Vecinos de Bamba, en una de las actividades culturales y recreativas del pasado verano.

Sesenta habitantes en 'impasse' cultural

Vecinos y veraneantes de Bamba descartan los actos que, de forma altruista, han animado el verano en los últimos tres años en este pequeño pueblo zamorano

Alicia Pérez

Zamora

Miércoles, 29 de julio 2020, 08:18

Bamba es una pequeña localidad zamorana perteneciente al municipio de Madridanos, en la comarca de Tierra del Vino. Tiene 20 personas empadronadas, aunque en invierno viven 12 y en verano hay unos 60 vecinos, entre ellos niños que alegran el pueblo en época estival.

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Hace tres años nació 'Bamba Cultural', un programa de actividades organizado por vecinos y veraneantes con conferencias, poesía, conciertos, exposiciones, baile, teatro, juegos, atletismo, yoga, catas de vinos o comidas populares. Este verano, debido a la situación sanitaria, han decidido no organizar una programación que tiene mucho éxito en la localidad porque pretende hacer de la cultura algo participativo y porque además todos los artistas y especialistas en diferentes materias asisten de forma altruista.

Son los principales objetivos con los que nació la idea, que todos participaran en la organización y el disfrute de las actividades, y que estas no supusieran un coste económico para el pueblo, en el que la media de edad es alta. «Nuestro objetivo es crear un ambiente cultural divertido y educativo en el que participe toda la masa social que convive en Bamba», explica Manuel Pérez González, uno de los vecinos de la localidad y de los promotores.

Empezaron hace tres años y han logrado crear un ambiente que ilusiona no solo a los vecinos, sino también a otros de pueblos de alrededor que se suman a las actividades. En la programación tiene cabida cualquier acto cultural siempre que sea «atractivo, respetuoso con las personas y pensando en la cultura».

Este verano las actividades sufren un 'impasse'. «Es tiempo de tranquilidad, de estar todos con la cabeza sobre los hombros y no se puede organizar nada porque sería un riesgo», explica Manuel, quien añade que los vecinos están disfrutando de las vacaciones y del verano de una forma distinta, con tranquilidad, en familia y paseando por el entorno.

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«Entendemos que es el momento de tener respeto entre todos y de esperar. Por supuesto, es un verano completamente diferente y nos vemos siempre con distancia y lamentando mucho no poder hacer actividades de convivencia, pero no podemos arriesgarnos a hacer otra cosa que estar tranquilos y disfrutando del pueblo, pero sin aglomeraciones», afirma sobre la renuncia a la que obliga el virus, que la localidad ha logrado mantener a raya durante los momentos más difíciles de la crisis sanitaria.

Ahora toca esperar a una nueva edición de 'Bamba Cultural'. En esta iniciativa, los vecinos se encargan de montar los escenarios, disfrutan de meriendas y comidas populares, asisten a obras de teatro o recitales de poesía y hacen lanzamiento de peso o de jabalina junto a verdaderos atletas.

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«Lo que verdaderamente le satisface a la gente es sentirse partícipe de las actividades e involucrada en la organización», asegura Manuel, que nació en Bamba hace 59 años y que reside en la localidad durante todo el año.

Cada verano, intentan que el programa sea variado para que todo el mundo tenga la posibilidad de disfrutar de una actividad de su agrado. Sin embargo, los vecinos también tienen la oportunidad de descubrir otras nuevas. Así ha ocurrido, por ejemplo, con actuaciones de zarzuela, rock, charlas sobre ecología, conferencias sobre historia y cultura de la tierra, o recitales poéticos, actividades que en un principio parecían arriesgadas y que, sin embargo, a muchos les han enganchado.

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Una sin la que ya no pueden pasar es el concierto de flamenco, unido además a una conferencia previa sobre este arte, ya que tratan de complementar las actividades lúdicas con el aspecto cultural, educativo e informativo. En Bamba, ven con preocupación la despoblación del medio rural, pero también sienten alegría y se muestran optimistas porque hay personas que quieren volver. «En los últimos años hay alguna vivienda que se ha abierto», explica Manuel Pérez

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