No habrá habido casa española sin una caja de lata que atesorase la memoria viva de la familia. Todos esos legajos y fotografías que no tienen precio, pero sí un valor incalculable. Pues ese es el formato que han elegido el zamorano José Luis Gutiérrez, ' ... Donguti', y la extremeña Leticia Ruifernández para conservar y compartir la memoria de las historias y conversaciones que él ha ido recogiendo a lo largo de la geografía española y que ahora recopilan en 'Memorias en conserva'.
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Desde Zamora hasta Murcia, desde Galicia hasta la profunda Extremadura. En cientos de conversaciones que Donguti ha mantenido con viejas y viejos de esos pueblos que ahora etiquetamos como la España Vaciada, pero que siguen siendo la esencia llena del país.
«Fue como una epifanía, veníamos de presentar el libro en Valladolid y Leticia dijo: «Tenemos que hacer una lata». Queríamos tener la sensación de compartir la vida a través de las imágenes, y de contar las vidas pequeñas de mucha gente a través de imágenes que estuvieran metidas en un sitio». 80 tarjetas que cuentan 80 grandes historias de «vidas pequeñas» a través de un texto narrado en el anverso por 'Donguti' a partir de sus conversaciones durante años, y de un collage compuesto por Leticia Ruifernández en el reverso a partir de las palabras de su compañero.
Historias cotidianas, anécdotas de vida, creencias, leyendas, cuentos, historias de amor, de brujas o de desaparecidos y de niños muertos, grandes aventuras y epopeyas. Todo tiene cabida en la lata que guarda los recuerdos, ahora públicos, de tantas personas anónimas. Y es que, ahora, la maestra republicana Benita Jambrina, la abuela del compañero Abel de 'Donguti', María 'la Miguelina'; o 'Lamparilla', un particular personaje de Toro pasarán a ser «miembros de la familia» de los lectores y observadores de las tarjetas que conservan la memoria.
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Pero no están todas las que son, sólo apenas un 10 % de las vidas paladeadas por 'Donguti', que ha llegado a mantener más de 800 conversaciones con sus queridos viejos. Todo un «cazador de viejas en libertad», como lo llaman cariñosamente en Galicia. Y de sus mejores recuerdos.
«¿Cómo iba yo a hacer las ilustraciones de esos relatos que Guti me pasaba? Porque lo que yo sabía hacer hasta ahora era acuarela, pintar con los pinceles, pero esto no podía ser así. Las ilustraciones tenían que estar agarradas a esa materia». Así que Leticia Ruifernández comenzó a recopilar todo el material y decidió hacer lo mismo que su compañero escritor: un collage con todas esas historias que «a mí me vienen desde la materia». Desde libros viejos, hojas de libros de cuentas o páginas de dietarios con deudas pendientes incluidas, fotos familiares, mapas, cartas, bordados o el trozo de un abanico roto. Incluso, una piel de sapo que la ilustradora se encontró en un paseo por el campo.
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Una de las partes más problemáticas del proceso ha sido, precisamente, la de dar con la lata adecuada para guardar el tesoro más preciado hasta que, finalmente, los autores llegaron hasta una fábrica de Ayllón, cerca de Logroño, donde encontraron el modelo ideal: una lata con el mismo diseño que el de las antiguas latas de membrillo.
Los relatos que ella contiene «están escritos de manera que casi es obligatorio que se lean en alto» porque, en ocasiones, son de tal complejidad que «a la primera, muchos de ellos se entenderán mal; a la segunda, se entienden bien. Y se saborean en alto», como lo ha hecho Donguti en todas las cocinas «que han tenido a bien acogerme como hijo o como nieto».
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Lo bueno es que no hay que seguir un orden porque no hay una trama. Uno puede destapar la lata cuando le apetezca y leer la o las historias sueltas que le pida el cuerpo. Ese fue otro de los motivos para decidir no presentar los relatos encuadernados de la manera tradicional.
Con la presentación de sus «Memorias en conserva» en el Museo Etnográfico de Castilla y León en Zamora, el tándem Donguti y Ruifernández ve así su sueño cumplido en lata y papel.
También firmarán ejemplares este fin de semana en las librerías Octubre y Semuret de la capital zamorana y estarán en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Salamanca con su particular caja de Pandora. Una lata en la que la protagonista es la esperanza de mantener viva la memoria de los pueblos y de sus gentes.
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Además, cada lata será única porque «hemos dejado el espacio suficiente para que cada uno pueda rellenarlo con sus propias memorias».
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