayudas de la PAC a los afectados, además de pedir la declaración de zona catastrófica para poder obtener las subvenciones del Gobierno para este tipo de catástrofes.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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