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Los toreros Ginés Martín y Daniel Luque a hombros en el ruedo de Zamora. Mariam Montesinos

Toros

Triunfo de calidad de Ginés Marín y de raza de Daniel Luque en Zamora

Cayetano mostró un tono menor, en una corrida con reses de diverso juego de Núñez del Cuvillo

César Mata

Zamora

Domingo, 30 de junio 2024, 22:20

El diestro Ginés Marín se erigió en el triunfador de la corrida de la feria taurina zamorana, con sendas faenas de sincero y templado ... toreo. También salió a hombros un sólido Luque, mientras que Cayetano apenas dio motivos de alegría a los aficionados. El encierro de Núñez del Cuvillo, de hechuras diversas, mostró en general falta de raza. Los tendidos, en tarde de agradable temperatura, registraron algo más de media entrada.

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En el que abrió plaza, un astado de buena condición aunque falto de fuerzas, Cayetano se mostró voluntarioso. Garboso con el percal el diestro, el animal romaneó en el peto. Ya con la muleta, colocada a media altura, Cayetano trazó sus mejores pases al natural. La faena careció de profundidad, lastrada por la poca fuerza del toro y por la falta de temple del diestro. Tras una estocada entera, algo caída, su labor fue aplaudida por los tendidos.

El sevillano Daniel Luque demostró su capacidad lidiadora, en combinación de técnica y valor con el segundo de la corrida. Obtuvo una oreja tras una labor meritoria, en la que no faltó el gusto y la elegancia. Tras un brillantísimo tercio de banderillas, en el que el astado rompió un paño de tablas de la barrera, Luque mostró con la muleta las posibilidades del astado, que por la derecha ya hizo un amago inicial de rajarse.

La intensidad subió cuando Luque se colocó literalmente entre los pitones del castaño de Núñez del Cuvillo

Mando y técnica para lograr transmitir emoción a los tendidos. La intensidad subió cuando, en la fase postrera, Luque se colocó literalmente entre los pitones del castaño de Núñez del Cuvillo. Cercanía, dominio y quietud. Momentos de riesgo, que culminó con un desplante en el que se quedó en la cara del toro arrojando la muleta a la arena. Un estoconazo hasta la gamuza rubricó su labor.

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Ambición y capacidad

Ante el tercero Ginés Marín se mostró ambicioso y capaz. Apostó ante un enemigo correoso, al que costaba humillar, pero que acudía pronto a los engaños. Le midió el castigo en el caballo y le realizó un lucido quite por ajustadas chicuelinas. Trazo limpio y empaque en las tandas por ambas manos, que remató de contundente y eficaz estocada. Cosechó dos merecidos apéndices.

Remontó el vuelo Cayetano en su segundo. Cuarto de la tarde al que cortó una oreja tras una labor mejor estructurada que en su primero. Mejor colocación ante el astado y una predisposición de mayor firmeza le permitió lograr lances de factura pulcra. Noble su oponente, le recetó la suerte toricida con derechura y enterró el estoque en toda su dimensión, algo caído.

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Cayetano Rivera durante una de sus faenas en Zamora. M. M.

Al quinto, un desrazado colorado ojo de perdiz, le cortó Luque una oreja. Faena de porfía, de consentir, acabada en las tablas de chiqueros, a donde el GPS de la mansedumbre llevó al astado. Estocada y descabello, previo aviso.

En el que cerraba plaza Ginés Marín ofreció una labor de gusto y calidad. Sin desmonterarse desgranó pases templados y limpios. Perfecto en la distancia y el pulso, la faena gozó de una arquitectura equilibrada y sincronizada. Erró con el estoque y perdió al menos un trofeo. Su labor fue ovacionada.

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